Salud y medicina

La ginecología es la ciencia de la mujer

Ginecología significa ciencia de la mujer y es, por tanto, la rama de la medicina que se ocupa, principalmente, de la salud de la mujer.

Los ginecólogos tenemos la posibilidad de seguir la trayectoria vital de la mujer a lo largo de muchos años, lo que nos permite compartir con ella momentos de su vida que suponen importantes cambios desde el punto de vista físico y emocional, como el embarazo, el parto, la menopausia y el envejecimiento, entre otros.

Nuestro papel, por tanto, no se limita sólo a tratar las posibles patologías ginecológicas que puedan surgir a lo largo de la vida de la mujer, sino que tenemos la oportunidad de asesorar y orientar, fomentar hábitos saludables y establecer mecanismos de prevención que contribuyan a una mejora de la calidad de vida de nuestras pacientes.

Una de las dudas más frecuentes, sobre todo de las madres que acuden a nuestras consultas, es cuándo debe realizarse el primer control ginecológico de sus hijas.

En la etapa de la adolescencia

Aunque la recomendación es iniciar las visitas periódicas al ginecólogo a partir de las primeras relaciones sexuales, hay que considerar que establecer un primer contacto con el ginecólogo en esta etapa puede ser de gran utilidad para ofrecer información sobre los diferentes métodos anticonceptivos y las enfermedades de transmisión sexual. Estas consultas pueden ser muy útiles para aclarar dudas y conceptos equivocados y servir de base de formación para desarrollar una buena salud sexual y reproductiva. En ocasiones, puede representar la oportunidad de establecer un vínculo que permita tener una persona de referencia a la cual acudir en caso de problemas.

La revisión ginecológica

Tiene como objetivos principales el diagnóstico precoz de patologías como el cáncer ginecológico, el cáncer de mama o enfermedades de transmisión sexual, así como la detección de factores de riesgo, lo que permite aplicar mecanismos de prevención. Es recomendable hacerse una revisión ginecológica anual a partir del momento del inicio de las relaciones sexuales y siempre que se presente un problema ginecológico (reglas irregulares, dolor menstrual, pérdidas o reglas abundantes, picores o aumento de flujo, dolor mamario, nódulos o secreción mamaria).

El embarazo

Es un periodo de grandes expectativas. El control médico durante la gestación ayuda a vivir esta nueva etapa, llena de miedos e inseguridades. Por eso, es importante el asesoramiento pregestacional, en el cuál se facilitará la información adecuada, consejos dietéticos, aportes de vitaminas (principalmente ácido fólico), y determinará la inmunidad frente a infecciones que pueden representar problemas si se adquieren durante la gestación, como la rubéola, varicela o toxoplasmosis.

La esterilidad

Es otro de los retos a los que nos enfrentamos en nuestras consultas. Un buen estudio de la pareja puede establecer un diagnóstico de las causas y la posibilidad de aplicación de técnicas de reproducción asistida para intentar solucionar el problema.

La menopausia

Es una etapa más de la vida de la mujer en la que cesan sus periodos menstruales y se pierde la capacidad reproductiva. Se produce porque los ovarios pierden su capacidad de producir hormonas (estrógenos y progesterona) y, por tanto, la posibilidad de ovular.

La falta de estas hormonas va a ser la responsable de los síntomas propios de la menopausia. En los primeros años aparecen los sofocos, que suelen acompañarse de sudoración profusa y palpitaciones. Las mujeres dicen sentirse más irritables, tristes, con llanto fácil, que le cuesta conciliar el sueño y que disminuye la líbido.

Posteriormente la mujer refiere sequedad vaginal, molestias en las relaciones sexuales y trastornos miccionales.

Con el paso de los años, este déficit de estrógenos puede traer como consecuencia la aparición de osteoporosis (pérdida de la densidad y calidad del hueso), y aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares.

También es frecuente observar incremento de peso y cambios en la distribución de la grasa corporal.

Cada mujer va a vivir esta etapa de manera distinta dependiendo de muchos factores, educación, carácter, circunstancias personales, socioeconómicas, familiares… Por ello a la hora de valorar como afrontar esta etapa es importante tener en cuenta todos estos factores e individualizar cada caso, ya que no todas las mujeres van a tener las mismas necesidades, y no todas van a requerir tratamiento.

Los tratamientos de la menopausia

Los tratamientos de la menopausia van dirigidos a aliviar la sintomatología, con la idea de mejorar la calidad de vida y hacer prevención de las patologías que se pueden presentar a largo plazo como la osteoporosis y el riesgo cardiovascular.

En la actualidad, disponemos de diversas opciones terapéuticas, como la terapia hormonal, que ha demostrado ser muy eficaz para tratar los síntomas de la menopausia, o la terapia con preparados a base de fitoestrógenos. La elección del tratamiento se hará de forma individualizada y consensuada, dependiendo de las circunstancias de cada mujer, severidad de los síntomas y contraindicaciones, estableciendo siempre una valoración del riesgo/beneficio.

No deberemos olvidar, tampoco, la importancia de fomentar hábitos saludables como la dieta, el ejercicio y eliminar el consumo de tóxicos como el tabaco y el alcohol.

El papel del ginecólogo, por tanto, es atender a la mujer a lo largo de las diferentes etapas de su vida, no sólo para velar por su salud y tratar las posibles patologías, sino, también, para informarle y asesorarle con el fin de mantener, durante más años, una buena calidad de vida.