Salud y medicina

La meningitis: sus síntomas, causas, tratamiento y prevención

Las meninges y la meningitis

Las meninges son unas estructuras que a modo de envoltorios cubren la parte noble del cerebro. La meningitis es una inflamación de las dichas estructuras.

La inflamación se constata mediante el análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR), que es un fluido que protege las diferentes estructuras del sistema nervioso central, y se localiza en la cabeza y a lo largo de toda la médula espinal. La médula espinal tiene una consistencia aproximada de un flan, y si estuviera anclada de forma rígida dentro de la columna vertebral, cualquier movimiento brusco que realizáramos o cualquier traumatismo que sufriera la espalda (desde empujones hasta caídas) podría dañarla y las consecuencias serían muy graves. Por este motivo, la naturaleza diseñó un líquido, el líquido cefalorraquídeo, en el cual la médula espinal flota, siendo más difícil que sufra daños.

Cuando se produce una inflamación de las meninges, las células inflamatorias (fundamentalmente todas las encargadas de la defensa de nuestro organismo) y los gérmenes que han originado la inflamación pasan al líquido cefalorraquídeo. El análisis de este líquido se realiza mediante una punción lumbar, en una zona muy precisa en la que ya no existe médula espinal.

En nuestro entorno, la mortalidad de este tipo de meningitis es poco mayor del 5%, estando claramente relacionada con el retraso en el tratamiento. Dicho de otro modo, ante el menor síntoma debes acudir al médico.

Síntomas de la meningitis

Todas las meningitis se definen por una serie de signos y síntomas:

  • La manifestación más importante de la meningitis es el dolor de cabeza, o cefalea; suele afectar a toda la cabeza, si bien algunos pacientes pueden notar más molestias en la zona posterior. Puede ser muy intenso y suele ir acompañado de sensibilidad a la luz y al ruido
  • Los pacientes con meningitis presentan habitualmente vómitos, que no están relacionados con la digestión, generalmente precedidos de náuseas, y suelen ir paralelos a la gravedad de la cefalea
  • La fiebre suele ser muy elevada y, normalmente, acompañada de escalofríos previos; este síntoma puede no aparecer en personas ancianas
  • Los llamados signos de irritación meníngea ayudan al médico en su diagnóstico de la meningitis; el signo principal es la rigidez de nuca, que consiste en la imposibilidad el paciente para tocarse el pecho con el mentón. Este movimiento les resulta muy doloroso
  • Además de éstos, puede darse una cierta disminución del nivel de conciencia: los pacientes responden vagamente a nuestras indicaciones, o no saben cómo se llaman o dónde se encuentran. Asimismo, pueden producirse convulsiones u otros síntomas

Por qué se produce la meningitis

Los gérmenes que producen la meningitis son muy variados y pueden ser bacterias, virus, hongos u otros agentes infecciosos; asimismo la inflamación de las meninges se puede producir por una irritación química o por una infiltración de células malignas.

Los agentes patógenos penetran hasta las meninges que, como hemos señalado, son una estructura interna de la cabeza, a través de tres posibles vías:

  • La sangre, desde un foco cercano a las meninges (por ejemplo, algunas infecciones del oído interno)
  • Por contacto directo (se produce cuando existen fracturas craneales abiertas)
  • Después de una intervención neuro-quirúrgica.

Causa más frecuente de la meningitis

Uno de los patógenos más frecuentes en la aparición de la meningitis es el meningococo, que es una bacteria en forma de galleta con una marcada tendencia a inflamar las estructuras meníngeas.

Se han distinguido cinco tipos diferentes de meningococo, A, B, C, W e Y. Cada uno de ellos tiene unas características especiales, en las que entrar se sale del alcance de este artículo. Pero el conocimiento de la existencia de estos subtipos es fundamental para luego entender el problema que plantea la vacuna.

La meningitis por meningococo puede aparecer de forma esporádica, es decir, en una comunidad se produce un caso aislado, o bien asociada a brotes epidémicos de meningitis, como sucede a veces en algunos puntos de España.

Puede afectar a pacientes de cualquier edad, pero es más frecuente en niños y adultos jóvenes; se puede producir en cualquier momento del año, pero los casos son más frecuentes en invierno y al inicio de la primavera.

