Leucemia aguda: lo que debes saber

La leucemia es una enfermedad que consiste en la multiplicación incontrolada de determinado tipo de célula en la sangre. Pero antes de seguir adelante, hablaremos un poco de la sangre.

La sangre

La sangre es un tejido más del cuerpo. Y es un tejido líquido por la importante función que tiene de servir de vía de comunicación y de transporte de las sustancias necesarias para mantener los órganos abastecidos y en funcionamiento. Se compone de varios tipos de células:

Glóbulos rojos, hematíes o eritrocitos

Son como bolsitas llenas de una proteína llamada hemoglobina que tiene como misión transportar el oxígeno a todas las células del organismo.

Glóbulos blancos, o leucocitos

A este grupo pertenecen todas las células encargadas de defendernos de los agentes extraños, como virus y bacterias. En este grupo están, por ejemplo, los granulocitos (clasificables en neutrófilos, basófilos y eosinófilos), los monocitos y los linfocitos.

Plaquetas

Son como losetas o ladrillos encargados de taponar las roturas que puedan producirse en los vasos sanguíneos y por las que, de otro modo, se escaparía la sangre. Son imprescindibles para la coagulación y evitar con ello que nos desangremos cuando sufrimos heridas.

Todas estas células nacen en la médula ósea, que es el gran órgano productor de células sanguíneas y que se encuentra dentro de los huesos del tronco. Estas células tienen una vida limitada, por lo que el organismo las renueva continuamente; es preciso que elabore diariamente cientos de miles de ellas. La falta de alguna de ellas produciría diferentes trastornos como anemia, leucopenia o trombocitopenia (déficit de glóbulos rojos, blancos y plaquetas respectivamente).

La leucemia aguda

La leucemia aguda es una enfermedad de la médula ósea que consiste en la multiplicación rápida y descontrolada de leucocitos malignos, muy inmaduros, llamados blastos, que no tienen ninguna función y que van invadiendo el espacio natural del resto de las células normales de la médula ósea. Su proliferación llega a ser tan excesiva que estos blastos ocupan de un 20% a casi un 100% del total de células de la médula ósea y pueden acabar siendo las células más numerosas de la sangre.

Al invadir este espacio, se acaba estableciendo una situación muy grave para el enfermo, en la que empezará a haber escasez de glóbulos rojos (anemia), leucocitos normales (leucopenia) y plaquetas (trombopenia). A este cuadro tan grave se le denomina insuficiencia medular, y puede darse también en otros tipos de enfermedades de la sangre.

Tipos de leucemia

Existen dos tipos básicos de leucemias, las agudas y las crónicas.

Leucemias crónicas

Las leucemias crónicas son enfermedades más lentas y progresivas, en las que la agresividad de las células malignas es, por lo general, mucho menor que la de los blastos de las leucemias agudas.

Leucemias agudas

Dentro de las leucemias agudas se diferencia entre dos clases, las linfoblásticas y las mieloblásticas. La diferenciación se produce mediante el estudio al microscopio, y otros medios de diagnóstico, de determinados rasgos que las hacen clasificables en uno u otro tipo. En las leucemias linfoblásticas, los blastos son muy parecidos a las células madre de la médula ósea que forman los linfocitos y, en las mieloblásticas, los blastos son más bien parecidos a las células progenitoras de las que nacen los granulocitos.

Saber bien de qué tipo es una leucemia no sólo orienta para estar advertidos de los riesgos que más peculiarmente pueden afectar al enfermo en cada tipo, sino también para elegir el tratamiento más eficaz para la leucemia específica que tenga el paciente. Por ejemplo, el tratamiento convencional de una leucemia aguda mieloblástica puede ser poco eficaz para tratar una leucemia aguda linfoblástica, y viceversa.

Por qué se produce una leucemia aguda

En España se dan anualmente entre dos y tres casos por cada cien mil habitantes, y afecta a por igual a hombres y mujeres. Puede también surgir en cualquier edad, aunque es más habitual que las leucemias linfoblásticas se presenten en niños y las mieloblásticas más entre adultos y ancianos.

No existe una única causa que desencadene la enfermedad. Existe una carga genética que define la susceptibilidad de cada uno a las diferentes enfermedades y es muy variable.

Sí se conocen determinados factores como:

  • Las radiaciones ionizantes (rayos X, rayos gamma, etc.)
  • Determinadas sustancias con poder carcinógeno (benzol, etc.)
  • Determinados virus

Estos factores tienen el poder de hacer mutar los genes de las células de la médula ósea y transformarlas en blastos. Esto ocurre muy a menudo, pero afortunadamente disponemos de un sistema inmunológico (sistema de defensas) que es capaz de detectar esas células malignas y destruirlas antes de que formen una colonia numerosa. Cuando esto no sucede -porque la tendencia a mutar de las células sea alta o se dé con mucha frecuencia, o porque el sistema de defensas esté deprimido o presente algún defecto de funcionamiento o control- se desencadena el proceso de la multiplicación maligna celular que caracteriza al cáncer.

Síntomas de la leucemia aguda

Hay una gran parte de pacientes en los que la enfermedad se diagnostica antes de que se presente síntoma alguno. Eso ocurre con cierta frecuencia y se presenta en la primera fase de la enfermedad, en la que los blastos están proliferando y saliendo a la sangre, pero aún quedan suficientes células “buenas” en la médula ósea como para mantener una producción normal de células sanguíneas.

Sin embargo, en los casos en que los blastos han conseguido ya invadir la médula ósea, se establece un cuadro de insuficiencia medular. Este problema grave sucede cuando la enfermedad ha ganado mucho terreno y se traduce en una insuficiente producción de células sanguíneas. La persona con leucemia aguda tiene, por ello, síntomas propios de la anemia, como: 

  • Cansancio
  • Menor tolerancia al esfuerzo físico
  • Aspecto pálido
  • Gran tendencia a la somnolencia.

Si la anemia se agrava, pueden surgir palpitaciones (sensación desagradable del latido cardiaco), mareos, claudicación intermitente (dolor en las piernas al andar por insuficiente riego sanguíneo), insuficiencia respiratoria e incluso angina de corazón (dolor por sufrimiento del corazón parecido al del infarto).

La escasez de leucocitos hace más vulnerable a la persona frente a una gran mayoría de microbios patógenos y pueden por ello sobrevenir infecciones de todo tipo.

Finalmente, la escasez de plaquetas conduce a la aparición de hematomas en las piernas o en los brazos y hemorragias en distintos puntos del organismo, como las encías o la nariz. A veces, el déficit de plaquetas es tan grave que las hemorragias pueden surgir en órganos más vitales como son la retina, órganos digestivos, pulmones, cerebro, etc. En algunos tipos de leucemia aguda existen también trastornos de la coagulación de la sangre que combinados con la trombopenia pueden incrementar notablemente el riesgo de estas hemorragias.

Hay otros síntomas posibles que aunque parecen más en un tipo de leucemias que en otras, se resumen globalmente en los siguientes:

  • Inflamación de las encías (gingivitis)
  • Aumento del tamaño del bazo y/o del hígado
  • Aumento del tamaño de ganglios linfáticos
  • Dolores articulares
  • Pérdida de apetito
  • Reducción inexplicada del peso

Cómo se diagnostica

Los datos observables en la exploración física dan valiosas pistas al médico para el diagnóstico. Sin embargo, para diagnosticarla con precisión el médico pedirá un análisis de sangre con un hemograma (análisis que clasifica las células sanguíneas y mide su cantidad relativa en sangre). Si existen indicios de sospecha de la enfermedad en el hemograma, será necesario solicitar que un hematólogo observe esa sangre al microscopio para detectar los blastos.

