Bienestar, Salud Mental

Duelo y depresión tras la muerte de un ser querido

Mujer triste

Las preocupantes circunstancias en que vivimos hoy hacen algo más probable que este artículo sea de especial vigencia por la pérdida de alguien cercano. Ojalá que no lo sea en tu caso.

El duelo –el dolor– es la reacción natural a la pérdida de un ser querido, pero también puede parecerse mucho a una depresión. Aquí puedes leer la diferencia entre ambos, lo que te ayudará a saber cuándo debes pedir ayuda.

Los síntomas del duelo pueden ser un fiel reflejo de los de la depresión, pero se trata de dos estados diferentes; y, aunque la depresión no es un efecto secundario habitual del duelo, las personas que hayan tenido problemas de salud mental en el pasado deberán estar más pendientes de su propio bienestar tras la pérdida de un ser querido.

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Qué es el duelo

Es la reacción normal y natural a la muerte de alguien a quien queremos, o algo a lo que damos valor, y que por tanto requiere atención y liberación. No siempre lo entendemos y tampoco podemos siempre controlarlo.

La reacción no sigue ninguna pauta fija. Cada experiencia de duelo es tan propia de uno mismo como la huella dactilar. Durante el duelo, nos abstraemos del presente, lo que afecta nuestra capacidad de enfoque, y concentración y con ello la capacidad de seguir por completo la vida normal. Podemos volvernos olvidadizos, como entrar en una habitación sin tener ni idea a lo que íbamos. O perder el hilo de una conversación, o incluso no recordarla en absoluto.

El duelo puede tener efectos devastadores en los hábitos de sueño y alimentación y la presión de tener que sortear los altibajos causados puede generar dolores de cabeza y aumentos de estrés.

Con la vuelta gradual al estado normal, el duelo puede aparecer por oleadas, desencadenado por recuerdos.

Duelo vs. Depresión

Los síntomas del duelo pueden ser similares a los de una depresión:

  • Tristeza extrema
  • Capacidad de concentración reducida
  • Sensación de desconexión de nuestro entorno
  • Pautas de sueño y alimentación alteradas.

Con la depresión, sin embargo, los sentimientos negativos son intensos y persistentes y no desaparecen con el tiempo. En ambos, casos, las tareas simples pueden ser difíciles de llevar a cabo. E igualmente en ambos casos, nos sentimos apáticos, como si las cosas hubieran perdido su color natural.

La gran diferencia: la depresión es un trastorno médico que puede tratarse con éxito con medicación y terapia.

El duelo y los síntomas que produce son naturales, pero no tienen tratamiento, no se pueden curar con medicación y terapia. El duelo, con todo, es algo por lo que se pasa y es necesario aceptar los sentimientos que causa y “trabajar” para completar la relación emocional que nos unía al ser perdido.

¿Es la depresión una fase del duelo?

En realidad no, no lo es; pero si con la persona perdida teníamos algún tipo de problema pendiente de resolver la fatalidad que provoca el “ya es tarde, no se puede hacer nada” nos puede hacer caer en algo muy parecido a la depresión.

En realidad, aunque podemos tener los mismos síntomas que otros, no hay una pauta en lo referente al duelo y no hay fases que atravesar. Sin embargo, nos es raro que un médico recete antidepresivos, tratando de ayudar de la manera que mejor conocen. Esto supone tratar solo los síntomas, no el problema de fondo que los genera. El dolor emocional puede ser intenso, además, y tratar los síntomas no va a hacerlo desaparecer.

Duelo sin depresión

Quien más quien menos, todos, en nuestra sociedad, tratamos de esconder nuestros sentimientos e intentamos aparecer “bien”, cuando la realidad es que deberíamos apretar un momento el botón de stop y prestar algo de atención al duelo.

Cuando estamos alegres tendemos a comunicar nuestra felicidad, a compartirla con nuestro entorno. Y debería ser lo mismo cuando estamos tristes. Cuando contamos a alguien nuestra tristeza (un lujo que no siempre nos damos) nos quitamos algo de peso de encima.

Fíjate en los niños. A ellos se les permite estar tristes, pues por lo general no tienen un adulto encima que les distraiga de su tristeza, con lo que procesan su tristeza en el momento. Si se dice a los niños “no llores”, llegados a la edad adulta tendrán problemas para llorar o para expresar sus tristezas, pues les queda interiorizado ese “no llores”.

Durante toda la vida tendremos muchos fallecimientos, y si continuamente reprimimos el duelo y no nos reconocemos el derecho a padecerlo cuando surge, es posible caer en un estado de depresión crónica.

Pero si aceptamos que los sentimientos y la tristeza son consecuencias naturales de una pérdida, podremos pasar mucho mejor el duelo.

Vivir con el duelo

Acepta tus sentimientos y reconoce tu dolor, los sentimientos por los que atraviesas son normales en tu situación. Y tener ciertos momentos de felicidad o alegría durante el duelo es también normal, y debes permitírtelos.

Se amable contigo mismo. No se recupera uno del todo tras una pérdida, pero aprendemos a vivir con ella. Parte del proceso de “curación” es aceptar los sentimientos y procesarlos de forma que te generan al aprendizaje que te permitirá avanzar.

Si dejas que tu vida se base en echar de menos al ser querido, te estarás resistiendo a esa curación.

Vivir mejor el duelo

Los siguientes tips podrán ayudarte a vivir con tu pena y cuidando tus bienestar físico, mental y emocional.

  • Ten tu propia red de ayuda: gente con quienes puedas hablar confidencialmente de tus sentimientos.
  • Pasa algo de tiempo solo y en calma. Hay mucho que aprender sobre uno mismo durante esos silencios.
  • Cuídate mucho, más que lo habitual, como si te estuvieras curando de una herida física. Pero ojo a los alivios pasajeros, como el alcohol y la comida basura.
  • Come bien. Mejor poco y a menudo que mucho y en dos momentos del día.
  • No te aísles. Está bien que pases tiempo solo, pero busca tiempo para la familia y amigos.
  • Descansa cuando lo necesites, y duerme bien.
  • Haz algo de ejercicio y pasea al aire libre. Después te sentirás siempre un poco mejor.
  • Acepta que la persona perdida será siempre parte de ti y que tendrás momentos de tristeza.
  • Ocasionalmente, mira hacia atrás: ¡verás tus progresos!

Signos de depresión tras la muerte de un ser querido

Durante el duelo, los sentimientos pueden ser confusos y contradictorios, y podemos experimentar una gran variedad de emociones diferentes. La intensa tristeza de los primeros días puede paliarse cuando hablamos con alguien del que se ha ido. Y volvemos al duelo, al recordar. Esto es completamente natural.

Pero conviene tener en cuenta que es posible caer en un estado depresivo y, si meses después de la pérdida:

  • La intensa trdsiteza es persistente
  • Tu desconexión del entorno persiste
  • Sigues luchando por volver a tu vida anterior
  • Tienes pensamientos desesperanzados respecto al futuro
  • Te cuesta mucho pensar en algo que no sea tu propio yo

Si antes has pasado por una depresión, tendrías que tener un cuidado especial. Si piensas que estás pasando por un estado depresivo, es el momento de buscar ayuda externa. Una charla inicial con alguien muy cercano, amigo o pariente, será un buen punto de partida.