Salud y medicina
¿Qué es el radiodiagnóstico?
Índice de contenidos
El radiodiagnóstico es una manera de diagnosticar el problema de un paciente mediante la emisión de radiaciones que a su vez nos permiten obtener una imagen adecuada y comprobar le existencia y alcance del problema.
Hay dos tipos básicos de radiodiagnóstico: los rayos X y la resonancia magnética nuclear (RMN).
Los Rayos X
Se descubrieron en 1895 y su aplicación fue inmediata: A los dos meses de su descubrimiento eran ya utilizados en Europa y Estados Unidos, no sólo para obtener imágenes de los órganos de personas vivas, sino para tratar ciertas enfermedades, como el cáncer.
Son un tipo de radiación electromagnética, similar a la de la luz o a la de las ondas de radio. Tienen una energía elevada una corta longitud de onda, lo que les permite atravesar los tejidos. Al atravesar el cuerpo, los tejidos densos, como los huesos, bloquean más los rayos que los tejidos blandos (como los pulmones).
Pruebas médicas que utilizan Rayos X
Las radiografías simples son muy útiles en el diagnóstico de muchas enfermedades y problemas. Permiten diagnosticar, normalmente sin género de duda, la fisura o la ruptura de un hueso, o si en un pulmón hay una masa indeterminada que requiere estudio por si pudiera tratarse de un tumor.
Al estudio de algunas partes del cuerpo requiere, con todo, algunas técnicas especiales. Para estudiar algún problema en las venas o las arterias, por ejemplo, es necesario inyectar un líquido (contraste), opaco a los rayos X que permitiría comprobar si existe algún estrechamiento. Lo mismo sucede cuando se quiere explorar el aparato digestivo: hay que administrar al paciente una “papilla” de contraste para ver el esófago, el estómago o el intestino delgado. Si lo que requiere exploración es el colon o el intestino grueso, al contraste debe inyectarse por el ano, como un enema.
El TAC (o tomografía axial computerizada) es otro avance técnico en la utilización de los rayos X. Se hace pasar los rayos en numerosas direcciones por un mismo plano del cuerpo y mediante un ordenador se pueden obtener radiografías complejas con imágenes detalladas de los cortes de distintas partes del cuerpo.
Cómo se realizan las pruebas de rayos X
Los rayos se generan en un aparato eléctrico. El paciente se coloca entre dicho aparato y una pantalla donde se obtiene la imagen o radiografía. (El paciente debe quitarse cualquier objeto metálico que lleve, pues aparecería en la imagen.) El procedimiento no produce ninguna molestia (salvo la que produzca un pinchazo para la inyección de contraste, de requerirlo la prueba).
En las pruebas más complicadas este proceso puede llevar varias horas por lo que el resultado no está disponible de forma inmediata.
¿Tienen los rayos X algún riesgo?
Un elemento contradictorio de los rayos X es que se utilizan para tratar el cáncer (radioterapia) y, a la vez, puede causar la aparición de tumores. Actualmente se usan dosis muy pequeñas de radiación con las que se obtienen imágenes de gran calidad; el riesgo real que corre un paciente que se hace una radiografía es extremadamente bajo y sin consecuencias.
No es el caso, sin embargo de los profesionales médicos que trabajan en radiología (o radioterapia) que deben extremar las precauciones para no exponerse a la radiación, colocándose tras las pantallas opacas a los rayos.
Por último, la radiación puede causar daños al feto, por lo que se recomienda no realizar radiografías durante el embarazo. Si tu médico te pide una radiografía, antes de hacértela asegúrate de que no estás embarazada.
La resonancia magnética nuclear (RMN)
Es una técnica que usa las propiedades magnéticas de los átomos del organismo humano, principalmente el hidrógeno. Las mediciones de esta prueba se realizan por la sincronización de las señales nucleares que ya existen en los tejidos. Esto hace que la prueba sea de las menos invasoras de que disponemos actualmente.
Se considera imprescindible en el estudio de gran número de enfermedades y de valiosa ayuda en muchas otras. A partir de ella se han generado nuevas técnicas con un potencial médico y científico enorme como la tomografía de emisión de positrones (PET), de la que hablamos más adelante, y otras muchas (RMN de difusión y perfusión, angiografía resonancia magnética, transferencia de magnetización, imágenes espectroscópica o SPECT, etc.) cuyo estudio sales del alcance de este artículo.
