Salud y medicina

4 problemas que las mujeres no deben ignorar

cáncer de mama

En mayor o menor medida, todos somos renuentes a acudir al médico. Se alegan cosas tan dispares como falta de tiempo o despreocupación por el “leve” síntoma (“ya se me pasará”). También hay quien no va por “miedo a lo que me puedan encontrar”, lo que genera ansiedad y nerviosismo; esta excusa es más soterrada y, aunque esté ahí, somos más proclives a esconderla, porque en el fondo nos da vergüenza reconocer ese miedo. Y no hacer caso de un síntoma que perdura es un error mayúsculo, pues cualquier dolencia diagnosticada tempranamente es mucho más susceptible de curación que si se deja pasar el tiempo.

En este artículo nos centramos en las mujeres, cuyo sistema reproductor es mucho más complejo que el de los hombres y a quienes el desequilibrio hormonal (que es algo que sucede con cierta frecuencia) altera en mayor medida. La clave es averiguar si ese cambio debe investigarse o si es normal. A continuación, exponemos cuatro síntomas que no se deben ignorar y sí, en cambio, investigarse.

1. Un bulto en una mama

Quizá sea el síntoma más temido por las mujeres, pues una de sus posibles causas es el cáncer de mama. Por esto mismo, a estas alturas debe haber pocas mujeres que no conozcan la importancia que un bulto puede llegar a tener.

Y el caso es que sólo el 10% de las mujeres que se encuentran un bulto tiene cáncer de mama. ¿Qué son los 90% restantes? Pues pueden ser varias cosas: un fibroadenoma (una aglomeración anómala del tejido conectivo de la mama) o un quiste, ya sea sebáceo (una acumulación de grasa) o de cualquier otro tipo –benigno.

También es frecuente que los bultos aparezcan y desaparezcan según el momento del ciclo menstrual en que se encuentre la mujer. Ya decíamos lo complicado que es el sistema reproductor femenino.

En cualquier caso, nunca debe dejar de investigarse un bulto en el pecho. Debe acudirse al médico que podrá bien diagnosticar su benignidad, bien derivar a la paciente a un especialista para que determine la naturaleza del bulto, con las oportunas pruebas si lo ve necesario. Y no solamente un bulto: cualquier cambio en una mama debe comentarse con el médico.

2. Un sangrado diferente

Esa complejidad de que hablábamos afecta también a la menstruación. Hay muchos factores que influyen en ella, desde un exceso de ejercicio hasta el estrés, pasando por el hecho de adelgazar, por poner unos ejemplos.

Normalmente, en una persona sana esos desarreglos se corrigen solos, pero también puede no suceder así. Posibles reglas anómalas:

  • irregulares,
  • escasas,
  • más intensas,
  • a destiempo,
  • tras mantener relaciones sexuales.

También puede darse el caso de sangrados en mujeres menopáusicas que, en el peor de los casos, puede ser síntoma de cáncer de útero.

En todos los casos, el médico debe investigar el problema, pues puede deberse a anomalías en el cuello del útero, en el mismo útero o en los ovarios, o incluso ser consecuencia de una enfermedad de transmisión sexual (ETS) no detectada.

3. Una hinchazón indeterminada

Si ese síntoma perdura en el tiempo –digamos más de dos o tres semanas– debe acudirse igualmente al médico.

La hinchazón puede tener muchas causas, como el síndrome pre-menstrual o el síndrome de intestino irritable. Pero también puede ser consecuencia de un cáncer de ovario, que por desgracia tiene síntomas muy difusos.

El médico te preguntará sobre otros síntomas asociados, como dolor en la pelvis, si tienes falta de apetito, si te sientes llena, si has perdido peso o si tienes problemas de orina, como urgencia o excesiva frecuencia por orinar.

4. Flujo vaginal diferente

El flujo vaginal es normal y sirve, entre otras cosas, para mantener la vagina libre de infecciones. Debe de ser claro o blanquecino, de viscosidad variable (en función del momento del ciclo menstrual en que te encuentres) y no debe oler mal. Si hay algún cambio, ya sea en el color, una cantidad excesiva o si de repente huele mal, puede significar que hay algún problema.

Las causas son múltiples, desde una infección por hongos, que se puede tratar mediante fármacos sin receta (habla con tu farmacéutico si es el caso) hasta una infección por alguna ETS, como clamidias, herpes genital, gonorrea u otras. Estas infecciones deben tratarse cuanto antes, pues pueden generar problemas mayores, como la enfermedad inflamatoria pélvica, un trastorno serio que puede acabar por generar infertilidad.

Acude por tanto al médico, que podrá descartar posibles trastornos, incluyendo el cáncer de útero o del cuello uterino, por lo que es importante no ignorar estos síntomas.