Salud y medicina

El eczema: síntomas, causas y tratamientos

¿Qué es el eccema?

Llamamos eccema (o eczema) a un conjunto de reacciones que se producen en la piel como consecuencia de sustancias (“agentes”) que entran en contacto con ella.

Se trata de un proceso evolutivo con diferentes etapas: primero aparecen vesículas que liberan un líquido transparente al romperse; posteriormente aparecen costras y descamación y, si se vuelve crónico, aparece un engrosamiento de la piel. No necesariamente rodos los eccemas pasan por todas las etapas.

El eczema es una de las manifestaciones más frecuentes de la dermatitis atópica. Su principal síntoma es el picor.

¿Qué es la dermatitis atópica?

La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel. Se caracteriza por el tipo de lesiones que produce, que suelen ser crónicas y que reaparecen ocasionalmente tras haber remitido. Producen un intenso picor.

Son frecuentes los antecedentes familiares de atopias, que son reacciones más enérgicas de lo normal frente a los diferentes estímulos. Ejemplos: la rinitis, el asma  las conjuntivitis alérgicas.

Afectan a entre el 0,7% y el 2,4% de la población, y sobre todo, a los niños. Hasta el 8% de ellos puede padecerla.

¿Qué causa la dermatitis atópica?

La dermatitis atópica se presenta por una combinación de factores genéticos y ambientales.

Factores genéticos

Hay cierta relación de varios genes con la dermatitis atópica, pero aún no está del todo claro.

En estos casos, el trastorno se presenta en otro o varios miembros de la misma familia; un niño paciente de dermatitis puede tener otros síntomas (asma, rinitis)

Factores ambientales

Entre este tipo de factores se encuentran:

  • Los ácaros (diminutos arácnidos) que se encuentran en el polvo
  • Infecciones, producidas bien por bacterias, bien por virus
  • Factores psicológicos y sociales: el estrés
  • Algunos alimentos, como la leche de vaca, los huevos, el gluten
  • El polen
  • Sustancias irritantes que actúan sobre la piel

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas pueden ser muy variables y pueden incluso cambiar en una misma persona. Hay que distinguir tres fases:

Fase del lactante, hasta los 2 años de edad

Fase infantil, entre los 4 y los 10 años de edad

Fase del adolescente o adulto joven, desde los 12 años hasta la tercera o cuarta décadas de la vida. Es excepcional en edades más avanzadas.

El síntoma principal es el picor y con frecuencia se producen lesiones por rascado. En la fase del lactante son más frecuentes las lesiones eccematosas; la cara suele ser la zona más afectada, aunque no únicamente.

En las fases infantil y del adulto predominan las lesiones llamadas prurigo, que son de pequeño tamaño, redondeadas, sobre-elevadas, con una vesícula o una costra central y que producen mucho picor, así como el engrosamiento de la piel. Las lesiones se localizan principalmente en los pliegues de los codos y de las rodillas.

Existen también otras formas menores de dermatitis atópica que pueden formar parte del cuadro de la enfermedad o presentarse como única manifestación. Se relacionan con la dermatitis atópica si existen otros rasgos atópicos asociados.

La piel de los pacientes de dermatitis atópica suele presentarse seca, tanto en las fases activas como cuando la erupción remite. Suelen ser frecuentes infecciones cutáneas por bacterias (Staphylococcus aureus), virus (herpes simple, Moluscus contagiosum, papilomavirus) y hongos.

¿Cómo se diagnostica?

La forma y la distribución de las lesiones, más la historia clínica del paciente permiten llegar al diagnóstico. Ocasionalmente puede ser necesario efectuar determinadas pruebas que permitirían identificar los factores desencadenantes, de haberlos.

Puede confundirse con otras formas de eczema, dermatitis seborreica, infecciones por hongos, sarna, etc.

¿Cómo se trata?

La dermatitis atópica no tiene cura. Todos los tratamientos, incluidas medidas de higiene, van dirigidos a eliminar los factores desencadenantes y a aliviar los síntomas (inflamación, sequedad, picor). Suelen ser tópicos (aplicados directamente sobre la piel) o sistémicos.

Para controlar la inflamación el tratamiento de elección son los corticoides tópicos. En pocos días suelen hacer efecto, reduciendo la gravedad del proceso. Pueden combinarse con agentes antibacterianos si se sospecha infección asociada.

El picor se trata mediante los antihistamínicos. Son efectivos si contienen un agente sedante.

La sequedad de piel se trata con sustancias emolientes (avena, vaselina, urea) que forman una película aceitosa sobre la piel para retener el agua. Reducen también la inflamación y aumentan la efectividad de otros tratamientos, como los corticoides.

Otros tratamientos (generalmente en casos graves):

Fototerapia: los rayos UVA y PUVA son claramente eficaces. Su uso se limita por los dañinos efectos secundarios.

Inmunosupresores: que disminuyen el sistema inmune. También requiere control exhaustivo de los efectos secundarios.

Inmunomoduladores: el Protopic, a base de tacrolimus, se ha desarrollado específicamente para el tratamiento de la dermatitis atópica. Se utiliza cuando el paciente no responde a los tratamientos convencionales, o en casos de intolerancia.

Tratamientos adicionales

Antibióticos, como la penicilina o la eritromicina. Se usan para tratar infecciones bacterianas asociadas. La bacteria suele ser la Staphylococcus aureus, que produce unas costras amarillentas en las zonas afectadas.

Antivirales, como el Aciclovir o sus derivados. Se utilizan cuando existe una infección vírica (normalmente por herpes simple).

Fomentos (o cataplasmas), cuando existen lesiones exudativo-costrosas. Se utilizan diferentes concentraciones de sulfato de cobre, de sulfato de zinc, de permanganato potásico…

Qué puedes hacer en casa

Realmente hay bastantes cosas que puedes hacer para aliviar y prevenir nuevos brotes de dermatitis:

  • Si tienes la piel seca, mantenla bien hidratada con una crema emoliente (habla con tu farmacéutico)
  • Evita el calor o el frío extremos y los ambientes secos. Los cambios de temperatura son también perjudiciales
  • Ventila bien la casa, y evita en lo posible las mascotas. Idealmente, mantén tu dormitorio libre de almohadones, cortinas, peluches y elementos que puedan retener los ácaros domésticos. No barras, utiliza la aspiradora
  • Evita las situaciones que puedan provocar estrés, que es un posible factor desencadenante
  • Sécate bien tras el lavado, aplicando una crema emoliente
  • Si estás al sol, ponte un filtro solar adecuado
  • No uses ropa de tejidos sintéticos, sino preferiblemente de algodón, incluyendo los calcetines y la ropa de cama. Evita también llevar mucho tiempo al día el calzado deportivo
  • Lava la ropa con detergentes suaves y no uses lejía, ni suavizantes
  • No te bañes con agua muy caliente, ni permanezcas mucho tiempo en el agua.
  • No uses jabón, sino productos suaves. Tu farmacéutico te aconsejará. Sécate con suavidad, sin frotarte la piel
  • Tras el baño, ponte crema emoliente
  • Procura evitar las actividades que te hagan sudar
  • Evita en lo posible el maquillaje
  • Utiliza guantes de algodón para las tareas domésticas
  • Si has detectado alimentos desencadenantes, suprímelos de la dieta. Los peor tolerados son huevos, chocolate, plátanos, leche de vaca, naranjas, melocotón, el pescado azul, los frutos secos y los picantes.