El agente patógeno se encuentra habitualmente en la zona naso-faríngea (nariz y garganta) y en alrededor del 50% de los casos la enfermedad va precedida o acompañada de molestias al tragar, o de amigdalitis. Desde la nasofaringe, el germen puede viajar por la sangre y alcanzar diversos órganos, como las articulaciones, las meninges, el corazón, los oídos o los ojos. Un dato muy importante en la meningitis por meningococo es la presencia de ciertas manchas cutáneas -aparecen en casi el 60% de los pacientes con meningitis por meningococo- que pueden presentarse en cualquier lugar del organismo.

Problemas que puede conllevar una meningitis

La evolución de la meningitis depende de varios factores:

  • El tiempo que se tarda en recibir el tratamiento desde el comienzo de la enfermedad (cuanto mayor sea el retraso, mayores son las posibles complicaciones), como hemos dicho antes
  • La edad del paciente: el pronóstico empeora en niños y ancianos
  • Las posibles enfermedades asociadas en el mismo paciente, ya que en pacientes con múltiples enfermedades, el pronóstico será más grave
  • El germen causante de la inflamación (hay patógenos que son más agresivos), y la virulencia de los mismos.

De esta forma, la evolución de la enfermedad puede ir desde la curación completa, que es lo más habitual en España, hasta la inflamación de las estructuras encefálicas (encefalitis) e incluso el fallecimiento del paciente.

Posibles complicaciones

Las complicaciones se deben al grado de inflamación de las meninges, secundaria a la infección. Lo normal es la resolución completa y la ausencia de secuelas; rara vez la meningitis meningocócica puede complicarse con sordera, convulsiones, ceguera u otro tipo de alteraciones.

Cómo se trata la meningitis

Como ya hemos dicho, la meningitis es una enfermedad potencialmente mortal y causada en la mayor parte de los casos por bacterias, por lo que requiere ingreso hospitalario, lo más pronto posible, para comenzar un tratamiento con antibióticos intravenosos durante una semana.

Ante la más mínima sospecha de que exista meningitis, se debe acudir inmediatamente a un servicio de urgencias hospitalario, para ser evaluado por un especialista.

¿Existe alguna vacuna contra el meningococo?

Actualmente tenemos la vacuna tetravalente, contra los tipos A, C, W e Y. Son totalmente seguras, confieren buena respuesta inmune y generan protección comunitaria, o sea que sirven de protección a la población no vacunada. La protección estimada es al menos de 5 a 10 años.

La vacuna frente a la meningitis B es relativamente nueva y aún no se ha determinado la duración de la protección.

Tanto la tetravalente como la del tipo B tienen escasos efectos secundarios. Los principales efectos adversos que aparecen en los niños vacunados son fiebre moderada o la aparición de una pequeña inflamación en el punto de inoculación de la vacuna, que desaparece en pocos días.

Sólo tiene tres contraindicaciones:

  • Si el paciente presenta fiebre en el día
  • Si ha presentado previamente alguna reacción alérgica grave
  • Si la paciente está embarazada.

Las vacunas están incluidas en los calendarios de vacunación de la Seguridad Social:

  • Meningitis B: 2, 4 y 12 meses de edad del niño
  • Meningitis C: 4 y 12 meses
  • Meningitis A, C, W, Y: a los 12 años, con dosis de recuerdo a los 13-18 años.

Prevención de la meningitis

Se estima que los portadores del meningococo en la nasofaringe varía entre el 2 y el 5 por 100 de los niños sanos. Por lo general, la meningitis meningocócica es una enfermedad infantil. El microorganismo se adquiere a partir de un portador adulto, generalmente de la misma familia. La probabilidad de presentar la enfermedad tras un contacto familiar es de aproximadamente el 1%, cifra que se multiplica por 1.000 cuando el contacto se produce en la comunidad.

El riesgo de adquirir la enfermedad tras el contacto con un niño enfermo es, aproximadamente, de un uno por mil, siendo más frecuente en los niños menores de cinco años, con un mayor riesgo entre los 6 y los 12 meses.

Hay que vigilar especialmente la exposición a contactos en la familia, en el colegio o en la guardería y siempre que aparezca fiebre en alguno de ellos, se debe acudir inmediatamente al médico.

Bibliografía:

https://www.msdmanuals.com/es-es/professional/trastornos-neurol%C3%B3gicos/meningitis/generalidades-sobre-meningitis
https://www.stanfordchildrens.org/es/topic/default?id=meningitis-85-P03882
https://www.sanidad.gob.es/areas/sanidadExterior/laSaludTambienViaja/consejosSanitarios/docs/2023_EnfermedadMeningococica_ULT_vf.pdf