Salud y medicina
El trasplante de corazón
Índice de contenidos
Problemas cardiovasculares graves pueden derivar en una enfermedad terminal del músculo cardiaco y requerir un trasplante de corazón. ¿Qué sabes sobre este tratamiento médico?
¿En qué consiste un trasplante de corazón?
Médicamente, un trasplante consiste en sustituir un órgano o un tejido enfermo por otro en condiciones óptimas. En el trasplante de corazón se sustituye un músculo cardiaco con enfermedad terminal por otro corazón sano de una persona que ha fallecido. Para que sea viable, el donante debe estar en muerte cerebral que incluya ausencia de respiración espontánea, pero mantener las funciones básicas conectado a un respirador.
¿Cuándo es necesario un trasplante de corazón?
Cuando el paciente presenta uno o varios problemas cardiovasculares que dañan el músculo cardíaco y se produce una insuficiencia cardiaca terminal.
El problema cardiovascular más común que suele requerir un trasplante es la miocardiopatía dilatada o isquémica. En este caso el miocardio está muy debilitado, con las cavidades dilatadas y la función del ventrículo izquierdo limitada. A medida que la enfermedad cardiaca se va agravando, el corazón se va volviendo más débil y no se contrae de la forma adecuada, por lo que va perdiendo su capacidad de bombear sangre al organismo. El sobreesfuerzo para seguir cumpliendo su función lo intenta suplir aumentando de tamaño (hipertrofia), pero con el tiempo el corazón se debilita tanto que ya no puede cumplir sus necesidades básicas.
Otra de las situaciones que puede causar un daño irreversible del corazón es la cardiomiopatía idiopática, que es una enfermedad del músculo cardíaco de origen desconocido. Y en menor medida, algunas cardiopatías congénitas.
Cuando existe una mala calidad de vida, sin expectativas de mejora y no se responde a la medicación o al tratamiento quirúrgico, la única opción que queda es el trasplante.
¿Cómo se realiza la evaluación de los pacientes candidatos para un trasplante cardiaco?
Los mejores resultados en la realización de un trasplante se consiguen en pacientes menores de 60 años que no tengan otros problemas graves de salud aparte de los de corazón, aunque a partir de los 55 años se deben valorar sus circunstancias médicas de forma individualizada.
Los candidatos indicados son aquellos pacientes que no presenten cuadros de una enfermedad hepática avanzada (ya que aumenta el riesgo de muerte antes y después del trasplante) ni de enfermedad renal crónica (los medicamentos inmunosupresores que se necesitan tras el trasplante son tóxicos para el riñón). Tampoco enfermedad pulmonar avanzada o pacientes con complicaciones asociadas a la diabetes.
A la hora de entrar en lista de espera para conseguir un trasplante se deben valorar aspectos como el grupo sanguíneo y el tamaño del corazón, que deben ser compatibles con el donante, así como la salud y las expectativas de vida del paciente. Según vayan variando estos factores se pueden producir cambios en el orden de la lista.
¿Qué riesgos debemos tener en cuenta tras un trasplante?
Aunque la mayoría de los trasplantes de corazón suelen tener éxito, hay casos en los que pueden surgir complicaciones. Uno de ellos es que el corazón implantado no funcione. Es lo que se llama un “fallo de injerto” y se suele detectar ya en el mismo quirófano o muy poco después de la intervención.
Otra de las causas principales suele ser un rechazo agudo del tejido. En este caso, el sistema inmunitario identifica el corazón donado como un tejido ajeno y trata de destruirlo tal y como haría con un virus. Para evitarlo, se deben administrar medicamentos inmunosupresores que disminuyen la respuesta defensiva del sistema inmune. Esta situación puede darse de forma más frecuente en los primeros meses y se detecta únicamente realizando biopsias del tejido cardiaco.
Y es precisamente el efecto de los medicamentos inmunosupresores lo que puede aumentar el riesgo de infecciones, (que es la principal causa de muerte tras un trasplante de corazón), sobre todo en los 3 primeros meses. También pueden producir un aumento en el riesgo de desarrollar un cáncer, hipertensión arterial, insuficiencia renal o hepática. Es necesario lograr un equilibrio óptimo en la administración de estos medicamentos.
¿Qué tasas de supervivencia tiene un trasplante de corazón?
Actualmente hay unos niveles de supervivencia superiores al 70% tras los primeros 5 años y del 50% tras 10 años. Con los cuidados adecuados y una supervisión médica regular, los pacientes trasplantados de corazón pueden ver aumentadas sus expectativas y calidad de vida, pudiendo disfrutarla de una forma plena y productiva.