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Vapear: ¿son seguros los cigarrillos electrónicos?
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La alarma saltó a primeros de septiembre, cuando en Estados Unidos se descubrió una nueva enfermedad pulmonar grave, directamente asociada con el consumo de cigarrillos electrónicos y no descrita anteriormente. Ha afectado a más de 500 personas y, de momento, causado seis víctimas. Esto ha llevado a las autoridades sanitarias norteamericanas a recomendar que no se vapee, al menos hasta que la causa esté clara. La advertencia ha llegado a instancias tan altas como la Casa Blanca, que ha emprendido iniciativas para prohibir por completo los cigarrillos electrónicos.
En España, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) se muestra muy cauta y señala los problemas de adicción que puede causar, a la vez que afirma que las sustancias que contienen están lejos de ser inocuas. Por su parte, los expertos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) solicitan que los cigarrillos electrónicos sean considerados, y regulados, como un producto medicinal. No hay constancia de que haya habido muertes en nuestro país.
¿Vapear es seguro?
Las cigarrillos electrónicos se han diseñado para que los adictos a la nicotina puedan disponer de ella sin estar acompañada de los otros riesgos asociados al cigarrillo convencional: cáncer y enfermedades cardíacas, vasculares, incluyendo las cerebrovasculares, fundamentalmente. El riesgo de vapear es significativamente menor, afirman algunos expertos, porque los químicos tóxicos del electrónico son mucho más bajos.
La revista Annals of Internal Medicine publicó recientemente un estudio de la saliva, aliento y orina de más de 180 voluntarios, algunos que fumaban y otros que vapeaban. Los productos cancerígenos encontrados eran muchos menos en número, y en menores cantidades, entre los vapeadores.
¿Cuáles son los riesgos del vapeo?
Si bien se ha considerado un método efectivo para dejar de fumar, los cigarrillos electrónicos no son por completo inofensivos, empezando porque contienen nicotina, que está muy lejos de ser una sustancia inocua. Con todo, el hecho escueto es que no se conocen aún los peligros de vapear, y menos a largo plazo. La comunidad científica está trabajando a toda máquina para averiguar hasta qué punto son perniciosos y qué componentes son los que realmente conllevan riesgos.
En cambio, sí se conoce el riesgo de que se conviertan en una droga “de acceso” a fumar: se ha descubierto que aumenta significativamente el riesgo de convertirse en fumador.
El veredicto
Hay que considerar dos factores. Uno, que para los fumadores constituye una herramienta efectiva para dejar de fumar. Y otro, que para los no fumadores es un riesgo real de que, empezando a vapear, acaben convirtiéndose en fumadores “tradicionales”. El mensaje final puede resumirse en que pueden tener efectos positivos en los fumadores.
Pero considerandos aparte, la moraleja final está clara: ni tabaco ni vapores, ¡nada como el aire fresco!