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Cuidados posteriores a la circuncisión: cómo garantizar una pronta recuperación
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Qué es la circuncisión
La circuncisión es una intervención quirúrgica que consiste en la extirpación total o parcial del prepucio (la piel que recubre el extremo final del pene, o glande).
Se lleva haciendo miles de años: los primeros testimonios de la circuncisión aparecen en antiguas pinturas egipcias de más de 5.000 años de antigüedad.
- Una indicación directa médica, para resolver algún problema
- Para prevenir posibles futuras infecciones o enfermedades
- Por razones religiosas.
Por qué se hace la circuncisión. Hay tres razones básicas:
Indicaciones médicas para la circuncisión
Prepucio no retráctil en niños
A casi ningún recién nacido el prepucio se le puede retirar hacia atrás. A medida que crecen, el porcentaje de niños con prepucio no retráctil disminuye y se estima que solo el 5% de los de 10 años tienen el trastorno. Estos casos tienen mayores posibilidades de desarrollar fimosis, pero no es motivo para la circuncisión.
- Fimosis
Es una alteración por la que la abertura del prepucio es muy estrecha y hace imposible su retracción. Afecta al 1 ó 1,5% de los adolescentes de 17 años. Si la piel del prepucio es normal y la incapacidad de retraerlo no conlleva problemas en las relaciones sexuales ni en infecciones recurrentes, no es necesario operar.
- Balanopostitis aguda
Este trastorno provoca el enrojecimiento e hinchazón del prepucio, a veces con pus entre él y el glande. Puede afectar hasta al 3% de los niños y en raras ocasiones constituye el primer síntoma de diabetes. Normalmente remite extremando la higiene, con un calmante suave y sin intentar retirar el prepucio. Si esto no funcionara o si el trastorno es recurrente hay que plantearse la intervención.
- Parafimosis
Es el trastorno que puede producirse cuando, una vez retraído el prepucio resulta imposible volverlo a colocar en su sitio. En estos casos puede actuar como si fuera un torniquete apretado alrededor de la base del glande. Puede producir dolor intenso. A veces se soluciona apretando firmemente el glande hasta que aquél pueda volver a su sitio; de lo contrario, reducir la parafimosis puede requerir anestesia local. La circuncisión puede ser necesaria en estos casos.
Prevención de futuras enfermedades o infecciones
Se han venido citando varios:
- Cáncer de pene.
- Enfermedades de transmisión sexual
- Infección por VIH (el virus causante del sida)
- Cáncer de cuello de útero (en mujeres con relaciones con hombres no circuncisos)
- Infección del tracto urinario
Hoy día, la comunidad científica se muestra de acuerdo en que no existe evidencia médica alguna de que la circuncisión evite o minore los riesgos. Por tanto, no se recomienda la circuncisión si no existen problemas específicos como los ya citados.
Hay por tanto muy pocas razones médicas absolutas para la circuncisión y no hay ninguna que justifique la circuncisión rutinaria de los bebés. La excepción puede constituirla el vivir en zonas geográficas con alta incidencia de infecciones por VIH (sida).
La tercera razón para hacer la circuncisión, los motivos religiosos, se sale del por completo del alcance de este artículo.
Complicaciones de la circuncisión
Son muy poco frecuentes, y entre ellas están:
- Disminución de la sensibilidad en el glande.
- Hemorragias
- Infección (poco frecuente)
- Lesiones en la uretra
Tras la circuncisión: la recuperación
La operación de fimosis tiene, según hemos visto, miles de años. Millones de intervenciones se han hecho en la historia y se puede considerar una intervención completamente segura.
Para la recuperación más rápida e indolora, debe tenerse en cuenta que no todas las intervenciones son iguales, y será el cirujano el que indique lo más conveniente en cada caso.
La recuperación completa de la intervención tarda alrededor de cuatro semanas en llegar; pero a medida que las molestias vayan desapareciendo se puede ir retomando la vida normal.
Dicho lo cual, conviene mantener algunas reglas.
- Extremar la higiene
La herida debe mantenerse limpia en todo momento. Utilizar agua tibia en la ducha y no usar jabón, sino emolientes suaves para evitar la irritación que podría producir aquél (un álcali).
Debe mantenerse la herida bien seca. Utilizar una toallita suave, o una gasa, sin frotar el glande lo más mínimo.
- Evitar los baños en lugares públicos
Para evitar el riesgo de infecciones los pacientes no deben acudir a piscinas públicas o comunitarias, ni a la playa, hasta que los puntos no se hayan caído y la herida esté completamente cicatrizada.
- Proteger el glande con una gasa
Hay que recordar que la eliminación del prepucio deja el glande al descubierto, con lo que ya no tiene la protección que aquél le daba. Para evitar los roces con la ropa, puede rodearse con gasas, de modo que quede protegido.
- Usar calzoncillos “slips”
Evitar la ropa interior suelta. Los calzoncillos deben sujetar el pene, que a su vez debe colocarse hacia arriba, lo que ayudará a mitigar el posible dolor e inflamación. La ropa interior debe cambiarse con frecuencia.
- No hacer deporte
Los primeros días no es recomendable hacer deporte (aunque es poco probable que al paciente le apetezca). La recuperación del ejercicio vendrá dada naturalmente, a medida que desaparezcan dolor, inflamación y otras molestias. Será el propio paciente quien determinará cuándo está en situación de volver al ejercicio.
- Suprimir la vida sexual
Deben evitarse las relaciones sexuales y cualquier otro tipo de vida sexual, evitando la erección. Normalmente, se tarde alrededor de cuatro semanas en estar en situación de volver a la vida sexual. Con todo, si los puntos se han caído y la herida está cicatrizada, se puede ir paulatinamente recuperando la actividad sexual.
Bibliografía: