Alimentación y Nutrición, Salud y medicina

¿Sospechas intolerancia al gluten? Conoce los síntomas más comunes

La intolerancia al gluten hasta hace unos años era una dolencia rara, limitada a un pequeño número de pacientes con enfermedad celíaca. Pero desde hace algún tiempo, su prevalencia ha aumentado hasta adquirir proporciones auténticamente epidémicas.

El porqué de este crecimiento de la intolerancia a un alimento –el pan de trigo u otros cereales, que contienen gluten– es complejo, no está del todo claro y merecería un artículo aparte. El pan ha sido el alimento base de las civilizaciones mesopotámica, egipcia, griega y todas las culturas occidentales desde hace más de 9.000 años y es imposible que de repente un porcentaje relativamente alto de la población no lo tolere. Digamos simplemente que esta reciente intolerancia puede no sólo deberse al gluten, sino también a otros componentes de los cereales, o a los tratamientos a los que se someten.

La celiaquía

Se trata de una enfermedad autoinmune, en que el organismo interacciona con determinadas estructuras del intestino delgado e induce una reacción del cuerpo contra el delicado revestimiento interno del intestino, dañándolo o incluso destruyéndolo. Esto supone que los alimentos no se procesan adecuadamente.

La intolerancia al gluten… o al trigo

Bajo este término, “intolerancia al gluten”, se engloban varias reacciones diferentes del organismo a componentes del trigo y otros cereales. Las dos reacciones más conocidas son la celiaquía y la alergia al trigo.

Pero también puede haber intolerancia e incapacidad de digerir adecuadamente los hidratos del trigo u otros componentes, como los inhibidores de la tripsina y amilasa. Cualquiera de estas situaciones puede conllevar síntomas similares a pesar de producirse por sustancias y mecanismos diferentes, y englobarse de forma imprecisa dentro de la intolerancia al gluten.

Qué síntomas produce

La intolerancia tiene síntomas variados y múltiples, y son diferentes en los niños y en los adultos.

En la infancia, los síntomas no aparecen hasta que se introducen en la dieta los alimentos que contienen gluten, y los más habituales son:

  • Irritabilidad y desasosiego
  • Pérdida de apetito y dificultad para ganar peso
  • Las heces pueden cambiar de color (se vuelven más claras) y son muy copiosas y malolientes
  • En algunos casos, pueden darse vómitos y diarreas y, en estos casos, es frecuente diagnosticar erróneamente una gastroenteritis
  • El abdomen se distiende debido a la pérdida de masa muscular, que también causa adelgazamiento de piernas y brazos.

El los adultos, los síntomas pueden ser similares:

  • Pérdida de peso y diarrea
  • Heces blandas y malolientes o. por el contrario,
  • Estreñimiento, distensión abdominal y gases.

Pero, además, muchos adultos no presentan síntomas intestinales y acuden al médico alegando:

  • Cansancio extremo
  • Trastornos psicológicos (depresión)
  • Dolores en los huesos
  • Fracturas, causadas por el debilitamiento de los huesos
  • Úlceras en la boca
  • Erupciones en la piel (con aparición de ampollas y prurito), localizadas sobre todo en los codos y las rodillas (se conoce como dermatitis herpetiforme).

Algunas mujeres pueden presentar problemas para quedarse embarazadas y ésta puede ser la pista que conduzca al diagnóstico. En casos extremos puede producirse una anemia grave (por la incapacidad de absorber las nuevas necesidades de hierro y vitaminas debido al embarazo) y hasta abortos espontáneos. Igualmente, los bebés pueden nacer con bajo peso, debido a la deficiente nutrición proporcionada por la madre.

Finalmente, hay enfermedades raras que se dan con más frecuencia en celíacos e intolerantes. Algunas autoinmunes y que pueden afectar al tiroides, generar diabetes mellitus o cirrosis biliar primaria, que afecta al hígado.

El diagnóstico

Ante la aparición de síntomas persistentes de los citados, la única vía segura de actuación es acudir al médico, que elaborará la historia clínica preguntando por los síntomas, frecuencia, aspecto y color de las deposiciones. También querrá saber si ha sufrido pérdida de peso o si hay síntomas de anemia (palidez, fatiga). También explorará el abdomen y comprobará la posible existencia de erupciones o ampollas, así como úlceras en la boca.

El estudio inicial es el análisis de sangre, que revelaría carencias de vitaminas y minerales. Hay un análisis específico que podría revelar anticuerpos que se detectan a veces en los celíacos.

Con todo, el diagnóstico definitivo exige el estudio de una muestra de tejido intestinal (biopsia intestinal), que se lleva a cabo en un hospital. Este estudio se realiza tras un cierto tiempo de dieta en la que se haya suprimido radicalmente la ingestión de gluten.

Algunos consejos

La adopción de una dieta libre de gluten puede revertir la lesión del intestino delgado. En la mayoría de las tiendas de alimentación ya hay muy diversos alimentos sin gluten. Pero la supresión total requiere una gran disciplina y empezar por leer muy detenidamente los componentes de cada alimento. Debe tenerse en cuenta que tienen gluten:

  • Pan, bollos, pasteles, galletas
  • Algunas salsas y sopas preparadas
  • Barritas dietéticas, patatas chips, otros productos ofrecidos en bares y restaurantes como aperitivos
  • Pastas
  • Determinados aceites de cocina
  • Salsas de soja, mostaza, mayonesa comercial
  • La cerveza, el whisky (y el bourbon).

La lectura detallada de la lista de ingredientes puede indicar que el producto “puede contener trazas”, con lo que, al menos en un principio, no deberían ingerirse.

Bibliografía

https://acsa.gencat.cat/es/seguretat_alimentaria/seguretat_alimentaria_per_temes/alergies_i_intolerancies_alimentaries/la_intolerancia_al_gluten/index.html
https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/celiac-disease/symptoms-causes/syc-20352220