Salud y medicina

Cáncer de mama: 7 hechos relevantes que hay que conocer

mujer se explora el pecho

La mala noticia es que, según las estimaciones, una de cada 8 mujeres padecerá un cáncer de mama. De acuerdo con las estadísticas que publica la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), cada vez hay más cánceres de mama, con un aumento anual de entre el 1 y el 2%. Se desconocen las causas. En España se dan anualmente 26.000 nuevos casos: o sea, 71 al día, casi 3 nuevos casos por hora. Resulta alarmante.

La buena noticia es que en España, el 82,8% de ellos se cura. De los 26.000 casos anuales, más de 21.500. Ya se ve algo mejor, ¿no es cierto? Además, la supervivencia, a cinco años del diagnóstico, aumenta año tras año, cifrándose en una mejora del 1,4% anual. Es de las más altas del mundo, por encima de la media de la Comunidad Europea. Y de esto sí que se conocen las causas: no sólo mejoran los tratamientos, sino que cada vez se hace más en materia de prevención, empezando por los programas de cribado que instauran las autoridades sanitarias.

Teniendo en cuenta esto último –y que estamos hablando del cáncer más frecuente entre las mujeres– te planteamos siete cuestiones que debes conocer.

1. No hay un único tipo de cáncer de mama

Unos tipos de cáncer son más agresivos que otros, y aparecen en distintas partes del pecho. Crecen con velocidades variables y se llega a diagnosticarlos en diferentes fases, hasta el punto de que cada caso es poco menos que único.

Todas estas variables hacen que cada caso requiera un tratamiento totalmente personalizado. Los protocolos están muy bien definidos, pero el tratamiento se instaura a medida de la paciente y de todas esas variables de que hablábamos. De ahí que el tratamiento que ha funcionado en una mujer pueda no servir en otro caso.

2. Sólo algunos tipos de cáncer son hereditarios

Una creencia muy extendida: “Sólo si un familiar cercano ha tenido cáncer lo tendrás tú”. En general, esto es falso. Muy pocos casos son hereditarios y sólo el 5% del total de cánceres se deben a la herencia de un gen alterado. Aunque ese tipo de cáncer es muy común, el cáncer de mama tiene un componente genético relativamente bajo.

3. Hay que conocer al detalle las propias mamas

Es clave controlar sistemáticamente el aspecto de las mamas y las posibles sensaciones que transmitan. La idea es estar al tanto de cualquier cambio que se produzca. Tómate con calma el examen periódico de las mamas: en la cama, en la ducha y, por supuesto, ante el espejo, completamente relajada y, ya se dijo, sin prisas.

Debes estar atenta a lo las siguientes cuestiones:

  • Si hay un bulto, claro y si hay alguna zona con el tejido anormalmente engrosado.
  • Si cambia el tamaño o la forma de alguna de las dos.
  • Diferencias en la textura de la piel, o si hay arrugas u hoyuelos.
  • Un dolor persistente, que no se pasa al poco tiempo en alguna de las mamas, o en una de las axilas. Será muy raro que se deba a un cáncer, pero si se te presenta al caso, ve al médico.
  • Una hinchazón o inflamación en la zona de la axila o de la clavícula.
  • Cualquier enrojecimiento, sobre todo alrededor del pezón.
  • Una secreción anómala por uno de los pezones.

De modo que apréndete bien cómo son tus mamas, las axilas y los laterales del pecho, de modo que puedas estar al tanto inmediatamente de cualquier cambio que se produzca. Cualquier cambio deberá ser explorado por tu ginecólogo.

4. Un bulto no siempre va a ser cáncer

Un bulto en un pecho es el síntoma que más alarma crea en las mujeres, pero eso es porque no saben que solo uno de cada diez es maligno. Los nueve restantes son benignos o no cancerosos.

Se trata generalmente de quistes, de los que hay varios tipos, o de tumores no cancerosos. Esto no significa que no debas hacerle caso, y si te notas uno, debes acudir sin falta a tu ginecólogo, pera que lo explore y determine de qué se trata.

5. Es importante un estilo de vida sano

Hay estudios muy serios que revelan que algo de ejercicio, una dieta sana –ya sabes: mucha fruta y verdura, hidratos de carbono no refinados, grasas como el aceite de oliva virgen, pescado preferiblemente azul, mejor carne blanca (de aves) que carne roja…– limitar el alcohol, no fumar y mantenerse en un peso adecuado; todo ello, combinado, reduce el riesgo de cáncer.

En esto, la medicina es muy cauta, porque no se conocen las causas de que el alcohol aumente el riesgo y de que el ejercicio, la dieta sana y estar delgada lo disminuyan. Pero la evidencia es tozuda, y todo ello se ha constatado. La realidad es que no se conocen las causas del cáncer de mama.

¿Sabes, con todo, cuáles son los factores de riesgo más significativos? Están fuera de cualquier posible control, porque son la edad –a más años más incidencia de cáncer– y… ser mujer.

6. La prevención es la clave

Ya lo decíamos al principio. Aumenta la supervivencia al cáncer por la mejora de los tratamientos, sin duda, pero en no menos medida porque existen programas de cribado establecidos que incluyen mamografías y exploraciones periódicas y que han conseguido que el cáncer se diagnostique en fases muy tempranas, cuando es mucho más probable curarlo por completo.

Estos programas finalizan, hoy por hoy, a los 64 años, aunque algunas Comunidades los están ampliando a los 69. Pero es muy recomendable seguir siguiéndolos, porque por encima de esa edad se dan bastantes casos.

7. También los hombres pueden tenerlo

Es muy poco común y por tanto poco conocido: ¿Sabías que el cáncer de mama también se da en los hombres? Apenas alrededor del 1% del número total de casos se da en hombres que, finalmente, también tienen tejido mamario –aunque evidentemente en mucha menor cantidad.