Salud Mental, Salud y medicina

Dismorfofobia. Obsesión por la cirugía plástica

obsesión por la cirugía plástica

A menudo nos cuesta aceptar que envejecer conlleva un deterioro del aspecto físico y, por
eso intentamos prevenir el envejecimiento facial y tratamos de mantener la cara –la “tarjeta
de presentación” o el “espejo del alma” de la persona– libre de arrugas y con piel tersa y
luminosa es cada vez más difícil, este es uno de los motivos que llevan a las personas a
sufrir dismorfofobia y obsesión por la cirugía plástica.

La búsqueda de formas de paliar el deterioro producido por el envejecimiento ha llevado en todo el mundo a un vertiginoso desarrollo de las técnicas dirigidas a aplazarlo. Se dice que en Brasil, país de grandes desigualdades sociales, hay más clínicas de cirugía estética que centros de salud. Verdadero o falso, lo cierto es que cada vez aumenta el número de personas que se someten a alguna intervención. Y se dan bastantes casos de “coger carrerilla” e ir encadenando operaciones, quirúrgicas o no, para ocultar o paliar cualquier defecto. En la prensa gráfica aparecen ejemplos de celebridades casi a diario.

¿Qué es la dismorfofobia?

La dismorfofobia es la obsesión por un defecto físico, que puede ser real o no. El paciente se ve distorsionado en el espejo y ve un defecto donde no lo hay. Es un trastorno mental, y puede tener graves consecuencias. Una forma extrema de dismorfofobia es la anorexia nerviosa, en que el paciente se obsesiona por estar supuestamente gordo. Y esa obsesión le puede llevar a ser de una delgadez patológica, casi un esqueleto andante.

Sin llegar a los extremos, como la anorexia, el trastorno dismórfico corporal lleva en ocasiones a buscar supuestas soluciones para paliar el defecto.

Soluciones que busca la gente para paliar sus efectos:

El bótox

El bótox, también llamado vistabel, es la toxina botulínica del tipo A, una proteína producida por una bacteria, la Clostridium botulinum. La toxina es la misma que la que causa una grave enfermedad consecuencia de la intoxicación por ingerir alimentos en mal estado. Esta enfermedad es grave y a menudo mortal.

Las pequeñas dosis usadas en medicina actúan bloqueando la liberación de una sustancia química, producida en las terminaciones nerviosas, llamada acetilcolina, responsable de la contracción de los músculos. Al inyectarla en las zonas afectadas se limita la capacidad de contracción de los músculos del área, y disminuyen las arrugas, hasta incluso hacerlas desaparecer. Las zonas donde más se usa son el entrecejo y la frente.

También tiene otros usos, como el tratamiento del parpadeo incontrolable (o blefaroespasmo), la distonía cervical (una enfermedad neurológica que produce contracciones en los hombros y el cuello), la hiperhidrosis, o exceso de sudor (principalmente en las axilas y manos) y el codo de tenista o epicondilitis.

La liposucción

Es una técnica quirúrgica que consiste en aspirar la grasa en los puntos en que se acumula en demasía y que no es fácil de eliminar mediante ejercicio o dieta. Se lleva a cabo con anestesia local y efectuando pequeñas incisiones, por donde se inserta un tubo (o cánula) conectado a un máquina que provoca un potente efecto de succión. El cirujano mueve el tubo, que va diluyendo y aspirando la grasa.

La liposucción se puede hacer en prácticamente todas las zonas donde se acumula la grasa: el mentón, el cuello, las mejillas, la parte superior de los brazos, las mamas, el abdomen, los glúteos, las caderas, los muslos, las rodillas, las pantorrillas y hasta los tobillos.

Se ha producido más de un caso de problemas graves tras una liposucción, pero las intervenciones no fueron efectuadas por cirujanos. Recalcamos, pues, la importancia de que sea un especialista médico quien lleve a cabo cualquier intervención.

La cirugía

Describir los diferentes procedimientos quirúrgicos “estéticos” se sale del alcance de este artículo. Baste saber que hoy existen procesos que permiten mejorar (o intentar mejorar) casi cualquier parte del cuerpo humano, desde los párpados hasta las extremidades.

obsesión por la cirugía plástica

¿A quién afecta la dismorfofobia? Causas y diagnóstico

No hay una estadística concluyente acerca del número de afectados de dismorfofobia, pero se estima que entre el 1 y el 3% de la población puede padecerlo en mayor o menor grado. Aunque podría pensarse que el trastorno es más frecuente entre mujeres, en realidad es que se da en la misma proporción entre hombres que entre mujeres.

Igualmente no hay causas claras del porqué del trastorno. Se cree que podría tratarse de una mezcla de factores de índole psicológica, biológica y ambiental. También se estima que los malos tratos y el bullying pueden influir.

Normalmente los primeros síntomas se presentan durante la adolescencia o al principio de la adultez. A veces es difícil llegar a un diagnóstico temprano que permitiera su prevención, pues en general los pacientes son reacios a hacer público el problema, ya sea por vergüenza, por timidez o por cualquier otro factor.

Más del 95% de los pacientes tienden a retraerse, y a medida que el problema se agrava, pueden dejar de asistir al colegio o al trabajo y tienden a dejar de lado a los amigos. En los casos extremos, pueden caer en trastornos como hacer excesivo ejercicio, el de la alimentación (caso de la anorexia) a someterse constantemente a tratamientos estéticos, a caer en consumo de alcohol y drogas y hasta al suicidio.

Síntomas de la dismorfofobia

Los síntomas de la dismorfofobia no son los mismos en cada persona, pero, a grandes
rasgos, se caracterizan por los pensamientos obsesivos, que giran siempre en torno al
aspecto físico. A continuación, puedes encontrar la sintomatología principal, con algunos
puntos cuya aparición tiene lugar en el corto plazo, mientras que en otros se da en el largo
plazo.

  • Preocupación excesiva por la apariencia o por algo en concreto que se considera un
    defecto, pero que no es apreciado o considerado relevante por los demás.
  • Convencimiento de que una parte del cuerpo es fea o con alguna deformación.
  • Creencia de que los demás se fijan o se ríen de dicho “defecto”, lo que se conoce como
    lectura de pensamiento, que es una distorsión cognitiva.
  • Comportamientos repetitivos para controlar o tratar de arreglarlo, como comprobaciones
    en el espejo o arreglarse con frecuencia.
  • Ocultación del “defecto” con ropa o maquillaje.
  • Comparaciones frecuentes con otras personas.
  • Búsqueda de aprobación.
  • Evitación de encuentros sociales.
  • Cirugía estética y otros tratamientos de modificación corporal.
  • Ansiedad y depresión en el largo plazo y una anulación completa de la autoestima.

Tratamiento

El tratamiento del trastorno dismórfico corporal puede incluir terapia cognitivo-conductual y medicamentos. Es fundamental que el paciente reciba lo antes posible ayuda psicológica. Como punto de partida se suele instaurar una terapia cognitivo-conductual, lo que puede dar resultados a medio plazo. A veces es necesario acudir al psiquiatra, que podría instaurar un tratamiento farmacológico, con antidepresivos y ansiolíticos.

Para llegar a eliminar por completo la enfermedad, el tratamiento puede durar años.