Salud y medicina

La relación del médico de familia y el paciente, una cuestión de confianza

El médico de familia no sólo acompaña al paciente en el proceso de una enfermedad, sino que lo hace a lo largo de toda su vida. Actúa como consejero, asesor e incluso como mediador entre el paciente y su entorno. Hablamos con la Doctora Juliana Martínez, especialista en medicina general del Centro Médico Mútua General de Catalunya, sobre la importancia de establecer una relación de confianza entre el médico y el paciente a la hora de adquirir un papel de compromiso frente al enfermo.

¿Cuál es la función del médico de familia?

El médico de familia es un médico que está especializado en el paciente. Nuestra función es acompañarlo a lo largo de todo el proceso de la enfermedad y, aunque normalmente son procesos cortos, realmente se puede establecer un vínculo en el que llegas a acompañarlo durante todo el periodo de su vida. Nosotros estamos siempre ahí y vemos al paciente dentro de su entorno: junto a su mujer, con sus hijos, con problemas de trabajo, con problemas sociales… con todo ese conjunto de situaciones que le acompañan en su vida. Muchísimas veces el paciente acude a un especialista y pide consejo para una patología determinada, pero también vuelve al médico de cabecera a explicarle qué le ha dicho. Ésto nos comporta un seguimiento de la enfermedad a lo largo del tiempo.

¿Cómo debe ser la relación entre el médico de familia y sus pacientes?

La relación debe estar basada en la confianza. Es importante que el paciente confíe en su médico. Y a la vez tiene que haber entre ambos una relación de respeto, de entendimiento entre lo que se dice y lo que se escucha, de cordialidad… Es una relación de doble vía, porque el paciente, cuando tiene esa confianza en el médico, se siente seguro y se abre a él. Y nosotros los médicos, a su vez, nos vemos beneficiados de esta relación porque nos resulta mucho más fácil hacer un diagnóstico si el paciente nos cuenta con confianza todos los signos de la patología que le está preocupando.

¿Qué no se debe ocultar al médico en la consulta?

Para ofrecer un diagnóstico correcto la relación entre el médico y el paciente tiene que estar basada en la sinceridad. No se debe ocultar, por ejemplo, que no se está siguiendo un tratamiento o una parte del tratamiento prescrito: hay pacientes que consideran que le hemos recetado un medicamento y que realmente no lo necesitan. Y aquí se está produciendo un fallo de base. Por un lado del paciente, porque si tiene cualquier duda debe compartirla con el médico antes de tomar la decisión de no seguir sus indicaciones. Pero también hay un fallo del médico que, por el motivo que sea, no le está dando la suficiente información al paciente, o la confianza para que le exprese sus dudas.

Tampoco se debe ocultar si tenemos hábitos tóxicos: si fumamos, si bebemos, si nos drogamos… ya que es importante a la hora de evaluar al paciente. No hay que ocultar situaciones de riesgo, como que estamos sufriendo maltrato, ya sea físico o psicológico. También es muy importante no ocultarle que estamos haciendo un tratamiento alternativo: muchas veces una persona se está tomando unas hierbas pensando que no tienen repercusión en su vida cotidiana y para el médico sí que tiene incidencia a la hora de evaluar la situación y ofrecer un diagnóstico. Y, por ejemplo, si estás siguiendo una dieta, no debemos ocultar si estamos o no comiendo lo indicado, aunque tengamos sentimientos de culpabilidad. Porque, si no, es difícil hacer bien un seguimiento.

¿Cómo puede fomentar el médico de familia una buena relación con el paciente para poder hacer mejores diagnósticos?

Para que se establezca la confianza con el paciente es importante tener tiempo. Tiempo para hablar, para escucharle, para dejarle llorar o reír. Hay que tener empatía para entender lo que nos está diciendo, porque a veces lo dice directamente, pero a veces le cuesta más abrirse o lo dice de forma indirecta y lo tenemos que intuir un poco. También hay que procurar tener un ambiente agradable en el que el paciente se sienta cómodo. Y con estas premisas se puede establecer una relación cordial.

Por otro lado, es importante que en la comunicación con el paciente se establezca un diálogo que sea comprensible para él. Como médicos, le podemos indicar que tiene que seguir un tratamiento, pero también le debemos explicar qué implica ese tratamiento, que contraindicaciones puede tener y qué efectos adversos le puede provocar, para que el paciente tenga conocimiento en todo momento del proceso y se minimicen las dudas y la posibilidad de que lo abandone. Y, sobre todo, debemos explicarle en un lenguaje verbal comunicativo y sencillo qué le está pasando y qué estamos haciendo para solucionarlo.