Salud y medicina
¿Es normal mi flujo vaginal?
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Los cambios en el flujo vaginal pueden ser indicativos de infección. La Dra. Rosa Porqueras Suárez, Especialista en Ginecología y Obstetricia del Centro Médico MGC, nos explica qué es el flujo vaginal, cómo es un flujo normal y cuándo debemos acudir al especialista.
Qué es el flujo vaginal y qué función tiene
Todavía hoy son muchas las personas que no tienen conocimientos al respecto y se preguntan qué es el flujo vaginal exactamente y cuál es su función en nuestro organismo. La realidad es que el flujo vaginal cumple un papel muy importante porque nos sirve para una limpieza de la vagina, también para humidificar y mantener la lubricación vaginal, y un papel muy importante en la protección frente a infecciones de la vagina. Está constituido principalmente por células de descamación de la propia vagina y secreciones que provienen de la matriz y de unas glándulas que hay situadas en el cuello de la matriz.
Uno de los factores más importantes es la presencia de microorganismos que forman parte de lo que llamamos la flora de la vagina o microbiota. Durante la etapa fértil hay un predominio de unos microorganismos que se llaman lactobacilos, que segregan ácido láctico, permitiendo que haya unas condiciones óptimas en la vagina para impedir que los gérmenes que suelen habitar en la microbiota proliferen en exceso y puedan provocar infecciones como vaginitis o vaginosis.
Qué influye en el aspecto del flujo vaginal
La flora vaginal está determinada por varios factores, tanto de la propia mujer como externos. Uno de los factores más importantes son los niveles de estrógenos, que varían a lo largo de las diferentes etapas de la vida.
Durante la edad fértil hay un predominio de estrógenos, por lo que la flora vaginal está más equilibrada y en condiciones de impedir las infecciones. Cuando se acerca la menopausia y sobre todo durante este, se produce una bajada de los estrógenos que puede llegar a ocasionar un desequilibrio. En este periodo es importante el tratamiento con estrógenos para recuperar los niveles y evitar posibles infecciones.
Por tanto, la edad, los cambios hormonales que se producen en el ciclo menstrual y factores externos como la toma de antibióticos o de anticonceptivos influyen en el equilibrio de la flora vaginal. Otros aspectos con los que conviene tener precaución porque pueden afectar en el equilibrio de la flora vaginal son las duchas vaginales, la utilización de productos de higiene agresivos, los tampones fuera del ciclo menstrual, el uso de papel higiénico o salvaslips perfumados.
¿Cómo es el flujo vaginal normal?
El flujo vaginal normal, en la edad fértil, es de color claro, transparente o blanquecino en función de la etapa del ciclo, y sobre todo, no tiene olor ni produce ningún tipo de molestia. El flujo normal puede ir variando a lo largo del ciclo menstrual, pero siempre cumpliendo estas características. Por ejemplo, en el periodo cercano a la ovulación, es decir a mitad de ciclo, el flujo vaginal suele ser más abundante, transparente y filoso y asemeja a la clara de huevo. Según se acerca la segunda parte del ciclo, el flujo se hace más espeso y denso, y toma un aspecto más cremoso o blanquecino.
Dado que estos cambios en el flujo vaginal son visibles y fácilmente perceptibles por la mujer, pueden utilizarse incluso para determinar cuáles son los días fértiles, y así facilitar la fecundación en el caso de que se desee ampliar la familia.
¿Cuándo el flujo vaginal es indicativo de algún problema?
El flujo vaginal puede variar debido a multitud de circunstancias. Pero, aunque no siempre tienen por qué indicar que algo malo sucede, en otras sí puede dejar entrever que existe algún tipo de problema. ¿Cuándo son estos cambios un indicativo de que algo pasa?
Color del flujo vaginal
El flujo vaginal no tiene olor ni color, por lo que un cambio en estos factores puede ser indicativo de alguna infección o enfermedad de transmisión sexual (ETS).
La consistencia normal es levemente espesa, aunque esta varía a lo largo de todo el ciclo, y con ella también el color del flujo. Así, cuando tiene el aspecto de clara de huevo es transparente, pero a medida que se aproxima la menstruación se vuelve más cremoso y blanquecino.
Sin embargo, cuando además de blanco el aspecto se asemeja al yogur o leche cortada puede existir candidiasis vaginal, que es una infección por hongos provocada por un desajuste en la propia flora de la vagina. Si se acompaña de mal olor, puede deberse a una cervicitis.
Cuando la tonalidad es amarillenta o amarillo-verdosa puede deberse a clamidia o tricomoniasis; ambas enfermedades de transmisión sexual. Otra causa es la vulvovaginitis.
Si es marrón, suele ser por gonorrea, otra ETS, aunque también está presente cuando se trata de cáncer de útero, endometrio o vagina. Por su gravedad, debes ir al médico cuanto antes si presentes este flujo, que no debes confundir con los restos de la menstruación.
Mucho flujo vaginal
La cantidad de moco vaginal varía a lo largo del ciclo menstrual, pero también de una mujer a otra. Pero además de por estos dos factores, también hay otros que alteran la cantidad de flujo. Por ejemplo, el estrés, la excitación sexual o el embarazo.
Esto significa que las variaciones que experimentes en tu cuerpo no tienen por qué indicar que haya un problema, salvo que el aumento de cantidad vaya acompañado de una textura o de un color anormal, como los que hemos mencionado, o de olor.
Si ninguno de estos está presente, no debes darle importancia, pero sí evitar las duchas vaginales o el uso de compresas, ya que alteran la flora y dificultan la transpiración, respectivamente.
Olor del flujo vaginal
El flujo vaginal es inodoro, y lo mismo sucede con la menstruación. Lo que ocasiona olor son los tampones o las compresas. Por lo tanto, el uso continuo de productos de higiene femenina es completamente innecesario, así como contraproducente. Ten en cuenta, además, que cuando la menstruación finaliza puedes notar un olor a metálico, pero es perfectamente normal por el sangrado y los cambios en el pH.
Los únicos motivos por los que podría aparecer olor en el flujo vaginal son la infección o la presencia de una ETS, como la gonorrea, la clamidia o la tricomoniasis. También por el síndrome de shock tóxico, que producen los tampones.
Higiene de la vagina para controlar el flujo vaginal
Para mantener una buena higiene de la vagina, es aconsejable utilizar productos que sean neutros y que no alteren el pH natural, ya que la flora vaginal es muy delicada. No es necesario lavarse en repetidas ocasiones al día, y menos con jabón; con una vez al día es suficiente.
Además, tampoco hay que utilizar tampones, compresas o salvaslips fuera de lo que serían los días de flujo menstrual, ni tampoco desodorantes vaginales, protectores y papel higiénico perfumado. Todos ellos pueden generar alteraciones en la flora y problemas de alergia, que a su vez pueden provocar el aumento del flujo.
Es importante mencionar que las alteraciones del flujo pueden deberse a la presencia de un cuerpo extraño. Como por ejemplo, un tampón olvidado durante las primeras menstruaciones. Siempre que haya cualquier duda o cambio en el aspecto, en el olor o en la cantidad de flujo vaginal, es conveniente consultar con especialistas y no autotratarse.