Para el diagnóstico definitivo será precisa una prueba más, que es observar al microscopio una muestra de médula ósea obtenida por aspiración de un hueso del tronco, como es el esternón o la cadera (aspiración de médula ósea). Con esa muestra se pueden también realizar estudios de sus genes (estudios de biología molecular), de los cromosomas (cariotipo genético) y de las proteínas características que muestran en su superficie o producen las leucemias (estudio de marcadores celulares por citometría de flujo).

Todas estas pruebas de análisis son ya competencia del hematólogo del hospital y le permiten clasificar adecuadamente el tipo concreto de leucemia aguda que padece el paciente.

Tratamiento de la leucemia aguda

Si bien hace unos pocos años el pronóstico hubiera sido malo, la hematología ha avanzado notablemente y hoy día se logra curar la enfermedad en no pocos casos.

El tratamiento de la leucemia aguda se lleva a cabo a base de quimioterapia. La descripción de los diferentes tratamientos depende de cada paciente y de cada tipo y subtipo de leucemia padecida. En todo caso, se sale del alcance de este artículo y al final del mismo proponemos algunas páginas web que informan en detalle de los tratamientos disponibles. Hay muchos diferentes tipos de fármacos y cada caso necesitará el más adecuado. Será el oncólogo, junto con el hematólogo quien determinará que medicamentos recibirá el enfermo, en cuántos ciclos y en qué cantidad.

La quimioterapia antileucémica ejerce su efecto beneficioso destruyendo los blastos, y suele ser bastante eficaz para eliminar la enfermedad en la mayoría de los pacientes. Pero aunque cada vez se avanza más, no es tan selectiva aún como sería deseable y no puede evitar efectos secundarios transitorios en la médula sana y en otros tejidos de renovación celular frecuente (piel y mucosas principalmente).

Existe algún tipo de leucemia, como la leucemia aguda promielocítica, en que el tratamiento es más sencillo y consiste en la toma de unas pastillas determinadas durante un periodo de tiempo.

Prevención de la leucemia aguda

Desgraciadamente no está en nuestras manos reducir el riesgo de padecer una leucemia aguda, salvo en lo que respecta a evitar exponerse a carcinógenos demostrados o radiaciones intensas.

Existen tratamientos para evitar la recaída del enfermo ya curado, siendo el principal de todos el trasplante de células madre. De nuevo, el hematólogo y el oncólogo serán quienes llegado el caso propongan lo más adecuado a paciente.

Bibliografía
Leucemia aguda
Tratamiento de la leucemia mieloide aguda 

Epigenética: cómo influyen tus hábitos en tus genes

La idea de que nuestro ADN es inmutable se ha quedado obsoleta. Aunque nuestra información genética sigue siendo un factor fundamental en nuestra salud y desarrollo, la epigenética ha demostrado que los hábitos y el entorno también pueden moldear la expresión de nuestros genes. Por tanto, nuestras decisiones cotidianas, como la alimentación, la actividad física o el estrés, tienen una repercusión en las características genéticas. 

Fundamentos de la epigenética

La palabra epigenética proviene del griego y significa “por encima de la genética”. Hace referencia a los cambios en la expresión o actividad de los genes, pero que no alteran la secuencia del ADN. Para hacernos una idea más clara, el ADN sería como las instrucciones del cuerpo y la epigenética, las notas en los márgenes para resaltar o tachar ciertas partes del texto.

El principal mecanismo epigenético es la metilación del ADN. Esta actúa como un interruptor que regula si un gen está encendido o apagado. Pero no es el único, también encontramos las modificaciones de las histonas, que son las proteínas alrededor de las cuales se enrolla el ADN, y la acción de los ARN no codificantes, que también influyen en la actividad génica.

Sin embargo, estos cambios no son permanentes, y eso es lo fascinante de la epigenética. Se pueden ver influenciados por factores externos, como el ambiente o los hábitos diarios. Por ejemplo, una persona puede tener predisposición genética a desarrollar una enfermedad, pero las señales epigenéticas pueden evitar que ese gen se active.

Impacto de los hábitos en la expresión genética

Como hemos dicho, nuestros hábitos influyen en gran medida en la epigénetica. En concreto, los siguientes: 

Alimentación

Los alimentos que comemos, en función de cuáles sean sus nutrientes, sirven de combustible para el organismo. Pero además, tienen la capacidad de influir en cómo funcionan nuestros genes. Por ejemplo, frutas y verduras llenas de antioxidantes ayudan a nuestros genes a trabajar de forma saludable. Por el contrario, un consumo elevado de grasas poco saludables o azúcar puede causar cambios negativos en los genes. 

Ejercicio físico

El ejercicio mejora la forma física y mental, y afecta a nuestro estado de ánimo. Pero además, influye en la expresión de genes relacionados con el metabolismo y la inflamación. Es decir, que el ejercicio físico regular puede revertir ciertos cambios epigenéticos asociados con el envejecimiento o el sedentarismo.

Estrés y salud mental

El estrés crónico también puede inducir cambios epigenéticos que aumentan la vulnerabilidad a ciertas enfermedades. Por ejemplo, la depresión o el alzhéimer. Al mismo tiempo, prácticas como la meditación o el mindfulness tienen efectos positivos en la expresión génica. Y por tanto, reducen el impacto negativo del estrés.

Exposición a toxinas

Fumar, el consumo excesivo de alcohol y la exposición a contaminantes pueden provocar cambios epigenéticos que aumentan el riesgo de algunas enfermedades como el cáncer. Pero como en hábitos anteriores, la acción contraria; es decir, evitar estas sustancias, protege los patrones epigenéticos saludables.

Ejemplos de modificaciones epigenéticas

Un ejemplo de la influencia epigenética es el estudio de las abejas. Todas las abejas obreras y reinas tienen el mismo ADN, pero su dieta determina su función en la colonia. Las reinas se alimentan exclusivamente con jalea real; esta activa genes relacionados con la reproducción y la longevidad. Por el contrario, las obreras consumen polen y miel, que mantienen estos genes inactivos.

En el caso de los humanos, se hizo un estudio sobre quienes sobrevivieron a la hambruna holandesa durante la Segunda Guerra Mundial. Este reveló que la desnutrición materna afectó las marcas epigenéticas de los fetos. Como resultado, estos individuos presentaron mayores tasas de enfermedades metabólicas en su vida adulta. Este fenómeno demuestra cómo las condiciones extremas pueden afectar la expresión genética, pero no solo en las personas directamente expuestas, sino también en sus hijos y nietos.

Otro ejemplo es el de los gemelos idénticos. Aunque comparten la misma información genética, con el tiempo desarrollan diferencias epigenéticas por sus hábitos y el entorno. Esto explica por qué uno puede desarrollar una enfermedad mientras que el otro no.

Cómo mejorar tu salud genética

La epigenética es una buena noticia en sí misma, porque implica que podemos influir de manera positiva en nuestra salud. A continuación te dejamos algunas recomendaciones para mejorar los hábitos y cuidar del genoma. 

Sigue una alimentación equilibrada

Con independencia del tipo de dieta que sigas, incluye siempre alimentos ricos en nutrientes. Por ejemplo, vegetales de hoja verde, frutas, frutos secos y pescados ricos en ácidos grasos omega-3. Evita los ultraprocesados y opta por opciones naturales siempre que sea posible.