Su funcionamiento es complicado. Básicamente es un fenómeno físico por el que ciertas partículas (electrones, protones y determinados núcleos atómicos) pueden absorber, bajo un potente campo magnético, energía electromagnética de radiofrecuencia que puede captarse en una bobina receptora. El elevado “momento magnético” del hidrógeno, y su abundancia en el organismo hacen muy intensa su señal de emisión, de forma que es el núcleo de este elemento el que se utiliza habitualmente en la clínica.
Usos de la RMN
Las principales indicaciones de esta técnica son:
Estudio del sistema nervioso central (SNC)
Esta técnica ha demostrado una clara superioridad a otras en la detección de tumores cerebrales o metástasis cerebrales selectivas, así como enfermedades desmielinizantes como la esclerosis múltiple, malformaciones arterio-venosas y aneurismas o dilataciones de los vasos sanguíneos cerebrales, alteraciones del SNC y lesiones o enfermedades de la médula espinal, entre otras.
Estudio del sistema músculo-esquelético
Realizada siempre después del estudio radiológico convencional, tiene enromes posibilidades para detectar alteraciones de los meniscos, ligamentos, tendones y cartílagos de las grandes articulaciones como la rodilla, el hombro, el tobillo o la cadera. También se usa para detectar tumores del esqueleto y de las partes blandas (músculos.etc.).
Estudio del abdomen
Para determinar lesiones del hígado, bazo, páncreas, glándulas suprarrenales, riñones y órganos de la pelvis (como los órganos femeninos), la vejiga de la orina o la próstata.
Estudio del tórax
Fundamentalmente, de los bronquios y pulmones así como del corazón y los grandes vasos.
Ventajas y desventajas de la RMN
En su conjunto, la RMN presenta ventajas importantes sobre otras técnicas de imagen.
- No utiliza radiaciones ionizantes
- Permite obtener imágenes de todos los planos
- Obtiene un gran contraste entre los tejidos, lo que permite diferenciar unos de otros, caracterizar tejidos y lesiones y fijar su extensión.
Las desventajas derivan fundamentalmente de su elevado coste y de los tiempos de estudio, que son largos.
Tomografía por emisión de positrones (PET)
Es una técnica que mide la función fisiológica del organismo examinando el flujo sanguíneo, el metabolismo, los neurotransmisores y fármacos marcados con partículas radiactivas.
Ofrece un análisis cuantitativo permitiendo una monitorización a lo largo del tiempo de los cambios sufridos a medida que una enfermedad evoluciona en respuesta a acciones o estímulos específicos.
En qué consiste
La técnica se basa en la detección de la radiactividad emitida tras la inyección de una pequeña cantidad de contraste. La dosis radiactiva es similar a la usada en el TAC.
De nuevo, es complejo técnicamente y se desarrolla en cuatro pasos:
- El núcleo del contraste inyectado (radioisótopo) emite un positrón, o sea un electrón positivo.
- Éste choca contra un electrón en el tejido y el proceso convierte masa en energía en forma de dos fotones.
- La cámara del PET usa unos cristales llamados de escintilación colocados alrededor del paciente para detectar estos fotones emitidos
- Los cristales absorben los fotones, produciendo luz que se convierte en una señal eléctrica que se recoge en una pantalla.
Para qué se utiliza
Como primera medida en la determinación de la malignidad o carácter benigno de un tumor (con lo que se una mucho en oncología). Como caso particular, en la determinación de la fase o estadío en que se encuentra un cáncer.
Otras aplicaciones de la PET incluyen el estudio del flujo sanguíneo y del consumo de oxígeno en diferentes partes del cerebro, lo que puede ser válido para estudiar posibles demencias o enfermedades degenerativas como la esclerosis múltiple o la enfermedad de Parkinson.
También tiene usos en cardiología, como por ejemplo estudiar el músculo cardíaco antes de su trasplante, o el estudio de algunos cánceres de corazón.
La PET no conlleva más molestias que las del pinchazo en el brazo para la inyección del contraste.
Por último, las mujeres deben siempre informar a su médico si existe la posibilidad de embarazo o si están lactando.
Otras aplicaciones de la PET incluyen el estudio del flujo sanguíneo y del consumo de oxígeno en diferentes partes del cerebro, por ejemplo, para el estudio de la demencia, de accidentes vasculares cerebrales o de tumores. También sirve para el estudio de la enfermedad de Parkinson a través de la medida de los rastros de neurotransmisores químicos como la dopamina.
Bibliografía: