Psicología

¿Es posible controlar las emociones?

Las emociones son las reacciones ante los estímulos recibidos. Todos reaccionamos ante los ellos, aunque naturalmente no de la misma forma. Sentir una emoción es algo innato en todos, pero la reacción fisiológica es diferente en cada uno de nosotros. Hay personas muy inteligentes pero con una inteligencia emocional baja.

Algunos controlan bien sus emociones, y no dejan traslucir el estado de ánimo que les produce. Pero hay personas que son incapaces de controlarlas y reaccionan dejándose llevar por el miedo, la ira, el odio, la abulia… Estas personas pueden tener problemas, empezando por sus relaciones familiares y sociales, debido a la alteración de su conducta que supone esa reacción incontrolada. Deben intentar mejorar su inteligencia emocional.

La respuesta a la pregunta inicial es sí; sí se pueden controlar las emociones; pero hay que trabajar en ello. En este artículo repasaremos algunas técnicas que te ayudarán a controlar tus emociones.

12 estrategias para controlar las emociones

  • Conoce tus emociones

Párate a pensar qué cosas te suponen determinadas reacciones. Ponlas, incluso, por escrito, porque te ayudará a fijarlas en la mente. Es conveniente no sólo que apuntes las situaciones que te provocan esas reacciones, sino que sigas un diario.

  • Comprende tus emociones

Concéntrate aún más en esas reacciones. Puede haber asociado a ellas, algún problema de fondo que deberías identificar. A o mejor esa voz que le has dada a un subordinado en el trabajo está, de fondo, causada por un situación de estrés que te genera ese tema concreto en el trabajo.

  • Aprende a contar hasta diez

Intenta no reaccionar instantáneamente, como te pasa ahora. Escucha detenidamente lo que te están diciendo y párate a pensar. Cuenta hasta diez, respirando hondo y, si es necesario, sal del recinto y toma aire. Verás como te vas a sentir mejor y vas a poder seguir participando.

  • Da un paso atrás

Si notas que se está llegando a una situación límite y que tu capacidad de aguante se está poniendo a prueba, evita seguir en la conversación o en el debate. Permanece en silencio y márchate.

  • Piensa en el diario

Enlazando con el primer punto, repasa lo que sucede en tu día a día; antes de acostarte haz un repaso breve de cómo te ha ido el día y repasa bien a fondo los malos momentos, si es que los has tenido.  Haz examen de conciencia. ¿Podrías haber controlado esas reacciones?

  • Acéptate tal como eres

Si te asaltan pensamientos negativos hacia ti mismo, ten en cuenta que se trata solo de una faceta de tu personalidad. Hay personas amables, simpáticas serviciales y buenas pero que en un momento dado “ven rojo” y saltan en un pronto atávico temible. Pero ese pronto no anula el lado bueno de su personalidad.

  • Afronta la vida con optimismo

Recréate en emociones positivas, olvidando las negativas. Lo haces probablemente todas las noches, antes de dormirte, cuando huyes de los pensamientos negativos y te recreas en recuerdos placenteros. Proponte adoptar esa misma actitud el resto del día, será mucho menos proclive a tener problemas en tus relaciones sociales, laborales y personales.

  • Dieta y ejercicio

Probablemente no haya ni un solo aspecto de nuestra salud que no se vea beneficiado por la práctica regular de ejercicio, desde la salud cardiovascular a la salud mental: en efecto, el ejercicio libera endorfinas y otras hormonas del bienestar, aliviando el estrés. Basta con 150 minutos de ejercicio aeróbico moderado a la semana, repartido en tres días. Igualmente es extensivo a una dieta equilibrada, que va a beneficiar muchos aspectos de tu vida diaria y te va a ayudar a mantener tu peso ideal.

  • Duerme bien

Es fundamental que duermas bien. Serás mucho menos vulnerable al estrés y a los cambios de humor. Márcate una rutina: trata de acostarte y levantarte siempre a la misma hora, de modo que tu ritmo circadiano sea constante. Asegúrate de que tu cuarto es cómodo, oscuro, silencioso y fresco

  • Practica técnicas de relajación

Aprende a respirar. Toma el aire por la nariz, retenlo tres segundos y exhálalo lentamente por la boca. Respira con el diafragma (el músculo que separa el estómago de los pulmones), lo que te ayudará a concentrarte en la respiración y te relajará.

  • Adopta el mindfulness

El mindfulness es una teoría ancestral, y que consiste en concentrarse en lo que uno hace en cada momento. Por ejemplo, en el hecho de comer: preparar el tenedor con el bocado adecuado, llevárselo a la boca y masticar, pensando en que estás aportando los nutrientes adecuados a tu cuerpo. Es una técnica de relajación milenaria.

  • Pide ayuda

La inteligencia emocional es innata, pero se educa, o se aprende. Plantéate seguir un curso de inteligencia emocional. Posiblemente tu médico de familia pueda dirigirte a algún organismo que los imparta.