Bienestar, Salud y medicina

Consejos para mejorar la convivencia con personas mayores

A medida que envejecemos comienza la aparición de enfermedades que en mayor o menor grado van a hacer disminuir nuestras capacidades cognitivas, conductuales y de movilidad. Esas enfermedades van a requerir diversos cuidados y atenciones, lo que condiciona en gran medida la convivencia con los mayores.

Enfermedades más frecuentes en la tercera edad

Las estadísticas nos dicen que las enfermedades más habituales en la tercera edad son:

Artrosis y artritis, que no sólo van a dificultar en diferentes medidas la movilidad del paciente, sino que van a provocar dolores que requieren tratamientos con analgésicos que debe supervisar periódicamente un médico.

Hipertensión, que no provoca síntomas, pero que requiere monitorización periódica de la tensión arterial y exige un seguimiento exhaustivo de la probable medicación.

Parkinson, que provoca temblores, rigidez de las extremidades, ralentización del movimiento e inestabilidad al caminar. Su tratamiento es constante y para que el paciente pueda llevar una vida de calidad aceptable requiere una colaboración estrecha entre el propio afectado, su familia y el personal médico, además del estricto cumplimiento del posible tratamiento farmacológico.

Osteoporosis, que puede generar rotura de huesos y cuya prevención pasa por seguir una dieta adecuada. Su tratamiento requerirá probablemente suplementos minerales (calcio) y vitamínicos (vitamina D)

Sordera, que va aislando gradualmente al paciente de su entorno.

Problemas de la vista, no sólo la pérdida de visión o las cataratas, sino enfermedades graves como una degeneración macular o un glaucoma que, de no tratarse adecuadamente acabarían en ceguera parcial o total del paciente.

Demencias seniles, que van minando paulatinamente las capacidades cognitivas y conductuales del paciente. La más grave y frecuente es la temible enfermedad de Alzheimer, de la que poco se puede decir que no sepamos. Es un inexorable trastorno que acaba con la memoria y sume al enfermo en un pozo del que no es capaz de salir sino ocasionalmente, según el avance de la enfermedad.

Ictus e infartos, que de no atenderse inmediatamente pueden causar daños irreparables en el paciente. Igualmente van a requerir medicación diaria.

Depresión, que sume al paciente en un estado apático que puede impedirle llevar a cabo las más elementales tareas cotidianas.

Los efectos de las enfermedades son tan diversos como los que acabamos de ver. Convivir con los mayores supone involucrarse en los diferentes tratamientos de todas ellas, que pueden presentarse aisladas o, como es habitual, varias a la vez.

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Actitudes que hay que adoptar en la convivencia con los mayores

El envejecimiento de nuestros mayores es una inversión total de los papeles. Son ellos quienes nos cuidaron, nos educaron, nos llevaron al médico, nos dieron todo su cariño, y se ocuparon de que creciéramos sanos de cuerpo y mente.

Y cuando envejecen, las cosas se invierten. Somos nosotros los que pasamos a ocuparnos de ellos, y esto no siempre es fácil, ni para los jóvenes ni para los mayores. Para los cuidadores, porque les resulta nuevo, y chocante, tener que asumir ese papel de cuidador. Y para los mayores, porque muchas veces resulta difícil de asimilar que uno ya no se vale por sí mismo y reconocer que, sin los cuidados que recibe, se olvidaría de tomar las medicinas, de dar un paseo diario, de comer eso que le han recomendado. Y también puede ser hasta humillante el ser incapaz de hacer las abluciones diarias sin ayuda.

Convivir con una persona mayor requiere hacer acopio de lo que sigue

Cariño

No haremos bien las cosas si el paciente no se siente querido; y conviene no olvidar que percibirá si nuestra actitud es fruto solo de una obligación, y no consecuencia del cariño que les tenemos.

Respeto

Él o ella te inculcaron aquello de “mayores de edad, dignidad y gobierno”. Al cuidarles no puedes cometer el error de perderles el respeto. Son tus mayores y el hecho de estar viejo no significa que sean tontos. Su sensibilidad está muchas veces a flor de piel y una falta continua de respeto les entristecerá o incluso les enfurecerá. Por otra parte, no olvides que su experiencia en la vida es mayor que la tuya, de manera que escúchalo. Seguro que te aporta mucho más de lo que crees.

Paciencia

Hazte a la idea de que vas a tener que repetirle las cosas constantemente, incluso varias veces el mismo día. Y, a la vez, vas a tener que oír sin parar la misma historia de su juventud o niñez… o de la tuya. Ármate de paciencia.

Tolerancia

Debes comprender que son muy conscientes de su propio estado y pueden reaccionar abruptamente si les tienes que ayudar en el cuarto de baño. Pueden tener algún pronto o una reacción que probablemente ellos mismos van a lamentar, pero que vas a ser tú quien soporte.

Comprensión

Hay un viejo aforismo que dice que comprender todo es perdonar todo. Piensa por ejemplo que si te grita porque no hablas más alto, es porque es sordo y quiere estar al corriente de lo que se habla; de lo contrario se aislaría y como es lógico se resiste a ello. Piensa, por poner otro ejemplo, que son tan conscientes de su intimidad como tú de la tuya y debes comprender si les contraria renunciar a ella, aunque sea momentánea. Se podrían poner muchos más casos.

Ten siempre presente que son personas y que se les debe tratar como tales, con todas esas actitudes que acabamos de contarte. Y ten presente también ese otro aforismo que reza “yo estaba como estás tú, tú estarás como estoy yo”.