Alimentación y Nutrición
¿Existen los afrodisíacos?
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Mantener la función sexual, algo que la edad se encarga inexorablemente de suprimir, ha sido una aspiración de la humanidad desde… bueno, desde que la humanidad existe. Los logros son pequeños, qué duda cabe. Ya se han desarrollado píldoras capaces de aumentar la potencia sexual masculina, pero el caso de la mujer es otro cantar. No, se ha avanzado muy poco. También se han atribuido efectos afrodisíacos a determinados alimentos, pero lo cierto es que a día de hoy ha sido imposible demostrar un efecto afrodisíaco en ninguno de ellos… lo que no impide que se siga buscando.
Pero, claro, hay efectos psicológicos. Supongamos una cena íntima en pareja, a la luz de las velas, con nuestra música favorita de fondo, en una terraza con vistas a la bahía. Y que nos sirven ostras y cava. No está mal, ¿verdad? Y a lo mejor es cuestión de fe, pero se diría que el escenario da como para sugestionarse y pensar que las ostras posiblemente tengan algo que ver. Y decimos las ostras porque es, de siempre, uno de los cinco alimentos a los que, de siempre, se ha atribuido efectos afrodisíacos.
A continuación, tratamos de analizar tanto las ostras como los otros cuatro alimentos a los que se atribuyen esos efectos.
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Las ostras
En 2005, un profesor de química, en los Estados Unidos afirmó que los mejillones contenían ácidoaspártico D, un aminoácido que, si se suministraba a ratones, en laboratorio, elevaba sus hormonas sexuales.
La prensa inmediatamente se hizo eco y anunció que los moluscos bivalvos, o sea almejas, ostras, mejillones y vieiras, eran afrodisíacos. En el caso de las ostras, aumentado, porque contienen zinc, un mineral cuya falta genera disminución de la testosterona y disfunción eréctil, o impotencia.
El champán y el cava
Posiblemente el mejor acompañamiento de las ostras, el champán y el cava están asociados al lujo, y a celebraciones, a situaciones especiales; incluyendo, naturalmente, la seducción, para la que constituyen un aliado indiscutible. Descorchar una botella está asociado al capricho, a sentirnos mimados o consentidos… un estado de ánimo que de por sí tiende al afrodisíaco.
Además, se supone que el aroma de algunos vinos espumosos, incluido el champán y el cava, recuerda a la delicada esencia de ¡las feromonas femeninas!
Las trufas
Más acerca de feromonas: las trufas (y nos referimos aquí a esas exquisitos y caros hongos subterráneos, no a las de chocolate –que llegarán) aparentemente tienen un aroma almizclado, parecido al de las feromonas humanas, lo que explicaría su supuesto poder afrodisíaco.
Claro que también puede tener algo que ver, como en el caso de las ostras y el champán, el que sólo solemos tomarlas en ocasiones muy especiales, de por sí “propensas”.
El chocolate
De nuevo hay que agradecer a la ciencia la explicación del supuesto poder afrodisíaco del chocolate. En los años ochenta, unos científicos descubrieron que contiene un compuesto llamado fenilentilamina que actuaría en el cerebro como las anfetaminas, estimulando la liberación de las hormonas norepinefrina y dopamina y creando así situaciones de euforia.
La realidad, según estudios posteriores, es que la elevación de esas hormonas duraba muy poco tiempo incluso tomando grandes cantidades de chocolate… Los amantes del chocolate no van a poder aducir esta ventaja.
La carne roja
Otra vez la ciencia (un grupo de científicos de la universidad de Texas) es quien asevera que la carne roja podría tener algún papel en la libido femenina. La razón sería la elevación de la dopamina y de la norepinefrina, la hormona de la recompensa.
La carne roja también contiene zinc que, como en el caso de las ostras, puede resultar de ayuda a los hombres.