Hábitos Saludables, Vida Sana

Cuida tu corazón, también en verano

Las temperaturas elevadas del verano y los cambios de hábitos que experimentamos durante las vacaciones pueden afectar a nuestro sistema cardiovascular. ¿Cómo debemos cuidar nuestro corazón en esta época? Toma nota de algunos consejos.

La estación estival trae muchas cosas buenas para la salud que debemos aprovechar, como la oportunidad de desconectar y descansar cuando nos vamos de vacaciones, más actividad al aire libre y una dieta muy cardiosaludable, con abundancia de verduras y frutas frescas de temporada. 

Sin embargo, no nos debemos descuidar, porque el verano también implica una subida de temperaturas y unos cambios de hábitos que, si no los tenemos en cuenta y cuidamos, pueden afectar a la salud de nuestro corazón, sobre todo si ya tenemos algún problema cardiovascular.

¿Cómo afecta el calor a nuestra salud cardiovascular?

El aumento de las temperaturas en la época de verano tiene varios efectos sobre nuestro sistema cardiovascular: incrementa la frecuencia cardiaca, la presión arterial, el colesterol y la viscosidad de la sangre

Esto se produce porque cuando nos exponemos a altas temperaturas, el organismo tiende a autorregular el calor corporal a través del sudor. En verano, una persona puede sudar entre 1 y 2 litros de agua cada día. Esta pérdida de líquidos supone un gran esfuerzo para el sistema cardiovascular, que necesita transportar gran cantidad de sangre a la piel y que esta sangre aporte el agua necesaria a las glándulas sudoríparas. Por tanto, si no mantenemos una buena hidratación puede acentuarse el riesgo cardiovascular.

¿Cómo debemos cuidar nuestro corazón en verano?

El verano, además de la subida importante de las temperaturas, también trae consigo un irremediable cambio de hábitos. Las vacaciones hacen que rompamos nuestra rutina de alimentación, ejercicio y descanso, y si nos relajamos y no lo tenemos en cuenta, estos cambios pueden afectar de forma negativa a nuestra salud cardiovascular. Por eso, durante el verano y sobre todo las vacaciones, debemos tener en cuenta:

Cuidar nuestra alimentación

Durante las vacaciones tendemos a comer más veces fuera de casa, lo que supone que seguramente nuestra dieta varía tanto en cantidad como en calidad. Solemos comer más y beber más alcohol. También cuando comemos fuera los alimentos suelen tener más grasas y sal. Y casi nunca perdonamos el postre. Así que,si vamos a restaurantes, elegir aquellos con productos cardiosaludables y pedir que no tengan mucha sal.

Si cocinamos nosotros, podemos aprovechar las ventajas del verano y escoger una dieta con abundancia de frutas y verduras frescas: ensaladas, gazpachos, cremas frías, parrilladas de verduras…, así como pescado azul fresco, rico en omega 3 (sardinas y boquerones), y sin olvidar las ricas frutas de temporada (sandía, melón, melocotón…).

También debemos reducir, en la medida de lo posible, la ingesta de bebidas alcohólicas, ya que pueden provocar el aumento de la frecuencia cardiaca.

Una buena hidratación

Ya hemos comentado la importancia de tener una buena hidratación en verano para la salud cardiovascular. Pero también es importante para la salud en general, sobre todo la de los más vulnerables, que son los niños y los ancianos.

Es recomendable beber agua de manera regular durante todo el día, aunque no se tenga sed. 

Hacer ejercicio de forma moderada

Podemos aprovechar las vacaciones para hacer un ejercicio suave, pero beneficioso para nuestro organismo y nuestro corazón. Caminar por la playa sobre la arena húmeda o en la orilla, nadar, ir en bici u otras actividades deportivas, nos permiten mejorar nuestro sistema cardiovascular.

Es importante no realizar el ejercicio en las horas de más calor, porque puede ser peligroso. Es mejor hacerlo a primera hora de la mañana o a media la tarde. 

Descansar

El verano es para desconectar, relajarse, disfrutar y, si puede ser, viajar. Pero si viajamos es posible que queramos hacer muchas cosas y nos mantengamos excesivamente activos. Descuidar nuestro descanso no es una opción, pues es necesario que el cuerpo se recupere tanto del esfuerzo cardiovascular por el calor como del exceso de actividad.  

Dormir bien por la noche es fundamental. Y, si además podemos hacer una pequeña siesta, nuestro organismo nos lo agradecerá.

Cuidado con el síndrome de la clase turista

Como ya hemos comentado, muchos utilizan el verano para viajar lejos y muchas ocasiones en avión. En esta clase de trayectos largos, si no tomamos precauciones, podemos sufrir el síndrome de la clase turista, que se produce cuando permanecemos en un sitio pequeño inmóviles durante un periodo largo de tiempo, donde la sangre se ralentiza. Es entonces cuando se puede producir una dificultad en el retorno de la sangre, producirse algún coágulo y que éste, en un momento determinado, pase al corazón a las vías respiratorias. 

En personas sin problemas cardiovasculares no tiene por qué pasar, pero puede ser peligroso en personas con alguna afección cardiaca o circulatoria. Por eso es conveniente intentar dar algún paseo de vez en cuando durante el viaje, realizar estiramientos de las articulaciones, no llevar ropa ajustada y, si es necesario, utilizar medias compresivas para facilitar la circulación.

Así que ya lo sabes, aunque el verano pueda tener algunos inconvenientes también tiene muchas virtudes.  Aprovecha todos los beneficios de esta época para cuidar la salud de tu corazón.