Hijos, Vida de Pareja

Los pies planos en los niños

El pie plano es una afección común y es normal en bebés y niños pequeños. Se produce cuando el pie tiene una disminución de la altura del arco longitudinal plantar (también llamado bóveda plantar). Hablamos con Xavier Noguer, especialista en podología del Centro Médico MGC, sobre cómo afecta a los niños y cuándo es necesario un tratamiento.

¿A qué se le llama pie plano? El pie plano es una alteración de la bóveda plantar. Los seres humanos tenemos en el pie unas estructuras óseas que están unidas y organizadas de manera que forman como una bóveda. Cuando los tejidos que sostienen las articulaciones en el pie están flojos, el pie se ensancha y esta bóveda cae.

El arco longitudinal del pie se va desarrollando de manera progresiva. Hasta los dos o tres años de edad, la gran elasticidad y la acumulación de tejido adiposo le dan al pie un aspecto de plano. A medida que los niños crecen, los tejidos del pie se van tensando hasta formar un arco, que alcanza su máxima altura hacia la adolescencia. Aunque la mayoría de los adultos tienen arcos normales, es posible que en algunas personas este arco no llegue a formarse nunca.

¿Por qué se produce? Las causas de esta alteración estructural característica del pie plano suelen ser dos. Por un lado, pueden ser causas óseas. Es decir, que los huesos del pie están dispuestos de tal manera que no permiten el desarrollo normal del arco longitudinal. Es lo que se llama un pie plano rígido.

Otra causa sería un pie que tiene una bóveda normal pero que las estructuras músculo-ligamentosas y la fascia no aguantan bien y, entonces, el pie se aplana y actúa como un pie plano, aunque tiene estructura. Es lo que se llama pie plano flexible.

¿Cómo sabemos que un niño tiene el pie plano? Uno de los factores que nos pueden indicar la existencia del pie plano es que los niños, a partir del año y medio o los dos años, empiecen a pedir brazos o a decir que tienen dolor de piernas, y se sienten y se levanten a menudo cuando están de paseo. Ésto nos puede estar diciendo que hay un problema en el pie. A veces también hay dolor, aunque no está siempre presente. No todos los niños con pie plano tienen dolor. También se ven alteraciones de la marcha, maneras de caminar que son un poco complejas.

Para hacer un diagnóstico concreto de pie plano, a partir de los dos años y medio o los tres años y medio, el especialista debe hacer una exploración músculo-esquelética del niño con especial atención al tobillo y el pie, y una previsión de futuro. Se comprueba, en sedestación y caminando, con ciertos puntos de referencia, si los huesos no están alineados de la manera adecuada. Las dos exploraciones básicas para comprobar que se trata de un pie plano flexible y descartar un pie plano rígido son el “Jack test” y la observación del pie cuando el niño se coloca de puntillas.

¿Qué hay que hacer cuando el niño tiene el pie plano? El trabajo de los especialistas en podología es conseguir que la estructura del pie del niño forme la bóveda plantar y que el arco aguante. Puede hacerse mediante ejercicios de flexibilidad y potenciación o, a partir de los cuatro años aproximadamente, utilizando plantillas personalizadas que cambien los ejes de alineación del pie para que los músculos trabajen de manera diferente.

Las plantillas se pueden poner en cualquier calzado que cumpla los requisitos adecuados, por ejemplo, que no deje el pie suelto por la parte del talón, calzado que incluye el deportivo. De hecho, en la podología deportiva las plantillas también se utilizan para mejorar la biomecánica del pie.

En niños en los que la estructura ya está formada y no hay dolor o problemas para caminar, no siempre es necesario el uso de plantillas, o se pueden utilizar de manera paliativa para evitar que el pie caiga más de lo normal. El uso de las plantillas también puede mejorar un poco su deambulación. Las plantillas deben ser personalizadas, adaptadas al crecimiento del niño, y utilizarse hasta que veamos que la estructura plantar, la vuelta, es fija. Hay pacientes en los que con poco tiempo ya basta. Pero mientras no haya dolor, y si no interfiere demasiado en el crecimiento, no se debe poner este tipo de tratamiento. Una buena previsión, una visita al especialista, nos sacará de dudas en estos casos.