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La resaca: 12 trucos para paliar sus efectos

Para qué andarnos con tapujos: lo mejor para no tener resaca es beber moderadamente. Pero, bueno, casi todos los bebedores olvidan el algún momento eso, tener cuidado con las copas. Mientras no sea lo habitual… En cualquier caso, algo para paliar ese desagradable efecto del exceso de alcohol sí que se puede hacer. Aquí te proponemos algún truco.

En cama con resaca

1. Bebe mucha agua

El alcohol se procesa en el hígado. Y para asimilarlo, dicho órgano necesita agua y, si no bebes, la tomará de donde puede: del cerebro. Y ya está ahí la resaca.

Si además bebes agua alternándola con el alcohol, controlarás mejor la dosis que te bebes. La causa de esto es que a medida que vas bebiendo, se va produciendo la sensación de deshidratación, o sea sed, lo que causa que bebas más rápidamente que cuando tomaste la primera copa.

Y antes de acostarte, bébete un buen vaso de agua con un poco (un pellizco, vamos) de sal, mejor si es sal marina. Repondrás sales minerales que el alcohol ha ido consumiendo.

2. Come: no bebas en ayunas

Todos lo hemos oído alguna vez, eso de que es peor beber en ayunas, y es completamente cierto. Hablamos de comer, o sea de una comida en toda regla, no de unas pocas aceitunas. Esto reducirá el acetaldehído en el organismo. Este compuesto es en lo que se convierte el alcohol en el cuerpo y es más tóxico que el propio alcohol: es la principal causa de la resaca.

3. Toma una píldora

Pero que no sea una aspirina, porque los fármacos implicarían forzar aún más el hígado, que está venga a trabajar procesando el alcohol.

Hay un remedio natural, herbáceo, que es el cardo de leche, disponible en tabletas y en concentrados. Se piensa que acelera la función hepática y sus defensores afirman que sus efectos hacen más llevadera la resaca. Lo ideal es tomarlo antes de empezar a beber y el procesamiento del alcohol será más rápido. Con todo, sus efectos están todavía por demostrar.

4. Ojo con los espumosos

Las bebidas con burbujas son más peligrosas que las otras. La revista Forensic & Legal Medicine publicó un estudio ya en 2007 que comparaba los efectos de unas y otras bebidas. Los voluntarios que bebieron “con burbujas” vieron sus niveles de alcohol en sangre aumentar más deprisa que los que bebieron sin ellas. La teoría de los autores es que el dióxido de carbono (el gas que forma las burbujas) acelera la asimilación del alcohol por el cuerpo.

5. Son mejores las bebidas blancas que las oscuras

Las bebidas como el vino tinto o el coñac contienen más congéneres – unos compuestos tóxicos que contribuyen a la resaca- que la ginebra, o el vodka. Estos compuestos son producto de la fermentación del alcohol. La Royal Society of Chemistry, del Reino Unido, afirma que la destilación de las bebidas blancas las purifica más. Pero también producen resaca, por supuesto. El quid es la cantidad: beberse una botella entera de vino blanco pasará sin duda factura a la mañana siguiente.

6. No tomes café

Sí café, o mejor dicho, no, no debes tomar café, al contrario de lo que la gente piensa. El café o el té no son convenientes para la resaca, pues afectan al hígado, deshidratando e irritándolo. Podría provocarte náuseas y mareos, lo que agrava los síntomas de la resaca. Además, el café, como el alcohol, empeora la calidad del sueño (cuando no lo impide), lo que sería contraproducente.

7. Ten cuidado con los analgésicos

Debes evitar la aspirina y el ibuprofeno, pues empeorarían la irritación en el estómago que produce el alcohol.

El analgésico más conveniente es el paracetamol, y mejor si lo tomas en comprimidos efervescentes: el efecto será más rápido, sin contar con que el agua en que se disuelven tendrá un efecto beneficioso adicional. Y, desde luego, enlazando con el punto 6, evita tomarlo con café y té. La mezcla de alcohol, cafeína y analgésico no es precisamente lo ideal para el hígado.

8. Mima el estómago

La irritación que el alcohol produce en el aparato digestivo puede incluir acidez de estómago y acabar causando náuseas. Come algo ligero, como unas tostadas, pero no las tomes con leche, que contiene cierto nivel de grasa, lo que empeorará las cosas.
Si tienes acidez, habla con el farmacéutico, que sabrá sugerirte algún medicamento de venta sin receta que paliará el trastorno.

9. Opta por el azúcar conveniente

No te dejes tentar por unos suculentos huevos con jamón, de nuevo conforme con la Royal Society of Chemistry. Mejor, un desayuno a base de tostadas con un poco de miel, que te proporcionarán sodio, potasio y fructosa, todo lo cual has perdido durante los excesos de anoche. Si además incluyes un plátano o algo de leche de coco, maximizarás los niveles de potasio y fructosa. No tomes bollería industrial, que elevarán repentinamente la glucosa para, poco después, sufrir una bajada de energía.

También te ayudará un zumo de naranja (natural, por supuesto), que te suministrará un buen chute de vitamina C, lo que ayudará al hígado a procesar el alcohol.

10. No tomes fritos

El azúcar en tu sangre (la glucosa en sangre, o glucemia) habrá bajado con el procesamiento del alcohol, y tendrás hambre al día siguiente. Ya te dijimos, no tomes alimentos grasos, que forzarán el aparato digestivo. Si tienes un hambre voraz, toma dos huevos pasados por agua o incluso revueltos (con poca mantequilla o aceite) sobre una tostada. Los huevos tienen cisteína, un aminoácido que ayuda con las toxinas hepáticas. El pan, por su parte, te ayudará con los niveles de azúcar.

11. Repón las sales minerales perdidas

Una posibilidad estupenda es un sobre de rehidratación, de los que se usan para reponer las sales después de una diarrea, por ejemplo. Contienen electrolitos, sales minerales que ayudan más que el agua sola a rehidratar rápidamente el cuerpo, después de los líquidos perdidos. Lo ideal es que tomes uno, disuelto en agua, y repitas la operación al día siguiente. También pueden valer las bebidas isotónicas.

12. Y… ¿un paseo al aire fresco?

Un buen paseo al aire fresco te vendrá de perlas. Todo el que lo hace sabe lo bien que puede llegar a sentar: el oxígeno aumenta la asimilación de las toxinas del alcohol por el organismo.