Bienestar

10 beneficios de los aceites esenciales avalados por la ciencia

Quienes se han visto tentados por las terapias alternativas probablemente conocen ya los aceites esenciales. En realidad, son la base de ciertas prácticas naturales, como la aromaterapia. Pero ¿qué son? ¿Algo más que una moda? ¿Sus supuestos beneficios están demostrados? A continuación procuraremos contestar todas las dudas.

Qué son los aceites esenciales

Son extractos líquidos de ciertas plantas que contienen determinados compuestos y que ofrecen ciertos beneficios. Son muy aromáticos; de hecho huelen mucho más intensamente que las plantas de que derivan, dado que la concentración de ingredientes activos es mucho más elevada que en ellas.

La extracción de los aceites esenciales de las plantas puede hacerse de diversas formas; las más comunes son la destilación y la presión en frío.

  • La destilación consiste en tratar las plantas con agua caliente o vapor, lo que extrae los componentes (las esencias).
  • La presión en frío es un proceso mecánico durante el que las plantas se prensan para liberar las esencias.

10 beneficios de los aceites esenciales

El uso de los aceites esenciales no es nuevo y forman parte de tu rutina sin que lo sospeches siquiera. Al dar a tu niño una fricción, al añadir unas gotas de camomila al baño o de lavanda a tu almohada a la hora de acostarte… bueno, todo ello es usarlos. La pregunta es si realmente aportan algo o si son simples placebos.

Como sucede a menudo, los estudios deben completarse, pero se muestran más que seguros de lo siguiente:

  • Catarros y congestión

Las hojas de eucalipto son uno de los componentes activos de los medicamentos tópicos contra la tos. Suavizan los síntomas del resfriado, empezando por la congestión. También se usa añadiendo unas gotas a un recipiente con agua hirviendo de manera que el vapor se inhale. Pero ¿es efectivo? Parece que sí: un estudio publicado en 2010 en la revista Paediatrics concluyó que los padres calificaban muy favorablemente su efectividad como paliativo de los síntomas de las infecciones de las vías aéreas superiores. Se piensa que es debido a la cineola (un compuesto presente en las hojas de eucalipto) que actúa como expectorante, a la vez que reduce los espasmos musculares que causan el estrechamiento de las vías aéreas.

  • Infección de los senos nasales

De nuevo es el eucalipto el protagonista. Un pequeño estudio del año 2009 mostraba la eficacia de la cineola como paliativo de los síntomas de la sinusitis. También el aceite de menta se muestra prometedor en este terreno. La inhalación de menta produce un efecto refrigerante, y un estudio de laboratorio mostró que resultaba efectivo en la lucha contra las bacterias que producen la congestión en los senos nasales. Otros estudios sugieren que el aceite del árbol del té, el aceite de orégano, el de la lavanda y el de la salvia también aportan beneficios.

  • Estrés y ansiedad

Varios estudios han encontrado que oler ciertos aceites, como el de naranja, tienen relevancia a la hora de tratar la ansiedad junto a terapias tradicionales. Y una investigación clínica de 2015 estudió la efectividad de un “SOS roller” (un aplicador cutáneo) que contenía 12 aceites esenciales y concluyó que la gran mayoría de los participantes habían logrado reducir su estrés después de usarlo tres veces al día durante un mes.

  • Depresión

Es importante advertir que los aceites esenciales no constituyen un remedio a la depresión; lo que sí se ha comprobado mediante estudios realizados en animales es que pueden ayudar a paliar los síntomas de la enfermedad, como la ansiedad, así como potenciar la relajación. En una investigación de 2014 sobre ratones, el aceite de jengibre inhibía las repuestas de conducta habituales propias de la depresión, y un estudio de 2013 mostró que los pacientes que esperaban una intervención quirúrgica tenían menos ansiedad tras inhalar aceite de bergamota.

  • Dolor muscular

Todos hemos tenido agujetas tras una sesión de ejercicio intenso, o hemos tenido los músculos doloridos tras una jornada entera sentados ante el ordenador. Los aceites esenciales pueden ayudar: Una revisión sistemática, llevada a cabo en 2015, de los aceites esenciales usados en aromaterapia sugiere que el aceite del árbol del té alivia la inflamación muscular.

  • Problemas cutáneos

Existen investigaciones que muestran que la aplicación tópica (o sea, en la piel) de aceites esenciales pueden tratar diversos problemas cutáneos, previa su dilución en un aceite base. Por ejemplo, el aceite esencial de Helichrysum italicum (conocido vulgarmente como curry) reduce el eritema y protege la piel de los daños producidos por el sol. Y el aceite esencial de rosa geranio posee propiedades anti-inflamatorias, anti-bacterianas y anti-fúngicas, y se ha mostrado eficaz en problemas de la piel, como piel excesivamente grasa, eczema y dermatitis.

  • Reducción de la inflamación

No hay muchos estudios sobre humanos que muestren la efectividad de los aceites esenciales contra la inflamación, pero algunos estudios realizados en animales muestran que ciertos aceites, como los de orégano, tomillo, romero y alcaravea tienen propiedades anti-inflamatorias.

  • Cicatrización de heridas

Ciertos aceites, como el de lavanda, han mostrado en estudios su eficacia en la cicatrización de heridas. Potencian la producción de colágeno y del factor de crecimiento necesario para la regeneración de la piel.

