Salud y medicina
La infección por Legionella (legionelosis)
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Dese que se identificó por primera vez en 1976, con un brote de la enfermedad durante una reunión de la legión americana el Filadelfia, se ha reconocido a la Legionella como una causa relativamente frecuente de neumonía, tanto adquirida en la comunidad cono adquirida en un hospital. La llamada legionelosis hace referencia a los dos síndromes clínicos causados por las bacterias del género Legionella:

- La enfermedad de los legionarios es el síndrome más frecuente de neumonía causada por especies de Legionella
- La fiebre de Pontiac es una enfermedad aguda, febril, autolimitada, que se ha relacionado con especies de Legionella.
La incidencia de la enfermedad de los legionarios depende del grado de contaminación del reservorio de agua, de la intensidad de la exposición del paciente a esa agua contaminada y a la susceptibilidad del huésped. El establecimiento de un diagnóstico correcto precisa, a menudo, pruebas de laboratorio muy especializadas, que no siempre están disponibles.
A quiénes afectan estas bacterias
De las más de cincuenta especies de esta bacteria, la Legionella pneunophila es la más frecuente y ocasiona más del 80% de las infecciones humanas. La enfermedad de los legionarios supone casi el 10% de las neumonías contraídas en la comunidad. La enfermedad que se contrae en un hospital depende de la presencia de las bacterias en el suministro de agua potable. Diferentes informes técnicos han demostrado que estas bacterias colonizan el sistema de distribución del agua caliente hasta en el 70% de los hospitales en áreas geográficas específicas.
En residencias de ancianos y hospitales de pacientes crónicos estas bacterias son una causa importante y frecuente de neumonía, aunque no siempre reconocida. Son bien conocidos los casos de enfermedad de los legionarios ocurridos en hoteles por la contaminación de su red de distribución de agua potable.
Los factores de riesgo más frecuentes cara a desarrollar una neumonía tras la exposición a estos gérmenes son fumar y las enfermedades crónicas de los bronquios. Es conocido que la tasa de salmonelosis aumenta con la edad y que los pacientes que han recibido un trasplante presentan un riesgo elevado de contraer estas infecciones.
Cómo se transmite
El hábitat natural de la Legionella pneunophila es el agua, que puede contener pequeñas colonias de esta bacteria. Din embargo, los reservorios de agua fabricados por el hombre, como los sistemas de distribución de agua, actúan como amplificadores del crecimiento y proliferación de los microorganismos. Los factores conocidos que aumentan la colonización son las temperaturas cálidas (de 25 a 42ºC), el estancamiento, el depósito y el sedimento.
Se han identificado diversos modos de transmisión de la infección a los humanos:
- Inhalación de aerosoles que contienen la bacteria a partir de equipos de tratamientos respiratorios, máquinas pulverizadoras, fuentes decorativas, limpiezas con agua a presión, baños de hidromasaje y torres de refrigeración, entre otras. Estas últimas se han multiplicado con frecuencia como una fuente de brotes comunitarios de enfermedad de los legionarios
- Manipulación de tierra para macetas
- Aspiración de agua contaminada por estos microorganismos
- Instilación directa en el pulmón durante la manipulación de las vías respiratorias.
Nunca se ha demostrado, sin embargo, la transmisión de persona a persona.
Qué síntomas produce
La neumonía, antes llamada pulmonía, es la manifestación clínica más importante de la infección por Legionella.
Las primeras descripciones clínicas de la enfermedad de los legionarios se presentaron en pacientes con fiebre elevada y síntomas gastrointestinales acompañados de neumonía. El período de incubación de la enfermedad oscila entre 2 y 10 días. Al principio, los síntomas respiratorios no son muy llamativos; inicialmente, la tos es ligera y poco productiva, aunque el esputo puede aparecer manchado de sangre. En algunos pacientes aparece dolor en el pecho.
Los síntomas intestinales, sin embargo, son muy llamativos, con diarrea, náuseas y vómitos y dolor abdominal. Los pacientes se encuentran a menudo adormilados, con dolor de cabeza y, en ocasiones, con cierto estupor.
El examen físico muestra ruidos en el pecho (denominados estertores o crepitantes) con posteriores signos de consolidación o inflamación del pulmón característicos de la neumonía. Suele cursar con fiebre muy alta, superior a los 39ºC, y signos y síntomas de afectación del estado general.
Los análisis de sangre muestran frecuentes alteraciones renales y hepáticas, no específicas. Son comunes el aumento de la cifra de glóbulos blancos (leucocitos), el descenso del número de plaquetas y la disminución de los niveles de sodio y fosfatos.
La radiografía de tórax de estos pacientes muestra alteraciones hacia en tercer día de la enfermedad.
Diagnóstico y tratamiento
Un diagnóstico temprano de la enfermedad de los legionarios puede salvar vidas. El inicio precoz del tratamiento adecuado se asocia a mejores resultados. Dado que la presentación clínica de la enfermedad es bastante inespecífica, las pruebas especializadas de laboratorio son la clave para diagnosticar este proceso. Su objetivo es aislar el microorganismo mediante su cultivo. Actualmente se utilizan una prueba de antígeno en la orina y un cultivo de la bacteria a partir de una muestra respiratoria (esputo).
Una vez diagnosticada la enfermedad, es necesario empezar cuanto antes un tratamiento antibiótico específico por vía intravenosa para intentar controlar la infección. Una vez que el paciente mejora, se puede pasar al antibiótico vía oral. La duración media del tratamiento es de 7 – 10 días, aunque en algunos pacientes se puede alargar hasta tres semanas.
Si el paciente no recibe el tratamiento adecuado o éste resulta ineficaz, la mortalidad por esta enfermedad varía entre el 16 y el 30%, pudiendo llegar en algunos casos hasta el 50%, en función de las enfermedades subyacentes del paciente. Con los avances médicos experimentados en los últimos años, la mortalidad entre pacientes de la enfermedad de los legionarios se ha reducido a menos del 10%.
Con el tratamiento adecuado, los pacientes experimentan mejoría clínica al cabo de unos pocos días. El pronóstico dependerá, pues, de la rapidez en el inicio del tratamiento antibiótico específico. Un retraso en su inicio conlleva peor pronóstico y resultado, lógicamente.
Dado que la enfermedad de los legionarios no se trasmite de persona a persona, no es necesario el aislamiento de los pacientes infectados. Le prevención de la legionelosis adquirida en el hospital es posible si se realizan cultivos del agua corriente que beben los pacientes, ya que ésta es la fuente de infección más habitual.
Bibliografía
Organización Mundial de la Saalud (OMS): Legionelosis
Ministerio de Sanidad: Prevención de Legionelosis