Entrena con regularidad

Aquí tampoco importa demasiado la actividad que escojas. Lo que importa es la constancia y que, de vez en cuando, nos suponga un reto. Salir a correr, gimnasio, yoga, nadar, etc. 

Reduce el estrés

Deshacerse por completo del estrés es imposible. Pero sí podemos incorporar actividades que nos resulten relajantes, como leer, escuchar música o pasar tiempo con amigos. Y en el caso de que resulte difícil controlarlo, es conveniente buscar ayuda profesional. 

Evita las sustancias nocivas

Reduce o elimina el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias que sean perjudiciales para la salud. Además, procura limitar la exposición a los contaminantes ambientales.

Descansa por las noches

Durante el sueño, se produce la regeneración celular y la estabilidad epigenética. Se recomienda dormir entre siete y ocho horas diarias y seguir una rutina. 

Pero además de adoptar hábitos saludables, es conveniente tomar otras medidas que nos preparen para los imprevistos. Por ejemplo, los seguros de vida que sirven de respaldo financiero ante posibles enfermedades o riesgos hereditarios que puedan manifestarse con el tiempo. En MGC Mutua te ofrecemos distintas opciones que se adaptan a tus necesidades. 

¿Cómo se utiliza la inteligencia artificial en medicina y los diagnósticos médicos?

En los últimos años, hemos visto como conceptos que nos resultaban futuristas se están integrando en nuestro día a día, casi sin que nos demos cuenta. Una de estas herramientas es la inteligencia artificial en medicina, cuyas aplicaciones incluyen, entre muchas otras, el análisis de imágenes médicas o la predicción de brotes de enfermedades. Pero, ¿qué cambios y retos está trayendo esta nueva incorporación al sector?

Beneficios de la inteligencia artificial en la medicina

Los usos de la inteligencia artificial en medicina suponen una serie de beneficios que van más allá de la mejora en los resultados clínicos. También incrementan la eficiencia y la precisión. Vamos a ver estas ventajas con mayor detalle:

Diagnósticos más rápidos y precisos. Los algoritmos de IA pueden analizar cantidades de datos muy grandes en un tiempo récord y detectar patrones que suelen pasar desapercibidos al ojo humano. Esto se traduce en diagnósticos más certeros, en particular en áreas como la radiología, en la que los modelos de IA son capaces de identificar con precisión anomalías en las imágenes.

Atención personalizada. La inteligencia artificial en medicina facilita el diseño de tratamientos adaptados a las características específicas de cada paciente. Ahora, se pueden tener en cuenta variables como el historial médico, la genética y el estilo de vida. Esta característica es de gran utilidad en enfermedades complejas como el cáncer, en la que un enfoque individualizado puede marcar la diferencia en la recuperación.

Optimización de recursos. En hospitales y clínicas, la IA ayuda a gestionar el flujo de pacientes, a reducir los tiempos de espera y a optimizar el uso de equipos médicos. Con ello, se ahorran costes y se mejora la experiencia del paciente.

Predicción de epidemias. La IA también se utiliza a nivel macro. Es decir, que ayuda a predecir y gestionar brotes de enfermedades. Por ejemplo, puede analizar datos de movilidad y clima para prever la propagación de virus como el dengue o la gripe.

Aplicaciones de la IA en el sector médico

La presencia de la IA en el ámbito médico se vuelve cada vez más tangible. Sus aplicaciones más importantes son estas: 

Diagnóstico por imágenes. Una de las áreas más avanzadas es la interpretación de imágenes médicas, como radiografías, resonancias magnéticas y mamografías. Los algoritmos detectan anomalías, como tumores o fracturas, con una precisión similar o incluso superior a la de los especialistas.

Asistentes virtuales y chatbots médicos. Permiten responder preguntas básicas de los pacientes, gestionar citas y ofrecer recordatorios de medicación para ayudar a descongestionar el sistema de atención primaria.

Medicina de precisión. En oncología, la IA analiza datos genéticos y moleculares para proponer tratamientos específicos.

Cirugías asistidas por robots. Los robots quirúrgicos guiados por IA permiten procedimientos más precisos y menos invasivos. Se minimiza el margen de error y se acelera la recuperación del paciente.

Análisis de datos clínicos. El análisis de grandes volúmenes de datos procedentes de estudios clínicos, registros médicos electrónicos y sensores portátiles facilita la detección temprana de enfermedades y la evaluación de tratamientos.

Retos y limitaciones de la IA en la medicina

A pesar de sus ventajas, la inteligencia artificial en medicina tiene todavía hoy algunas limitaciones y desafíos a los que hacer frente. Uno de los principales es la calidad de los datos con los que se entrena a los algoritmos, que no siempre es la adecuada o los datos están incompletos. También se añade la cuestión de la privacidad y la ciberseguridad; una brecha en la protección tendría repercusiones éticas y legales graves. 


Otro reto es la reticencia que todavía muestran tanto médicos como pacientes. A esto se suma la falta de marcos regulatorios claros y consensuados que garanticen la seguridad y eficacia de estas herramientas. Pero que también gestionen la responsabilidad en caso de errores. Por último, hay que tener en cuenta el desembolso que supone invertir en esta tecnología, que no está al alcance de todos los hospitales.

Futuro de la IA en la Medicina

El futuro de la inteligencia artificial en la medicina se presenta lleno de posibilidades. Sin embargo, hay que encontrar el equilibrio en su desarrollo para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos. 

En primer lugar, la IA no debe reemplazar al personal médico, sino dar un apoyo complementario con la gestión de tareas repetitivas o analíticas. Mientras, aquel se centrará en la atención personalizada. Esta colaboración aumenta la eficiencia y permite detectar patologías antes incluso de la aparición de síntomas. En segundo lugar, con esta herramienta se podrían reducir las desigualdades en el acceso a la atención médica, ya que se ofrecerían soluciones asequibles en regiones con recursos limitados. 

Por último, otro logro que se espera de la inteligencia artificial en medicina para el futuro es el desarrollo de nuevos medicamentos y terapias personalizadas. Estos se conseguirán a partir de simulaciones avanzadas y modelos predictivos.

Si bien la IA ya está transformando la medicina, todavía es necesario hacer frente a los retos actuales para su correcta integración en el presente. Pero también para aprovechar todo su potencial de cara al futuro. 

La adicción al sexo

La adicción al sexo es una de las adicciones más negadas en nuestra cultura. Siempre ha existido la búsqueda compulsiva de sexo, pero hoy en día es un hecho cada vez más frecuente, sobre todo por la facilidad que existe para acceder a teléfonos eróticos, revistas especializadas, películas porno y páginas en Internet dedicadas o vinculadas al sexo.

Diferentes estudios indican que hasta un 5% de la población padece este tipo de adicción, predominando de forma mayoritaria los hombres, con edades comprendidas entre los veinte y los cuarenta años. Otros estudios lo sitúan hasta en el 10%. La adicción al sexo es un problema que acaba provocando una gran sensación de malestar a quien lo padece y a las personas de su entorno más inmediato.

¿Qué es la adicción al sexo?

La sexualidad es inherente al ser humano, es parte natural de nosotros mismos; pero cuando el sexo se convierte en una actividad prioritaria, que llega a interferir en la vida cotidiana, alterando las relaciones familiares, sociales o laborales, se puede hablar de adicción al sexo.

No se debe identificar esta adicción, de entrada, en una persona que lleve una vida con numerosas y variables relaciones sexuales, lo que en sí no es un problema ni una enfermedad; todo depende de cómo lo viva esta persona.

