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El trastorno obsesivo compulsivo. Síntomas y tratamiento

Trastorno obsesivo compulsivo

El coronavirus es un factor nuevo en nuestras vidas, y las incertidumbres que conlleva pueden generarlo. Lee a continuación sobre él.

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un problema mental que, según un informe de la asociación Española de Psiquiatría, de hace unos años, afecta hasta al 2,5% de la población de nuestro país, en mayor o menor grado de intensidad.

Qué es el TOC. Síntomas

Es un trastorno relativamente frecuente caracterizado por ciclos de pensamientos obsesivos, ansiedad y actitudes compulsivas. A pesar de que hay cierta lógica en la conexión entre las obsesiones personales y las actitudes compulsivas, la mayoría de quienes lo padecen reconocen que su conducta no es razonable o que es de alguna forma excesiva.

Las obsesiones

Son pensamientos no deseados, intrusivos, dudas, imágenes o impulsos que invaden repetidamente la mente del paciente. Son desagradables y angustiosos en grado extremo, y generalmente conducen a la ansiedad, rechazo y malestar, y pueden acabar generando compulsiones.

Las compulsiones

Son conductas repetitivas, actos mentales rituales que el paciente siente necesario llevar a cabo para suprimir o neutralizar las obsesiones y aliviar los desagradables pensamientos creados por éstas. Se pueden manifestar de muchas maneras, como la necesidad imperiosa de limpiar, ordenar, comprobar, contar y/o repetir por lo bajo ciertas palabras o frases.

Tipos de TOC

Las obsesiones se pueden dar en muchas áreas. Algunos muy frecuentes:

TOC par contaminación, quizá la más conocida, es la obsesión por eliminar cualquier tipo de agente contaminante y evitar por tanto su potencial perjuicio. Se traduce en un constante limpiar y desinfectar.

TOC por la simetría. Las obsesiones incluyen la necesidad imperiosa por el orden, la simetría o la colocación perfecta de cualquier objeto.

TOC por la seguridad. Los pensamientos intrusivos se centran en la evitación de la violencia de cualquier tipo, incluida la sexual, y resulta en conductas evasivas, acompañadas de extrema ansiedad.

Los pensamientos obsesivos pueden girar en torno a evitar accidentes (por ejemplo por olvidos, como dejarse el gas abierto y el miedo de provocar un incendio).

Muchos pacientes se sienten avergonzados por el hecho de padecerlos y por la naturaleza de sus obsesiones, principalmente si están relacionados con el daño, el abuso o la sexualidad.

Causas del TOC

No se sabe con exactitud cuáles son las causas, pero se cree que hay ciertos factores que influyen en el desarrollo del trastorno.

Hay cierta evidencia de que podrías padecerlo si un miembro de la familia lo tiene. Esto sugiere un enlace genético, pero también podría deberse a la natural tendencia de imitación de las conductas de los padres, aun inconscientemente. Si, por ejemplo, has visto repetidamente que tu madre padecía constantemente ansiedad, con un alto sentido de responsabilidad, podrías desarrollar ese mismo rasgo.

Algunas experiencias tempranas, como haber sido acosado (bullying), haber sufrido abusos o haberse sentido abandonado parece que pueden crear cierta vulnerabilidad a un TOC, que podría continuar toda la vida o desencadenarse en episodio de la vida (como por ejemplo después de dar a luz o tras la pérdida de un ser querido).

El TOC en los niños

Se conocen casos de TOC a cualquier edad, pero es más frecuente que se manifiesten entre los 8 y los 12 años o entre los 18 y 25. El TOC en los niños pequeños es diferente del de los adolescentes y adultos y a menudo son incapaces de expresar cómo se sienten; y son incapaces de distinguir entre los pensamientos reales y los ficticios. Los niños pueden tener sólo obsesiones, sólo conductas compulsivas o ambas y sus síntomas pueden variar (por ejemplo, empeorando cuando están cansados).

Muchos de los síntomas pueden formar parte del desarrollo del niño; pero, si piensas que tu hijo puede estar experimentando un TOC, habla con el pediatra o tu médico de familia.

TOC y coronavirus

Todos estamos haciendo frente a muchas incertidumbres, resultado de la COVID-19. Mucha gente está padeciendo ansiedad, y más aún si antes tenían tendencia a padecerla. La preocupación por no contraer el virus y transmitirlo inconsciente a terceros, unida a las consecuencias emocionales y económicas del confinamiento han causado que los pacientes previos de TOC empeoren, o incluso que algunos que estaban recuperados del trastorno hayan recaído.

