Salud y medicina

La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC)

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica, conocida por las siglas EPOC, es una enfermedad crónica de las vías aéreas que ocasiona una pérdida acelerada de la función pulmonar. Hablamos con el Dr. Xavier Tarrago, especialista en neumología del Centro Médico MGC, sobre esta enfermedad producida principalmente por la exposición al humo del tabaco.

¿Qué es la EPOC y en qué formas puede manifestarse?

La EPOC es la enfermedad crónica respiratoria más común entre las personas adultas en todo el mundo. En España afecta casi a 10,5% de la población de más de 40 años (casi dos millones la padecen), con una mayor incidencia entre los hombres que entre las mujeres. Supone un daño estructural del pulmón, tanto de los bronquios como de los alvéolos (la zona posterior a los bronquios), que dificulta de forma crónica el paso del aire y afecta a la función pulmonar. En fases avanzadas puede suponer un gran impacto en la calidad de vida de las personas que la padecen y puede llegar a ser incapacitante.

Está causada por diversas razones, pero la principal, y a su vez la que empeora gravemente la enfermedad, es el tabaquismo. Otra causa menos frecuentes es el trabajo en ambientes contaminados, por lo que incide de forma especial en los trabajadores del carbón o de la metalurgia.

La EPOC puede manifestarse en forma de dos problemas diferentes, muy ligados entre sí porque suelen presentarse de manera simultánea o porque uno acaba provocando el otro.

Uno es el enfisema, que se produce por la rotura de las paredes de los alvéolos y forma  sacos de aire en los pulmones y los convierte en una especie de queso gruyere que se vacía de tejido. Los pacientes se van quedando con la misma caja torácica, pero con un pulmón cada vez más inservible porque el tabaco ha destruido el aparato pulmonar y la capacidad respiratoria disminuye.

El otro tipo de enfermedad pulmonar obstructiva crónica es la bronquitis crónica obstructiva, que se asemeja un poco al asma en la inflamación de los bronquios. Provoca un aumento excesivo de la producción de moco en los pulmones que causa tos durante periodos muy prolongados. Estos pacientes se comportan más como asmáticos, porque se ahogan más que los que tienen enfisema, y deben hacer más ingresos hospitalarios.

¿Qué síntomas tiene?

Los síntomas iniciales más frecuentes de la EPOC son la tos y la expectoración. Generalmente comienzan después de fumar o estar expuesto a gases contaminantes durante unos cinco o diez años. Se comienza escupiendo flemas por la mañana al levantarse y tosiendo. Después se manifiesta con fatiga y sensación de ahogo al realizar esfuerzos. Cuando la enfermedad está más avanzada pueden ser tareas simples y cotidianas como ducharse, vestirse o peinarse. Otros síntomas pueden ser: tendencia a sufrir más resfriados de pecho, que se agravan con el paso de los años; respiración sibilante; hinchazón en las piernas debido a la insuficiencia cardiaca, y en algunos casos, pérdida significativa de peso.

¿Cómo se diagnostica la EPOC?

Se diagnostica a través de una espirometría, una prueba muy simple de espiración forzada que determina dos parámetros básicos: el volumen total de aire que expulsa el paciente y el volumen que expulsa en el primer segundo de la maniobra.

Analizando estos dos parámetros se puede detectar el descenso de los flujos aéreos que espiramos y, por tanto, el cierre de los bronquios, que indican que puede haber una EPOC.

Los especialistas recomiendan a los fumadores que a partir de los 35-40 años, aunque no tengan síntomas, se hagan una espirometría con el fin de contar con un diagnóstico precoz.

¿Qué tratamiento tiene?

La EPOC es una enfermedad cuyas consecuencias son irrecuperables, pero los tratamientos actuales mejoran los síntomas y ralentizan la progresión de la enfermedad. El tratamiento es gradual, como en la mayoría de las enfermedades.

Cuando se detectan las primeras fases, como la causa principal y lo que hace progresar la enfermedad es el tabaquismo, el tratamiento obvio es el abandono del tabaco. Desafortunadamente en gran parte de los casos, como ya se ha producido un daño, aunque dejamos de fumar el daño persiste, aunque a un ritmo inferior al de continuar fumando, que nos llevaría hacia la invalidez respiratoria. Sin embargo, con un tratamiento precoz el daño se detiene y los pacientes pueden llegar a tener una vida normal.

Si la enfermedad está avanzada, normalmente se aplica un tratamiento farmacológico con broncodilatadores y antiinflamatorios bronquiales. Y en los casos más avanzados se requerirá oxigenoterapia.

Otros tratamientos no farmacológicos son las terapias respiratorias domiciliarias, las vacunas y la rehabilitación respiratoria.