Así, la adicción al sexo es una conducta compulsiva por la que se establecen relaciones y actos sexuales que dejan una sensación final de insatisfacción y de malestar y sobre todo, un profundo sentimiento de culpa y de pérdida del control sobre uno mismo.

Por qué se caracteriza

En la adicción sexual se mantienen períodos de descontrol en la conducta sexual, alternados con períodos de cierta normalidad. Comienza a ser un verdadero problema cuando se deja de controlar la situación y lo que en apariencia es divertido, provoca un gran malestar.

La persona afectada niega y justifica los hechos, como ocurre en otras adicciones, aumentando el pensamiento obsesivo sexual, las fantasías sexuales y la necesidad de buscar sensaciones inmediatas para calmar la ansiedad provocada por los problemas cotidianos. Esta ansiedad se ve reforzada al pensar continuamente cuál será la nueva relación o vínculo para mantener la adicción. Se entra en un círculo vicioso con el que se genera mayor malestar, según se reincide en la conducta sexual, llegándose a producir el rechazo hacia uno mismo.

Con todo ello, y por los cambios tan frecuentes en el estado de ánimo, la comunicación y la convivencia con las personas más próximas se hacen cada vez más difíciles y dolorosas: los familiares sufren esta adicción, e incluso los hijos pueden llegar a repetir, en su vida adulta, la adicción de sus padres. A los problemas familiares pueden añadirse la pérdida del resto de relaciones sociales o los problemas financieros.

La persona afectada mantiene su adicción con relaciones múltiples de tipo heterosexual u homosexual, masturbaciones compulsivas, abuso de pornografía y mediante el uso de líneas telefónicas eróticas o Internet. Es una persona que dedica mucho tiempo a buscar y complacer sus comportamientos y fantasías sexuales.

En la adicción al sexo mediante líneas telefónicas o Internet el paciente cumple sin un gran esfuerzo con sus impulsos sexuales; no necesita un compromiso “real” que conlleve una relación personal cara a cara.

De todas formas, el proceso hacia la adicción suele ser progresivo, empezando con la afición a la masturbación, pasando por la pornografía o una relación personal. Con los años puede incluso progresar hacia conductas que hasta llegan a considerarse peligrosas.

Diagnóstico

Este problema adictivo debe ser evaluado y el tratamiento debe determinarlo un especialista, psiquiatra o sexólogo.

Como valoración previa, si se quiere descartar un problema de adicción al sexo habría que preguntarse cuestiones como las siguientes:

  • si al despertar tienes una necesidad casi imperiosa de buscar “escenas sexuales” en internet, periódicos, revistas u otros medios
  • si sientes remordimiento o vergüenza
  • si tienes la necesidad de alejarse de tu compañera después de una relación sexual
  • si utilizas el sexo como forma de escape para disminuir la ansiedad
  • si la búsqueda compulsiva de sexo interfiere en tus relaciones sociales o laborales
  • si para obtener placer sexual utilizas Internet, el teléfono u otros medios antes que alcanzar el placer con su pareja.

Una sola respuesta positiva a una de estas cuestiones puede indicar la necesidad de consultar con un psiquiatra o sexólogo que realizará una valoración clínica, incluso solicitando la colaboración de las personas más cercanas al afectado.

Tratamiento

Desde luego que es posible tratar esta adicción, siendo importante que el paciente acuda motivado y cuente con el apoyo de las personas de su entorno. El tratamiento no pretende conseguir una abstinencia sexual, algo realmente difícil, sino que trata de dirigir el comportamiento sexual hacia una conducta que disminuya la angustia y el malestar generados.

En un inicio, se intenta que la persona adicta reconozca los motivos que le impulsan a ese tipo de adicción, algo que se puede lograr mediante la terapia cognitivo-conductual, dirigida por un psiquiatra o sexólogo, y con la que se trata de llegar a controlar los estímulos, enseñar a prevenir la respuesta identificando las situaciones de riesgo, desarrollar el autocontrol y alcanzar una reestructuración cognitiva, “manejando” los pensamientos inadecuados, entre otras técnicas.

En otros casos se puede utilizar la terapia de grupo y enseñar técnicas de relajación, aplicables a la vida real. Puede ser necesario administrar de manera conjunta algún medicamento específico para estos casos.

Sobre la prevención de las situaciones, se trata incluso de reducir el acceso a la adicción: los sitios, momentos, posibilidades. Es posible que tengas que suprimir el ordenador o los teléfonos de forma temporal, evitar que te encuentres solo, etc. En esto deben colaborar tanto los pacientes como las personas del entorno próximo. A la vez, se debe ocupar el tiempo que era ocupado por la adicción con otro tipo de actividades, como paseos, deporte, lectura u otras.

Hay que señalar que respecto a la pareja, la adicción sexual suele llenar las necesidades emocionales y sexuales del individuo, por lo que no son pocos los casos en los que el paciente no mantiene relaciones sexuales con su pareja, al preferir mantenerse en su propia experiencia sexual.

A la pareja se le debe explicar que en la mayoría de los casos no es culpable de la adicción y no está relacionada con ella, pues posiblemente se inició antes incluso de conocerse.

Conclusión

La adicción al sexo es una patolología en progresivo aumento en nuestro medio gracias, entre otros factores, a la excesiva publicidad y al fácil acceso a material relacionado con la pornografía.

Más de la mitad de las personas que acuden a un experto logran solucionar esta adicción, aunque deben estar siempre alerta para prevenir posibles recaídas.

Sería ideal proporcionar una educación y una información saludables sobre sexualidad a los niños y adolescentes, proporcionando información sobre el tema para evitar caer en una adicción al sexo.

Bibliografía:

https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/compulsive-sexual-behavior/diagnosis-treatment/drc-20360453
https://www.psychologytoday.com/es/condiciones/hipersexualidad-adiccion-al-sexo
https://www.psiquiatriapsicologia-dexeus.com/es/unidades.cfm/ID/1069/ESP/-existe-tratamiento-para-adiccion-sexo-.htm

Sueño y longevidad

A medida que las personas envejecen, surgen numerosos problemas de salud. Dormir mal o no dormir lo suficiente puede contribuir a diversas situaciones complicadas, reproduciendo ciertas patologías y desencadenando otras, lo que en última instancia disminuye la calidad de vida de los adultos mayores.

Para atender las necesidades específicas de esta población, es más importante que nunca comprender los efectos del envejecimiento sobre el sueño y la salud en general. En este sentido, examinaremos la relación entre el envejecimiento y el sueño, los problemas más frecuentes y ofreceremos consejos para las personas mayores.

¿Por qué afecta el envejecimiento al sueño?

Es habitual que los adultos mayores experimenten cambios en la calidad y duración de su sueño. Muchos de estos cambios se deben a alteraciones en el reloj interno del cuerpo, que se localiza en el hipotálamo y está compuesto por aproximadamente 20,000 células que conforman el núcleo supraquiasmático (NSQ).

Este núcleo regula los ciclos diarios de 24 horas, conocidos como ritmos circadianos, que influyen en aspectos como el hambre, la liberación de hormonas y la sensación de somnolencia o alerta. A medida que las personas envejecen, su patrón de sueño se ve afectado. El deterioro en la función del NSQ puede alterar estos ritmos circadianos, afectando así los momentos en que las personas se sienten cansadas o despiertas.

El NSQ recibe información a través de las fotocélulas de la retina, siendo la luz una de las señales más poderosas para mantener los ritmos circadianos. Las investigaciones indican que muchos adultos mayores tienen una exposición insuficiente a la luz del día, promediando alrededor de una hora diaria, lo cual representa un problema serio. Esta falta de exposición puede ser aún más pronunciada para quienes viven en residencias de ancianos o para aquellos que padecen la enfermedad de Alzheimer o problemas de movilidad.

Además, los cambios en la producción de hormonas, como la melatonina y el cortisol, pueden influir en las alteraciones del sueño en los adultos mayores. Con el paso del tiempo, el cuerpo produce menos melatonina, que generalmente se secreta en respuesta a la oscuridad y ayuda a promover el sueño al coordinar los ritmos circadianos.

¿Sabe usted si su sueño es problemático o puede representar un riesgo para su salud?

Existen diversos factores que pueden provocar dificultades para dormir. Responda a las siguientes preguntas para determinar si es recomendable consultar a un especialista:

  • ¿Ronca con frecuencia?
  • ¿Se despierta varias veces durante la noche?
  • ¿Se siente cansado(a) al despertar?
  • ¿Experimenta falta de energía al levantarse?
  • ¿Sufre de somnolencia excesiva por la mañana?
  • ¿Se despierta sin aliento?
  • ¿Despierta con malestar físico, como dolores de cabeza, en el cuello o la espalda?
  • ¿Se levanta malhumorado(a) o irritable?
  • ¿Presenta dificultades para concentrarse o pensar con claridad durante el día?
  • ¿Bosteza con frecuencia en las primeras horas?
  • ¿Siente sequedad o picor en los ojos durante el día?

Si tres o más de sus respuestas son afirmativas, le aconsejamos que solicite una consulta con un especialista en sueño para evaluar si es necesario iniciar un tratamiento.

Las condiciones de salud mental y física también pueden interferir con el sueño. Las patologías que comúnmente afectan el sueño en los adultos mayores incluyen la depresión, la ansiedad, enfermedades cardíacas, diabetes y otros trastornos que causan malestar y dolor, como la artritis.

Los problemas de sueño también pueden estar relacionados con los efectos secundarios de los medicamentos. Cerca del 40% de los adultos mayores de 65 años toman cinco o más medicamentos. Muchos fármacos, tanto de venta libre como con receta, pueden contribuir a los problemas de sueño. Además, las interacciones entre múltiples medicamentos pueden ocasionar efectos inesperados en el sueño.

¿Necesitan menos sueño las personas mayores?

Es un error común pensar que los adultos mayores requieren menos horas de sueño que los más jóvenes. Aunque muchos de ellos enfrentan dificultades para lograr un descanso adecuado, eso no significa que necesiten menos sueño. Generalmente, se recomienda que intenten dormir entre siete y ocho horas cada noche.

¿Cómo facilitar un sueño más seguro para los adultos mayores?

A medida que las personas envejecen, realizar cambios en el dormitorio puede ser muy beneficioso para reducir el riesgo de caídas y accidentes, así como para facilitar la posibilidad de pedir ayuda. A continuación, detallamos algunas recomendaciones:

  • Mantenga un teléfono junto a la cama: Es crucial poder solicitar ayuda desde la cama. Coloque un teléfono en la mesita de noche y mantenga una lista actualizada de números importantes. Sin embargo, tenga precaución con los teléfonos móviles para evitar que la luz azul afecte su sueño y para no caer en la tentación de mirar la pantalla brillante.
  • Asegúrese de que haya una luz al alcance: Contar con una luz accesible reduce el riesgo de tropezar o caer en la oscuridad. Las luces con sensores de movimiento pueden ser útiles en pasillos o en el baño.
  • Reduzca los peligros en el dormitorio: Evite fumar en la cama y tenga cuidado al colocar objetos que puedan convertirse en peligros de tropiezo, como alfombrillas, cables, taburetes y muebles. Lo más seguro es mantener un camino despejado desde la cama hasta la puerta.
  • Practique una buena higiene del sueño: Respete y siga las recomendaciones sobre higiene del sueño que hemos compartido en artículos anteriores.

Artículo elaborado por Ad Salutem, Instituto del Sueño

¿Cuánto sabes sobre la hormona del crecimiento?

Qué es la hormona del crecimiento. Su déficit

Es la que estimula y regula la producción, en el hígado, de otra hormona implicada en los procesos de crecimiento y que se conoce como factor de crecimiento insulinoide tipo I (IGF-1). La hormona del crecimiento la produce la hipófisis o glándula pituitaria, una pequeña glándula situada en la base del cerebro, por detrás de las fosas nasales.

Su falta, o déficit, que puede ser parcial o total, se puede producir por trastornos que afecten a cualquiera de los órganos implicados en su secreción o bien  en a acción que produce.

A medida que envejecemos disminuye de forma natural la producción tanto de la hormona del crecimiento como de la IGF-1.

Causas del déficit de la hormona del crecimiento

Los mecanismos que pueden desencadenar la falta son los siguientes:

  • Insuficiente producción en el hipotálamo de la hormona liberadora de la hormona del crecimiento (somatocrinina)  
  • Insuficiente producción en la hipófisis de la propia hormona del crecimiento
  • Disminución de la IGF-1 en el hígado
  • Defectos o alteraciones en los receptores dela hormona (en las células del organismo).

Son diversas la enfermedades que pueden dar lugar a un déficit. Destacan las siguientes:

  • Falta de oxígeno en el momento del nacimiento
  • Enfermedades de la hipófisis, del cerebro o del hígado
  • Anomalías en los receptores de la hormona
  • Alteraciones de naturaleza autoinmune
  • Algunos defectos (raros) de naturaleza genética.

En los casos en que la deficiencia de la hormona es consecuencia de una alteración en la hipófisis pueden presentarse otras deficiencias hormonales asociadas, lo que da lugar a otras enfermedades. Con todo, en muchos casos no se conoce la causa de la falta de producción de la hormona del crecimiento.

Síntomas del déficit

La falta de la hormona se descubre frecuentemente durante la infancia. El paso y la talla suelen ser normales en el momento del nacimiento, pero entre los tres y nueve meses de edad la velocidad del crecimiento del niño se ve reducida.

Más adelante la ganancia de peso también se ve afectada, así como el desarrollo de los huesos y dientes. El niño puede presentar cierto aumento de los depósitos de grasa que existen debajo de la piel (cuando el déficit es sólo parcial este síntoma puede no está presente).

Qué puedes hacer

Todos podemos medir y pesar a nuestros hijos. Sin embargo, lo ideal es que sea el pediatra o el médico de familia quienes lleven a cabo periódicamente una sencilla exploración del crecimiento de los niños, ya que las mediciones tomadas en casa pueden no ser muy fiables y la interpretación de las llamadas “curvas de crecimiento” (tablas que incluyen los datos de estatura y peso de una población en función de la edad) puede ser dificultosa. Desde luego, si sospecháis un retraso en el crecimiento del niño, no debéis dudar en llevarlo al pediatra.

Cómo se diagnostica una alteración del crecimiento

El médico tendrá muy presente la talla de los padres, así como otros datos durante la pubertad de ambos progenitores. El especialista pesará y medirá al niño y dibujará en una tabla la evolución de ambas mediciones. Indagará acerca de diversos aspectos clínicos del niño, tales como dieta, apetito, realización de ejercicio, enfermedades padecidas, hábitos intestinales y cualquier aspecto clínico incluyendo posibles problemas sociales o afectivos.

Durante la exploración física del niño valorará su grado de desarrollo puberal (caracteres sexuales secundarios, que en las niñas comienzan a los 11 años y en los niños hacia los 13) y dentario. Si lo considera necesario, el médico pedirá una radiografía de la mano y muñeca izquierdas. La imagen le permitirá conocer la “edad ósea” del niño, o sea el nivel de desarrollo de sus huesos. Si existe una deficiencia de la hormona del crecimiento la edad ósea se verá retrasada.

Si con los datos anteriores, el médico sospecha que existe una deficiencia de la hormona del crecimiento, es recomendable la consulta con un especialista en endocrinología infantil, que medirá el nivel de IGF-1 en sangre y realizará las pruebas que considere oportunas para descartar ciertas enfermedades. El estudio de la secreción de la hormona del crecimiento se llevará a cabo mediante pruebas de estimulación hormonal. Generalmente se necesitarán dos pruebas para lograr un diagnóstico adecuado.

Cuál es el pronóstico

Si el déficit de la hormona es real, y se deja sin tratar, el crecimiento del niño se verá seriamente comprometido. El potencial de crecimiento se reducirá tanto más cuanto mayor sea el grado de deficiencia. Pero si el déficit se trata precozmente (es decir en cuanto de detecte), es probable que el niño gane unos centímetros que le permitan situarse en el nivel de estatura correspondiente a su edad.

Muchos niños crecen 10 centímetros o más el primer año y 7-8 cm o más en los siguientes dos años. Posteriormente, la tasa de crecimiento disminuye progresivamente.

Debe hacerse notar que la terapia con hormona del crecimiento no funciona en todos los niños.

Cómo se trata el déficit de la hormona del crecimiento

El tratamiento, que debe estar prescrito por unidades hospitalarias especializadas, se realiza a base de inyecciones de la hormona faltante sintética. Las inyecciones deben ser diarias hasta que finalice el crecimiento del niño, calculando con precisión la cantidad de hormona que debe inyectarse en cada momento. La técnica de la inyección es sencilla y los padres deberán aprenderla.

Debe llevarse un estrecho control médico del niño así como estar atentos a la aparición de posibles efectos secundarios, si bien no son frecuentes.

Una vez finalizado el crecimiento, se reevaluará al paciente para determinar si persiste la falta de la hormona, en cuyo caso el paciente podrá beneficiarse de la administración de la hormona durante su vida adulta.

Los medicamentos usados para el tratamiento son:

  • Hormona del crecimiento en polvo
  • Hormona en forma líquida para inyección
  • La IGF-1 sintética se encuentra también disponible para su uso farmacológico, pero habitualmente no se emplea en la práctica clínica en la mayoría de los niños con el déficit.

Bibliografía:

Manual MSD

Clínica Universidad de Navarra

Biblioteca Nacional de Medicina (EE.UU)

Cómo se coloca el dispositivo intrauterino DIU

Qué es un DIU

Los dispositivos intrauterinos, más conocidos como DIU, son pequeños dispositivos de metal (generalmente cobre) o plástico, diseñados para introducirse en el interior del útero. Su misión es evitar el embarazo.

Su mecanismo de acción se basa en que el contacto del cobre con las paredes internas del útero provoca una inflamación de bajo grado. Esta reacción inflamatoria impide el ascenso de los espermatozoides hasta las trompas de Falopio, e imposibilita que el ovocito fecundado anide en el útero.

Por otro lado, los DIU provocan la segregación de unas sustancias denominadas prostaglandinas, que aumentan la inflamación y estimulan el músculo uterino, favoreciendo aún más la anticoncepción.

Tipos de DIU

Hay dos tipos, básicamente: de cobre y hormonales. De ambos hay varias marcas y todos ellos tienen resultados muy altos como contraceptivos. Hay un tercer tipo, relativamente reciente, que es el DIU Kileena, cuya particularidad es que sus efectos duran hasta ocho años. Se basa en que libera dentro del útero muy bajas dosis de la hormona levonorgestrel (hormona sintética parecida a la progesterona, que el organismo produce de forma natural).

Los hay igualmente de diversas formas: de T, de 7, con asas en forma de C o de D. Incorporan unos hilos en el extremo, de modo que se facilite su extracción llegado el momento.

Cómo y cuándo se colocan

Antes de la colocación del DIU, se debe realizar una exploración completa del útero, para determinar el tamaño y comprobar que no existe ninguna infección relevante en el aparato genital. También debe hacerse una citología para descartar cualquier enfermedad del cuello uterino. Además, es en esta primera visita cuando el médico deberá proporcionará a la paciente toda la información relevante a la colocación de un DIU.

El dispositivo intrauterino debe insertarse cuando la mujer tenga la menstruación, ya que facilita su colocación al ser más permeable el cuello del útero. Si no se encuentra en esta circunstancia, deberá hacerse un test de embarazo.

El proceso de inserción no dura más de diez minutos. No suele ser doloroso aunque sí algo molesto; la forma del útero, la dilatación del cuello uterino y, cómo no, la relajación de la mujer son factores influyentes. El Diu se introduce en una vaina de escaso diámetro a través del orificio cervical del útero y el especialista la lleva con delicadeza hasta el interior de la cavidad uterina; cuando el médico considere idónea la ubicación, descarga el DIU. Posteriormente, se cortan os hilos de modo que queden a un par de centímetros del cuello uterino.

En la mayoría de los centros se suele realizar una visita posterior a la siguiente regla, para averiguar cómo ha sido tolerado y si ha existido algún problema.

Hay que señalar que en España sigue siendo el ginecólogo el que coloca el DIU. En algunos países puede hacerlo también una enfermera especializada, posibilidad que se ha contemplada también en nuestro país.

Tras la colocación

Se suele indicar un cierto periodo de reposo relativo (no hacer esfuerzos, por ejemplo) durante unas pocas horas y, si aparecen molestias, se recomienda algún analgésico como ibuprofeno o paracetamol (no se recomienda la aspirina, pues aumentaría el posible sangrado). Es posible que los siguientes días aumente la hemorragia vaginal.

Una vez colocado el dispositivo, las relaciones sexuales se pueden retomas cuando la paciente quiera.

Los DIU requieren renovarse cada cierto tiempo. Será el médico, en función del tipo de dispositivo insertado, quien recomiende la periodicidad de las revisiones y la duración del dispositivo hasta su renovación.

Efectos secundarios del DIU

Entre los efectos secundarios más frecuentes originados por el DIU se encuentran el sangrado menstrual aumentado, más doloroso y de mayor duración que los previos a la inserción del dispositivo. Estos efectos varían en función del tipo de DIU, siendo los de menor tamaño los que menos efectos secundarios producen.

Posibles problemas de los DIU

No son frecuentes, pero existen lo siguientes problemas asociados a los DIU:

Infección pélvica

Hay numerosos los estudios que relacionan la infección pélvica con el uso de los DIU; se piensa que la razón principal se debe a que los hilos que asoman a la vagina actúan como una “mecha” para las bacterias, que se transportarían por ellos hacia la cavidad uterina. Cabe señalar que la incidencia de infección se incrementa con determinados modelos de dispositivos intrauterinos y con la promiscuidad sexual de la mujer. Así por ejemplo, una mujer con múltiples parejas sexuales y con un modelo provisto de numerosos filamentos en su extremo posee un riesgo más elevado de enfermedad pélvica inflamatoria.

Los síntomas principales de la infección pélvica son dolor bajo de abdomen, fiebre, exploración ginecológica dolorosa…

El tratamiento en la mayoría de los casos es a base de antibióticos.

