Bienestar, Salud Mental

Cómo un trauma pasado puede estar afectando a tu vida

Experiencia traumática

¿Estás constantemente estresado, o ansioso, o te sientes deprimido? ¿Tienes síntomas físicos, como problemas digestivos, o algún dolor? O quizá estés atascado en tu vida, incapaz de progresar en algunos temas claves, sintiéndote incapaz o falto de la confianza necesaria para avanzar…

Si algo de lo anterior te suena, podría darse el caso que sea el resultado de una experiencia traumática pasada que no has acabado de resolver.

Qué es una experiencia traumática

En la mente de todos está lo que comúnmente se considera traumático: abuso infantil, acoso, duelo tras la pérdida de un ser querido o un accidente potencialmente grave. En realidad, un trauma es cualquier evento que causa dolor, ya sea físico o emocional. Y algo de lo que un individuo dado podría pasar página inmediatamente podría ser doloroso o traumático para otro, lo que indica que la calificación de trauma es algo muy personal.

Un trauma es en realidad algo que tiene un hueco en tu mente, y manipula tu conducta, aunque sea inconscientemente. Un socio que te falló, por ejemplo, podría hacerte perder confianza en tus relaciones futuras. Es algo que te hace ser menos abierto, menos receptivo… menos libre.

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Un trauma infantil

En cualquier momento de la vida puede tener lugar un evento traumático, pero un trauma que se arrastra desde la infancia puede ser particularmente angustioso y difícil de aceptar.

Las vivencias infantiles –los eventos vividos durante la edad infantil- son los que definen tu futuro entendimiento del mundo. Forman la personalidad y la percepción individual del mundo y hay vivencias que nos son supuestamente ajenas, como la de nuestros padres discutiendo constantemente.

Pero los eventos traumáticos pueden suceder en cualquier momento de la vida. Por ejemplo, la pérdida de un ser querido nos afecta con independencia de la edad. O una discusión seria con tu pareja, o un problema que puedas tener en la oficina… pueden ser devastadores para algunos.

Traumas pasados y salud mental

Cualquier cosa que te da vueltas y vueltas en la cabeza, como un disco rayado, es perniciosa para la salud mental. Es una forma de que el pasado ”colonice” la mente, condicionando el presente y distorsionando tus experiencias vitales. Y mucha gente puede estar “coaccionada” por experiencias pasadas, incluso sin que se den cuenta de ello.

Por ejemplo, si en el colegio alguien te dijo que eras un desastre cantando en el coro, y mira que te apetecía formar parte de él…Y el caso es que no has vuelto ni siquiera a intentar cantar por culpa de ese comentario. Es un pequeño detalle, pero está evitando que vivas plenamente.

Otro ejemplo es cuando un día levantaste la mano en clase y los compañeros se rieron de ti. Puede parecer exagerado, pero hay personas que tratarán de evitar hablar en público para no generar burlas como aquella. Visto así, un trauma puede moldear la personalidad y tus opciones vitales.

Traumas pasados y salud física

Todos entendemos que un trauma pueda afectar a la salud mental. Pero ¿cómo afecta a la salud física? Para ello hay que pensar un poco en términos científicos.

Tenemos un sistema nervioso simpático y otro parasimpático. El simpático se activa cuando estamos nerviosos, mientras que el parasimpático actúa cuando estamos relajados. El sistema nervioso simpático es el que nos saca de situaciones difíciles, el que genera el sentimiento “lucha o huida”: se segrega adrenalina, que circula por las venas desde el tronco y el cerebro hasta las extremidades, brazos y piernas, que son las que nos van a permitir luchar o escapar. Una vez fuera de peligro, se supone que pasaremos al sistema parasimpático. La inteligencia vuelve a funcionar a pleno rendimiento y las partes que se dejaron de lado durante el incidente recuperan sus facultades: es decir, puedes continuar haciendo la digestión con normalidad, por ejemplo. Si el sistema nervioso simpático predomina, se agotan los recursos internos y pueden peligrar las funciones básicas, como la nutrición

Lamentablemente, mucha gente está enchufada al ”modo estrés” debido a traumas pasados y esta situación tiene consecuencias. Esto quiere decir que el cuerpo es incapaz de efectuar las reparaciones necesarias y eres más susceptible a la enfermedad. El estrés induce la enfermedad y los traumas pasados inducen el estrés.

Traumas pasados y bloqueo de la creatividad

Por desgracia, un trauma pasado puede definir el camino que seguirás en tu vida, llevándote por una ruta que tu mente lógica determina que es segura… aunque no sea lo que de siempre pretendías.

Recuerda los ejemplos de antes, cuando alguien te dijo lo mal que cantabas o se rieron de ti al levantar la mano. Un suceso así pudo definir el curso de tu vida, en una dirección más segura, y ahora piensas que es demasiado tarde para rectificar, o demasiado difícil. Lo cierto es que lo seguro no es una garantía. Haz lo que te llene, aunque te asuste pensarlo.

Cómo salir de un trauma pasado

Si te sientes como acabamos de decir, haz examen de conciencia. Puedes estar bloqueado por un trauma pasado y pensar que no hay salida. Pero es posible liberarte de dolores pasados y recuperar la alegría de vivir. Como primera medida, aceptar que todo se debe a algo concreto y sintonizar con el presente es un buen punto de partida para volver a tu ser y ayudarte a seguir adelante.

Afróntalo

En lugar de volver la cabeza e ignorar el trauma, haz frente a la situación. Prueba a no pensar demasiado en el dolor o en la rabia que te produce. Distánciate, y míralo como una mancha en la pared y céntrate en lo mejor de ti, en tus capacidades.

Vive el momento

Haz en cada momento las cosas que te produzcan placer o alegría, tanto para el cuerpo como para el ánimo.

El ejercicio siempre es bueno para la salud mental. También lo es una dieta sana, de modo que debes evitar mucha comida procesada o mucha azúcar. Toma algo de sol y da paseos en entornos naturales. Haz algo de meditación, dedícate tiempo, lee…hasta un buen baño caliente pude hacer maravillas en tu salud.

Perdona y sigue adelante

Debes tener presente que perdonar no es lo mismo que aprobar. Puedes perdonar lo que te pasó en su día y no por ello aprobarlo. Es muy diferente.

No porque la persona que te hizo daño esté arrepentida o, por el contrario, piense que tenía razón, sino por tu propia salud mental. Deja de envenenarte con los malos recuerdos pasados. La persona que te hizo daño tal vez no lo sepa o no le importe, pero seguir dándole vueltas es lisa y llanamente seguir envenenándote. El antídoto es perdonar.

Ayuda externa

Asegúrate de que tu entorno y de que tu rutina son constructivos y estables. ¿Comes bien, haces ejercicio y pasas ratos al sol? ¿Ves a tus amigos y lo pasas bien con ellos?

Si intentas todo lo anterior pero sigues atormentándote con un trauma pasado, puede haber llegado el momento de buscar ayuda. La psicoterapia puede ser de gran ayuda. Como con muchas cosas en la vida, tendrás que encontrar la herramienta adecuada –el psicoterapeuta adecuado– de modo que investiga y acude a lo que te suene bien, a lo que más sentido tenga para ti.