Bienestar, Salud Mental, Salud y medicina
Salud emocional
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¿Sabías que la ciencia cita como causa fundamental de la enfermedad cardíaca a un trastorno que no se puede medir: el estrés? Pero es que no se trata solo de la enfermedad cardíaca: el estrés, que es el principal problema englobado en lo que llamamos “salud emocional”, provoca:

- Insomnio
- Ansiedad
- Depresión
- Glucemia (azúcar en la sangre) elevada
- Problemas intestinales y digestivos
- Aumento de peso
- Disminución de la memoria
- Pérdida de la libido
Hasta el 59% de los españoles afirma sufrir de estrés, y son los jóvenes entre 18 y 24 años los que tienen una peor salud mental: hasta el 70% de los jóvenes se consideran víctimas de estrés.
El problema es tan grave que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado el estrés como la epidemia de salud del siglo XXI. La salud mental se consolida como el problema que más preocupa a la población, por delante del cáncer. En el mundo, el 49%; en España, la cifra sube hasta el 59%, solo por detrás de Suecia.
En este blog somos muy conscientes del problema y basta escribir estrés en el buscador para que aparezcan no menos de 243 entradas.
Mens sana in corpore sano
La medicina tradicional se ocupó durante siglos de la salud física, sin dar demasiada importancia a la salud emocional. Y cada vez hay más evidencia que la conexión entre una y otra es profunda, hasta el punto de hacerlas inseparables, de modo que la salud emocional influye enormemente en el bienestar.
Por salud emocional se entiende la capacidad del individuo de gestionar sus emociones, adaptarse a los cambios y gestionar el estrés. No es posible ser feliz al cien por cien durante toda la vida, pero sí lo es reconocer, expresar y regular sentimientos comunes: ira, tristeza, ansiedad.
Las hormonas de la salud mental
Hay dos hormonas que son las que influyen en el estrés: el cortisol y la adrenalina. Ante emociones intensas o que se prolongan más de lo normal (estrés crónico, ansiedad o depresión), el organismo se defiende liberando hormonas, la adrenalina y el cortisol, que, de mantenerse en un nivel elevado durante mucho tiempo, acaban afectando el sistema inmunológico, digestivo, cardiovascular y neurológico.
El cortisol
Producida por las glándulas tiroideas, el cuerpo se vale de ella para concentrarse en una situación anómala. El cortisol regula el nivel de azúcar en sangre (la glucemia) y, en situaciones de alarma, retrasa las funciones no estrictamente necesarias, como los sistemas reproductivo y digestivo, así como el crecimiento. Además de ante una situación percibida como de amenaza, el cortisol se eleva también con el dolor, la inflamación, las infecciones, el estado de vigilia y el estrés.
El cortisol se regula mediante las secreciones del hipotálamo, de la hipófisis y de las glándulas suprarrenales
La adrenalina
La segregan las glándulas suprarrenales, y se librea ante la percepción del organismo de una amenaza. La adrenalina tiene por efecto aumentar la frecuencia cardíaca, la dilatación de las vías aéreas y la contracción de los vasos sanguíneos (venas y arterias). Con ello, el cuerpo se prepara para hacer frente a la amenaza percibida.
Sus efectos negativos pueden controlarse:
- Practicando mindfulness, que es intentar concentrarse en la actividad cotidiana que en cada momento se está llevando a cabo
- Practicando meditación
- Respirando profundamente
- Concentrarse en recuerdos gratos, evitando los perniciosos
- Con relajación muscular, contrayendo y elongando los diferentes músculos.
Las emociones positivas
Son las que proporcionan beneficios físicos. La risa, el amor, el optimismo se asocian a un mejor funcionamiento del sistema inmunológico, a mejor recuperación tras las enfermedades y a una menor inflamación.
Las emociones positivas se pueden buscar. Por ejemplo, está comprobado que las personas que cantan durante sus actividades diarias (si les es permitido, claro) son más felices.
La meditación, el ejercicio regular, las relaciones sociales y la expresión artística (como el canto de antes) ayudan enormemente con la salud emocional, esto es, también con la salud física. Es beneficioso practicar:
- La conciencia emocional: identificar cómo te sientes y también la o las causas de que te sientas así
- Adopta hábitos sanos: come equilibradamente, duerme bien, haz ejercicio con regularidad
- Apóyate en los que te rodean. Alternativamente, hay grupos de apoyo para casi cualquier trastorno emocional
- Evita sobrecargarte y responsabilizarte en exceso de temas laborales, familiares cuando te sea posible
- Afronta los avatares y cambios con una mentalidad positiva
Bibliografía:
El estrés y la salud (Medline Plus)
El estrés y sus síntomas (MayoClinic Org)