Embarazo ectópico

Es un embarazo que se produce fuera de la cavidad uterina (generalmente en las trompas de Falopio). Las mujeres portadoras de un DIU tienen menor probabilidad de presentar un embarazo ectópico que las mujeres que no utilizan anticoncepción (por el hecho de que es muy difícil que se queden embarazadas al utilizar este dispositivo anticonceptivo).  Pero, si se produce un embarazo en una mujer que utiliza DIU será ectópico en alrededor de un 5% de los casos. Esto se debe a que las trompas no están tan protegidas contra el embarazo como la cavidad uterina.

Embarazo con un DIU

Aproximadamente el dos por ciento de mujeres que utilizan DIU durante un año se quedarán embarazadas y mantendrán en su interior el dispositivo, lo que debe ser comunicado al ginecólogo.

En caso de no extracción del DIU tras el embarazo, la tasa de aborto espontáneo se acerca al 50%. Otros riesgos que se asocian con los embarazos complicados por DIU retenido comprenden la pérdida del embarazo en el segundo trimestre, aborto séptico y parto prematuro.

Si los hilos del dispositivo son visibles en el momento del diagnóstico de embarazo, se debe extraer el DIU, informando a la paciente que la probabilidad de que tenga un aborto espontáneo es del 30%.

¿Puede usarlo cualquier mujer?

Hay una serie de situaciones que desaconsejan claramente el empleo de este método anticonceptivo, como las que afectan a

  • Pacientes con hemorragias vaginales anormales no diagnosticadas,
  • La existencia de múltiples parejas sexuales
  • Existencia de infecciones pélvicas
  • Mujeres que nunca han tenido descendencia
  • Pacientes con enfermedades tumorales pélvicas, presencia de malformaciones o anomalías uterinas,
  • Enfermas alérgicas al cobre
  • Pacientes que previamente han sufrido embarazos extrauterinos.

Bibliografía:

Dispositivo intrauterino (DIU)

Enfermedad inflamatoria pélvica

Embarazo ectópico

Qué es la salud ambiental y cómo afecta la contaminación a tu bienestar

Vivir en un planeta que se caracteriza por la contaminación y por acciones que dañan al medioambiente, tiene también un impacto en nuestro propio bienestar. A la disciplina que lo estudia se le conoce como salud ambiental, y hoy veremos en qué consiste y cuál es ese impacto actual y futuro en nosotros.


¿Qué se entiende por salud ambiental y qué promueve?


La salud ambiental es una disciplina que abarca todos aquellos factores externos que pueden incidir en la salud humana, ya se trate de aspectos físicos, químicos o biológicos. Por ejemplo, podría tratarse de la calidad del aire o de la contaminación en el agua y en el suelo.


De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), su objetivo principal es prevenir enfermedades que estén causadas por riesgos ambientales y fomentar un entorno que mejore la calidad de vida. Para conseguirlo, promueve diferentes estrategias, como la gestión correcta de los desechos, el control de las emisiones industriales y la conservación de ecosistemas.


Pero además, busca también la participación de la sociedad y su resiliencia ante fenómenos como el cambio climático o los desastres naturales, ya que estos afectan de forma desproporcionada a las poblaciones más vulnerables.


Cuando se priorizan políticas de salud ambiental desde los gobiernos, se pueden reducir en gran medida aquellas enfermedades relacionadas con el entorno, como las infecciones respiratorias o las que se transmiten por agua contaminada. Pero además, se fomenta la participación ciudadana y el acceso a información sobre estos riesgos ambientales. De este modo, podrán demandar espacios verdes, reducirán su huella ecológica o exigirán regulaciones más estrictas para proteger su entorno y su salud.


Efectos de la contaminación en el organismo: ¿qué dice la OMS?


La contaminación, y en particular la del aire, representa una de las mayores amenazas para la salud global. Según la OMS, los efectos combinados de la contaminación del aire ambiente y la del doméstico están relacionadas con 6,7 millones de muertes prematuras cada año. Las partículas finas y el dióxido de nitrógeno son particularmente dañinos para los sistemas respiratorio, cardiovascular e incluso nervioso.
Aunque la contaminación no discrimina, los grupos más vulnerables son las infancias y las personas mayores. Por ejemplo, los menores expuestos a contaminantes tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias crónicas y problemas de desarrollo cognitivo. De ahí la importancia de la salud ambiental.


Consecuencias a corto plazo


A corto plazo, la exposición a niveles de contaminación elevados puede causar irritación en las vías respiratorias, tos, alergias y dificultad para respirar. En los días en los que la calidad del aire es mala, incluso las personas sanas pueden experimentar síntomas como dolor de cabeza o fatiga. Y aquellas con patologías como el asma, pueden llegar a requerir hospitalización.
Además, parece que hay relación entre los episodios agudos de contaminación con un aumento en las tasas de accidentes cerebrovasculares. Este tipo de ejemplos son los que han llevado a la salud ambiental a subrayar la importancia de monitorear la calidad del aire en tiempo real, sobre todo en ciudades con alta densidad de población.


Consecuencias a largo plazo


A largo plazo, los efectos de la contaminación son devastadores. La exposición prolongada a contaminantes del aire puede provocar enfermedades crónicas como EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) y cáncer de pulmón. También se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y complicaciones durante el embarazo.
Pero además, la contaminación del aire puede influir en la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, cuando la concentración de materia particulada (PM 2.5) es alta.


¿Cuáles son los determinantes ambientales de la salud?


Los determinantes ambientales son todos aquellos factores del entorno que afectan directamente o indirectamente a nuestra salud. Los principales son los siguientes:


Calidad del aire. La contaminación atmosférica, causada por vehículos, industrias y prácticas agrícolas, es una de las principales responsables de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.


Agua y saneamiento. La falta de acceso a agua potable y a sistemas adecuados de tratamiento de residuos se relaciona con enfermedades como diarrea, cólera y hepatitis. Según datos de la OMS, millones de personas mueren anualmente por consumir agua contaminada.


Cambio climático. Aumenta la incidencia de eventos extremos como olas de calor, inundaciones y sequías, que afectan directamente la salud y los recursos básicos.
Exposición a químicos. El uso indiscriminado de pesticidas, metales pesados y otras sustancias tóxicas altera el equilibrio endocrino y provoca problemas inmunológicos y reproductivos.
Para abordar todos estos determinantes de la salud ambiental se necesitan políticas integrales que combinen medidas preventivas con soluciones sostenibles. Pero es necesario que se impliquen todos los países del mundo.


Cómo protegerte de la contaminación


Si te preocupa la salud ambiental y quieres reducir tu exposición a estos contaminantes, estas son algunas prácticas que puedes implementar en tu vida.


Monitorea el entorno. Consulta índices de calidad del aire y agua en tu localidad. Si vas a realizar actividades al aire libre, hazlo en días con poca contaminación.


Reduce las emisiones personales. Cada una de nuestras acciones tiene un impacto. Opta por caminar, usar transporte público o bicicletas en lugar de vehículos privados.


Convierte tu hogar en un espacio seguro. Instala purificadores de aire, ventila con regularidad y utiliza materiales de construcción libres de tóxicos.


Participa en iniciativas comunitarias. Involúcrate en programas que promuevan espacios verdes y que exijan mejores regulaciones ambientales.


Adopta hábitos sostenibles. Elige el vidrio frente al plástico, reduce el consumo de estos, recicla y elige productos con certificaciones ecológicas.


Revertir la situación del planeta lleva tiempo, porque implica el compromiso de los gobiernos y la participación ciudadana. Por ello, además de nuestra propia implicación con estas medidas, podemos tomar otras que nos protejan de cara al futuro. Apuesta por los seguros de salud y deja en buenas manos aquello que está fuera de tu control.


