Salud y medicina

La ansiedad: qué debes saber sobre ella

Ansiedad

La preocupación por los resultados de tus análisis, por perder el avión, o porque tu tarjeta de crédito está al límite del saldo… Conviene aclarar de entrada que eso NO es la ansiedad.

La ansiedad es una respuesta equivocada a algo que percibimos como una amenaza, ya sea ésta real o una percepción personal. La ansiedad es una enfermedad muy real, que puede amargarte la vida y que requiere ayuda médica. Te contamos a continuación algunos aspectos que todos deberíamos conocer sobre ella.

1. Es más habitual de lo que crees

Los médicos –los especialistas psiquiatras- se muestran conformes en que al margen de otros problemas que puedan presentar sus pacientes, la ansiedad está muchas veces presente. Una de cada diez personas tiene problemas de ansiedad y hay personas que son más tendentes a padecerla que otros, lo que hace pensar que pueda tener algún componente genético.

2. Puede manifestarse con síntomas físicos

O sea, puede somatizarse. Son frecuentes los pacientes que llegan al psiquiatra después de haber visitado a otros especialistas: cardiólogos, neurólogos, endocrinólogos… Cualquiera de ellos que imagines, en busca de explicación a sus trastornos y tras no haber sido encontrada por ellos, que acaban por diagnosticar cuadros de ansiedad. Los trastornos más habituales son:

  • Aceleración del ritmo cardíaco (taquicardia)
  • Dolor en el cuello
  • Exceso de sudor
  • Boca seca
  • Mareos
  • Problemas para tragar
  • Urgencia por ir al cuarto de baño en los momentos más álgidos de ansiedad
  • Inestabilidad
  • Sensación extraña de ‘no estar aquí’.

3. Y también puede presentar síntomas de confusión mental

Con la ansiedad tendemos a agrandar los problemas: vemos amenazas donde en realidad no las hay. El paciente se obsesiona por pensar que todo está en orden y por evitar ese problema que nos produce miedo. En estos casos la mente se embarulla y no se es capaz de pensar adecuadamente, aun cuando sabemos que no esos pensamientos no tienen sentido; pero, así y todo, no somos capaces de pensar con claridad.

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4. La ansiedad se puede tratar

Si tienes algún síntoma de los que antes decíamos, lo ideal es que vayas a tu médico de familia, o a un especialista cognitivo-conductual. El primero puede recomendar alguna medicina como un antidepresivo, tranquilizantes para momentos especialmente difíciles o un fármaco betabloqueante que reduzca una taquicardia. Todos ellos sin duda podrán ayudar, pero a largo plazo la mejor solución será la psicoterapia.

5. Las mujeres son más dadas a tener ansiedad

Eso nos dice la estadística. La incidencia de trastornos de ansiedad en mujeres es del 33 por ciento, en comparación con el 22 por ciento en hombres. No está claro el porqué, pero se piensa tanto en la química cerebral como en temas hormonales. Sin olvidar que las mujeres podrían estar más pendientes de la estabilidad de su entorno, de su bienestar; y esto podría a su vez deberse tanto a causas biológicas como educacionales.

6. Frecuentemente es peor por la mañana

No es raro entre las personas ansiosas despertarse con un sobresalto, como si hubieran recibido una corriente eléctrica. No se sabe qué puede producir ese susto. Se piensa que podría deberse a una elevación matutina del nivel de la hormona cortisol (responsable del estrés) o en caer en que empieza el día y hay que afrontarlo… Lo ideal es levantarse inmediatamente y no permanecer en cama dando vueltas. Parece que la mente es más propensa a pensar negativamente cuando estamos tumbados. Tres buenos consejos para empezar el día con buen pie:

  • Siempre desayuna, y no abuses de los hidratos de carbono de absorción rápida como bollos, pan blanco, galletas y otros dulces.
  • Come plátanos. Algunas personas los encuentran difíciles de tragar, pero son estupendos.
  • Evita, o al menos limita, los estimulantes, como café o tabaco.

7. Con todo… la ansiedad no mata a nadie

El cuerpo humano es muy listo, y no hace nada para lo que no esté diseñado. Sólo hace algo que no merece esa respuesta errónea de que hablábamos al principio.

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Y tiene límites, la ansiedad. Podrá aumentar y podrás sentirte muy mal, pero volverá a bajar. No se padece ansiedad toda la vida.

8. No te sientas culpable por estar ansioso

Es bastante habitual oír a los pacientes decir que no entienden el porqué de su ansiedad, que “no hay nada que lo justifique”. Están buscando razones para encontrase así de mal y no encontrarlas puede hacernos sentir vergüenza. Son dados a calificarla como un problema de la vida moderna, de la civilización occidental. “¡Cómo voy a tener ansiedad si tengo mi casa, mi familia y como caliente a diario!”

Tendrían que entender que la ansiedad es un trastorno psicológico del que no se van a desprender por mucho que se repitan que no tiene sentido padecerlo. La mejor manera de librarse de él es comprender de qué se trata, informándose adecuadamente y acudiendo al médico. Así podrá dejar de obsesionarse.