Si tenías miedos previos a la contaminación, puedes volverte excesivamente miedoso a infectarte. En muchos casos, esto ha causado una obsesión por la limpieza y la desinfección. Cuando estamos ansiosos, los pensamientos se centran aún más en la amenaza del coronavirus y por tanto existe la posibilidad potencial de que las obsesiones intrusivas se intensifiquen y los síntomas se exacerben.

Pero no es inevitable que los pacientes de TOC se encuentran peor que los demás durante la pandemia. Se dan casos de pacientes en tratamiento que asimilan sin especial problema los constreñimientos y amenazas causados por el virus. Si estás preocupado en exceso por la COVID, podrá ayudarte el hecho de ver las cosas en perspectiva, basándote en los hechos. Asegúrate de que no te dejas llevar por tus miedos, sino por la realidad. Te ayudará a combatir la posible ansiedad.

Diagnóstico del TOC

¿Cómo sé si padezco un trastorno obsesivo compulsivo? Como hemos dicho ya, el TOC es relativamente frecuente, y afecta a algo más de dos personas de cada cien. Puede ser leve o severo y en muchos casos puede acabar afectando a la vida del paciente, en aspectos como el trabajo, la familia o las relaciones sociales.

De acuerdo con los criterios aceptados por la comunidad científica, se diagnostica TOC si el paciente experimenta obsesiones o compulsiones (o ambas) durante más de una hora al día, o en el momento en que cause significativos problemas en la vida del paciente; naturalmente, teniendo en cuenta que puede haber factores externos que causen síntomas similares, como el abuso de drogas, ciertos medicamentos u otros trastornos mentales.

Si piensas que puedes tener síntomas de padecer un trastorno obsesivo compulsivo, tu médico de familia podrá sugerir la visita a un terapeuta, presencial u online.

Tratamiento del TOC

Es muy variable, en función de la intensidad del trastorno, pero la intervención que ha mostrado mayor eficacia se basa en un curso, de corta duración, de terapia conductual cognitiva (TCC). En función de la gravedad, podría ir acompañado o no de medicación.

Durante el curso, el terapeuta ayudará a reconocer los desencadenantes de los pensamientos obsesivos. Por ejemplo, una persona con un TOC por la seguridad podría detectar que sus pensamientos se desbocan al entrar en la cocina, donde hay cuchillos o un fuego encendido; o, simplemente, cuando no tiene otros pensamientos que ocupen su mente.

El terapeuta también ayudará a que aceptes que es normal tener ocasionalmente pensamientos o imágenes desagradables. Sólo crean problemas si generan conclusiones negativas hacia uno mismo o si se acaba por considerarlos reales.

En casi todos los casos de TOC, el trastorno proviene de un sentimiento de responsabilidad excesiva por la seguridad de otras personas. Por ejemplo, si vas en un tren y ves a alguien viajando displicentemente en la plataforma, sin seguridad de ningún tipo, puedes no pensar para nada en ello, pero también puedes pensar que deberías hacer algo, lo que te podría crear un estado de ansiedad y malestar.

Como respuesta a la obsesiones, muchos podrían experimentar niveles altos de ansiedad, malestar, vergüenza o sentimiento de culpa lo que les lleva a conductas compulsivas:

  • Compulsiones manifiestas, como la excesiva limpieza, la comprobación de que una puerta está bien cerrada o de que el horno está apagado.
  • Compulsiones encubiertas (acciones mentales que los demás no ven), como rezar, contar o repetir una frase.
  • Comportamientos de evitación, como no tocar el asiento de un retrete, guardar los cuchillos de la cocina en un cajón fuera del alcance del quehacer diario, evitar determinados programas de televisión o incluso evitar el trato con algunas personas.

Las conductas compulsivas se llevan a cabo en un intento de reducir el malestar o la ansiedad generados por el miedo a que los peores pensamientos se hagan realidad. Proporcionan una falsa tranquilidad de que estás evitando que la catástrofe suceda. Pero en el momento en que reaparezca el desencadenante (veas los cuchillos, o el horno, o la puerta…) la ansiedad reaparece. De modo que las compulsiones son un “remedio” a corto plazo, pero no a largo. Además, hay un efecto de rebote puede causar que la frecuencia entre los episodios aumente, incrementando a su vez la ansiedad.

El terapeuta ayudará a entender cómo estas compulsiones agravan el TOC, y señalará con tacto y prudencia, la necesidad de reducir estas conductas compulsivas –no olvidemos que son voluntarias, al contrario que las obsesiones. El hecho de no hacer caso de las obsesiones ayuda al paciente a tolerarlas y normalmente causa su desaparición a largo plazo. Este es un proceso en el que el terapeuta ayuda, y se efectúa normalmente al ritmo que marca el propio paciente que, a medida que comprueba sus beneficios, acaba por resultarle cada vez más fácil de llevar a cabo.