Medicina genómica, la nueva era de la medicina personalizada de precisión

La medicina genómica utiliza el genoma humano para conseguir que el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de enfermedades se puedan personalizar a cada paciente. Las nuevas tecnologías son las que han hecho posible este nuevo enfoque, que seguirá avanzando en los próximos años.


¿Qué es la medicina genómica y para qué sirve?


La medicina genómica es una rama de la medicina que utiliza información del genoma humano. Este es el conjunto completo de material genético de una persona. Con esta información, se pueden mejorar las decisiones clínicas, ya que se identifican variantes genéticas en la persona que son las que predisponen a ciertas enfermedades, influyen en la respuesta a los medicamentos y muestran los riesgos hereditarios.


El objetivo principal de la medicina genómica es personalizar los tratamientos para que sean más efectivos y seguros. Por tanto, en lugar de aplicar las terapias genéricas habituales, se diseñarían estrategias específicas basadas en las características genéticas, ambientales y de estilo de vida de cada paciente.


¿Cuál es la diferencia entre medicina genómica y genética?


Aunque los términos “genómica” y “genética” suelen usarse indistintamente, tienen significados diferentes. La genética se centra en el estudio de genes individuales y su papel en la herencia y las enfermedades. Por el contrario, la genómica abarca el estudio completo del genoma. Aquí se incluye cómo interactúan los genes entre sí y con el entorno.
Por ejemplo, la genética puede investigar cómo una mutación en un gen es responsable de una enfermedad concreta, como la fibrosis quística. En el caso de la genómica, esta analizaría miles de genes simultáneamente para comprender cómo múltiples variantes influyen en el riesgo de desarrollar enfermedades complejas, como la diabetes o el cáncer.


Aplicaciones de la genética en la medicina

La medicina genómica tiene aplicaciones en diferentes áreas médicas. Algunas de las más importantes son las siguientes:


Diagnóstico precoz y preciso. Gracias al análisis del genoma, podemos identificar enfermedades genéticas antes de que aparezcan los primeros síntomas o cuando están en las etapas iniciales. De este modo, se facilita una intervención temprana. Además, se podrían realizar revisiones médicas a medida

para ayudar al diagnóstico.


Prevención personalizada. Identificar los riesgos genéticos de cada persona permite desarrollar planes de prevención personalizados. Por ejemplo, cambios en el estilo de vida o exámenes médicos con una frecuencia más alta.


Oncología. En el tratamiento del cáncer, la genómica se utiliza para caracterizar tumores a nivel molecular. A partir de aquí, se seleccionan terapias dirigidas específicas que mejoren la eficacia y que reduzcan los efectos secundarios.


Farmacogenómica. Esta subdisciplina estudia cómo las variantes genéticas afectan la respuesta a medicamentos. Sirve para determinar la dosis adecuada de aquellos y para evitar reacciones adversas. Por tanto, se optimiza el tratamiento farmacológico.


Enfermedades raras. Muchas enfermedades raras tienen una base genética, y gracias a la genómica, se puede facilitar el diagnóstico y el desarrollo de terapias específicas.


Tratamientos y terapias con medicina genómica, la nueva era de la medicina personalizada de precisión

El principal avance de la medicina genómica lo encontramos en su capacidad para personalizar los tratamientos. Esta nueva era de precisión se refleja en diversas áreas:


Terapias dirigidas. A partir de la información del perfil genómico del paciente o del tumor, se desarrollan tratamientos que atacan mecanismos específicos de la enfermedad. Por ejemplo, los inhibidores de tirosina quinasa en cánceres con mutaciones específicas.


Edición genética. Técnicas como CRISPR-Cas9 están permitiendo corregir mutaciones genéticas directamente en el ADN. Aunque todavía están en desarrollo, estas terapias prometen curar enfermedades genéticas hereditarias, como la anemia falciforme o la distrofia muscular.


Inmunoterapia personalizada. En oncología, se están diseñando tratamientos que modulan el sistema inmunitario del paciente para atacar específicamente a las células cancerosas.


Medicina regenerativa. La genómica también está impulsando avances en terapia celular y regenerativa. Utiliza células madre modificadas genéticamente para tratar enfermedades como la diabetes tipo 1 o las lesiones de médula espinal.


Beneficios de la medicina genómica

Esta medicina tiene multitud de beneficios, que están consiguiendo transformar la atención sanitaria que se da a los pacientes. Los más destacados son estos:

Mayor eficacia terapéutica. Al poder personalizar los tratamientos, se reducen las tasas de error y se aumenta la probabilidad de éxito.

Se reducen los efectos secundarios. Algunos medicamentos o dosis pueden ser perjudiciales o poco eficaces para determinados perfiles. Con la medicina genómica, se conoce cuáles son y se reducen los riesgos para el paciente.

Ahorro en costes a largo plazo. Aunque los estudios genómicos tienen un coste elevado, generan ahorros al sistema de salud en el largo plazo, puesto que se previenen complicaciones y se pueden optimizar los tratamientos.

Prevención eficaz. La capacidad para predecir riesgos genéticos permite a los pacientes tomar medidas proactivas que les ayuden a evitar enfermedades o a detectarlas a tiempo.

Empoderamiento del paciente. La información genética coloca al paciente en un rol activo, ya que puede conocer en profundidad su propia salud y tomar decisiones informadas acorde con ello.

Avances en la investigación. La medicina genómica supone un beneficio para los pacientes actuales, pero también impulsa el desarrollo de nuevas terapias y mejora nuestra comprensión de las enfermedades.


La medicina genómica está transformando la atención sanitaria, porque integra la tecnología y la biología molecular para ofrecer tratamientos personalizados y, por tanto, más eficaces. Aunque todavía se enfrenta a varios desafíos, como la accesibilidad y la interpretación de los datos genómicos, está marcando el comienzo de una era donde la atención médica se adapta a las necesidades únicas de cada persona.

La revista “Interés Mutuo” de diciembre en la oficina virtual de MGC

La nueva edición de la revista «Interés Mutuo» ya está disponible para todos nuestros mutualistas. Puedes consultarla online o descárgatela en tu dispositivo desde la oficina virtual.

En diciembre publicamos una nueva edición de la revista corporativa de MGC Mutua, Interés Mutuo. Además de la edición en papel que reciben nuestros mutualistas, aquellos que lo deseen también pueden consultar la revista y descargarla en formato PDF en su dispositivo desde la oficina virtual.

La revista Interés Mutuo pretende ofrecer siempre contenidos de calidad: artículos de salud y medicina elaborados y/o supervisados por médicos y artículos de actualidad, de opinión y de análisis, con un tratamiento de la información ameno, original y riguroso.

En la edición de este semestre destacamos los siguientes temas:

  • Editorial: Mutualismo es protección y compromiso
  • Novedades: MGC apela a los valores en su nueva campaña “Me comprometo”
  • Actualidad: MGC Mutua nuevo patrocinador del Nàstic de Tarragona tres temporadas
  • Actualidad: Las calles de Girona i Figueres vuelven a teñirse de solidaridad
  • Salud de cerca: Por qué se dice que el intestino es el “segundo cerebro”
  • Píldora de Salud: La Enfermedad Obstructiva Crónica (EPOC)

Son 20 páginas impregnadas del esfuerzo, la ilusión y el compromiso que conforma nuestra filosofía y que también puedes descargar en tu dispositivo para consultarla donde quieras con total comodidad. Accede ahora a la revista Interés Mutuo desde la oficina virtual.