  • Dolores de cabeza

Aunque se necesita más investigación, varios estudios han demostrado la eficacia de aceites esenciales en el tratamiento de dolores de cabeza. En un estudio llevado a cabo sobre 41 pacientes, una solución del 10% de aceite de menta en etanol redujo significativamente la intensidad del dolor, en comparación con un placebo. Los investigadores concluyeron que la aplicación tópica de dicha solución en la frente y sienes es una buena alternativa a las terapias habituales.

Y un estudio sobre 47 pacientes mostró que la inhalación de aceite de lavanda puede ser un tratamiento seguro y efectivo en el tratamiento de la aparición de migrañas.

  • Sueño

Siempre se ha considerado la lavanda como inductor del sueño. La investigación refuerza esta creencia: una revisión sistemática de 15 estudios cuantitativos, 11 de ellos clínicos, concluyó que los aceites esenciales (sobre todo el de lavanda) podían tomarse en consideración para paliar problemas leves de sueño, aunque se advirtió que, de nuevo, es necesario seguir investigando para llegar a conclusiones definitivas.

Los aceites esenciales más populares

Hay más de 90 aceites esenciales en este momento. Cada uno tiene sus supuestos propios beneficios. Entre los más populares:

  • Bergamota: Supuestamente reduce el olor corporal, mejora el humor, ayuda a la cicatrización de heridas y mejora la digestión.
  • Camomila: Se usa para mejorar la relajación, suavizar la inflamación y también mejora el humor.
  • Salvia: Supuestamente suaviza las depresiones leves y mejora el humor, a la vez que incrementa la libido y regula la menstruación.
  • Eucalipto: Suaviza los síntomas del catarro y la congestión, alivia los dolores musculares y ayuda con la higiene dental.
  • Lavanda: Su uso más habitual es ayudar con problemas de sueño y con la relajación.
  • Limón: Supuestamente tiene propiedades antisépticas y anti-bacterianas. También parece aliviar los dolores de cabeza.
  • Naranja: Se usa tradicionalmente en aromaterapia, para reducir la inflamación y potenciar la libido.
  • Menta: Su uso habitual es como ayuda en la digestión y alivio de dolores de cabeza.
  • Rosa: Suaviza los síntomas de la depresión y mejora el humor.
  • Sándalo: Mejora la memoria y la concentración; también suaviza la tos y los síntomas de resfriados.
  • Árbol del té: Usado por tener supuestas propiedades anti-microbianas, también parece ayudar con la cicatrización y con las infecciones y potenciar el sistema autoinmune.
  • Ylang-ylang (o flor de cananga): Es útil en el tratamiento de varios trastornos cutáneos, además de la ansiedad y los dolores de cabeza.

Cómo se usan los aceites esenciales

Si estás dispuesto a probar los aceites esenciales, debes tener en cuenta la importancia de usarlos correctamente, pues también tienen ciertos riesgos. Las formas más habituales son:

Inhalación

Lo más fácil y seguro es añadirlos a un difusor. Pon unas pocas gotas en un recipiente con agua hirviendo e inhala el vapor.

Aplicación tópica

Antes de aplicarlos directamente en la piel, deben diluirse en un aceite base y aplicar un ligero masaje en la zona de aplicación. Añade unas gotas a una cucharada del aceite base, dilúyelo bien y aplícalo en la piel.

Añadido a un baño

Un par de gotas de aceite esencial en el baño será una manera tanto de inhalarlo como de absorberlo por la piel. Es importante no excederse en la dosis recomendada.

Con todo, la advertencia más importante es no ingerir nunca aceites esenciales. No están pensados para ser tragados; incluso un par de gotas en una taza de té puede ser peligroso. Recuerda que no por el hecho de ser natural implica que sea seguro. Su uso incorrecto puede generar problemas serios de toxicidad.

Riesgos de los aceites esenciales. Efectos secundarios

Hacemos hincapié en lo dicho arriba: el mayor riesgo es ingerirlo, y puede ser fatal. Este riesgo es evidentemente mayor en niños y, generalmente, los aceites esenciales no se recomiendan para ellos.

Aun usándose adecuadamente, pueden tener efectos secundarios, como irritaciones, reacciones al contacto o reacciones alérgicas. Normalmente son efectos que tienen lugar solo en determinadas personas, por lo que es importante hacer una prueba en una pequeña área de la piel antes de la aplicación.

Y si tienes algún trastorno médico, ten siempre cuidado al añadir algún producto a tu rutina de medicinas. Debes proceder con especial cuidado y no está de más incluso que consultes previamente con tu médico de familia. Las personas con asma deberán ser cautas, pues inhalarlos podría provocar un ataque de asma. Los alérgicos deberían igualmente tener especial cuidado.

Aceites esenciales y embarazo

De nuevo, no hay suficientes estudios sobre el uso de aceites esenciales que garanticen la seguridad de la mujer y del niño durante el embarazo. El consejo habitual es evitarlos en este período y durante la lactancia, si ésta es materna. En el primer caso podría pasar a través de la piel y, vía placentaria, llegar al feto. Y en el segundo caso, llegar al lactante a través de la leche materna.