Salud y medicina

¿Funciona la homeopatía?

Qué es la homeopatía

Es una escuela médica expandida por todo el mundo, pero que no está fundamentada en los principios básicos de la medicina convencional. Es, por tanto, una forma de medicina alternativa y se fundó con el propósito de encontrar una nueva manera de entender al hombre, la enfermedad y los modos de restaurar la salud mediante una vía distinta de la medicina clásica.

La homeopatía parte de una concepción holística (o sea, global o integral) de la salud en la que el hombre, como organismo que puede enfermar, es comprendido fisiológicamente sin perder de vista el componente psicológico, y en la que no se concibe la enfermedad como una entidad independiente, sino en el enfermo como una entidad integral e indivisible.

La homeopatía se fundamenta en dos principios básicos:

Ley de la similitud

El principio esencial de la homeopatía. Según este principio, que ya había invocado dos milenios atrás la medicina de Hipócrates (similia similibius curantur) el remedio de las enfermedades se halla en la propia causa de las mismas y, por extensión, en otros elementos causantes de enfermedad que produzcan un mal parecido.

La homeopatía considera que, de la mera observación de la naturaleza, nos es posible obtener información valiosa del efecto que producen determinados elementos o sustancias sobre el organismo humano. Contrastando esa información con la que disponemos sobre los síntomas de las enfermedades, se pueden generar paralelismos entre estos y los observados con las diferentes sustancias.

Establece un planteamiento básico por el cual considera que las sustancias que producen un mal determinado semejante al de una determinada enfermedad son capaces de curar dicha enfermedad. Por ejemplo, la sustancia homeopática Rhus toxicodendron, que puede provocar inflamación en las articulaciones, es la que los homeópatas consideran adecuada para el tratamiento de la artritis y otros trastornos similares.

Principio de nula toxicidad

La homeopatía propone soluciones terapéuticas que aporten el beneficio esperado sin que ello conlleve un efecto perjudicial debido a su acción. Por ello, la elaboración de los fármacos homeopáticos debe llevarse a cabo muy cuidadosamente, siguiendo un proceso en el que la disolución inicial del principio activo se somete a sucesivas diluciones, que tienen por efecto reducir a dosis infinitesimales la cantidad de fármaco.

La confianza que tienen los homeópatas en el principio de nula toxicidad las permite aplicar el tratamiento sin temor a efectos secundarios y efectuar estudios sobre nuevos tratamientos en voluntarios sanos sin experimentos previos en animales.

En otras palabras, el tratamiento homeopático consiste en proporcionar al paciente una sustancia concreta que en dosis elevadas provocarían una enfermedad similar a la que el paciente padece, pero que lo infinitesimal de la dosis no ejerce ninguna acción perjudicial.

El origen de la homeopatía

El descubrimiento de la homeopatía se debe a un médico del siglo XVIII llamado Samuel C.F. Hahnemann. De origen alemán, Hahnemann estaba descontento con la medicina de su tiempo y traducía un libro de farmacología. Fue entonces cuando tuvo la idea de experimentar sobre sí mismo con la corteza de quina, un remedio muy usado en su tiempo para combatir la fiebre. Comprobó que al cabo de los días la sustancia le producía fiebre, que desaparecía al suspender la medicación. Observó idéntico resultado en otros voluntarios.

La deducción que obtuvo fue que las sustancias que eran capaces de generar una enfermedad en una persona sana, poseían al mismo tiempo una capacidad curativa sobre la misma dolencia. Con ello, formuló su “ley de la similitud” y realizó una experimentación más extensa y pormenorizada con todo tipo de principios activos (acónito, digital, belladona, fósforo, etc.)

El siguiente paso fue elaborar un método de preparación en los que ir reduciendo las dosis de la sustancia suministrada hasta que no ejerciese efecto tóxico alguno y con el que presumiblemente se conservarían las propiedades terapéuticas del principio activo.

Tras años de experimentación llegó a proceso consistente en disolver la sustancia inicial al 1% en un litro de alcohol de 70º; remover enérgicamente y, con la solución obtenida, hacer una nueva dilución en alcohol al 1%; así sucesivamente hasta completar 30 veces. Este proceso se sigue hoy en día, aunque ya no es el único (el de cincuenta milésimas, el de Korsakoff, etc.).

Las diluciones se impregnan en gránulos o glóbulos, que son las formas características de los medicamentos homeopáticos.

Se han caracterizado más de 3.000 sustancias homeopáticas, de las cuales casi la mitad son de origen vegetal (belladona, árnica, camomila) y el resto se dividen entre orígenes:

  • Minerales (incluyendo metales, como arsénico, mercurio, azufre, oro)
  • Animales, como tinta de calamar, leche animal, venenos de determinadas serpientes
  • Sustancias sintéticas (pesticidas, medicamentos alopáticos)
  • Sustancias inconcretas, como la luz del sol, la electricidad, etc.

Cómo se prescribe la homeopatía

Un mismo medicamento homeopático puede servir para varias dolencias y, a la vez, una enfermedad puede tratarse con varios elementos distintos. El criterio de prescripción es variable y depende en gran medida del propio homeópata.

Existen varias corrientes o escuelas de la medicina homeopática:

  • Homeopatía unicista o clásica, que planea un único remedio para la dolencia de cada paciente. Dicho remedio debe atender a la parte más esencial del trastorno del enfermo (remedio de fondo).
  • Homeopatía pluralista, que se sirve de varios fármacos para al tratamiento de un conjunto global de síntomas.
  • Escuela complejista, que realiza combinaciones de varios principios en una misma dilución, persiguiendo un efecto sinérgico o polivalente.

La homeopatía reúne indicaciones terapéuticas para un gran número de enfermedades, principalmente crónicas, pero también agudas. Su campo de aplicación no se limita a la medicina humana, sino que se aplica también en veterinaria.

La homeopatía en el mundo

La homeopatía se ha extendido sin parar en todo el mundo, principalmente en Europa, Estados Unidos y Sudamérica. En su país de origen, Alemania, se estima que la mitad de los médicos la tienen en cuenta en sus prescripciones, con porcentajes similares en el Reino Unido, Estados Unidos y México, por ejemplo. En Francia, se estima que casi uno de cada tres médicos ha recetado en algún momento un medicamento de este tipo.

En España, se estima que casi 10.000 médicos prescriben medicamentos homeopáticos y hasta un 33% de los españoles han consumido medicamentos homeopáticos; un 27% los consumen de forma ocasional o habitual.

Algunas facultades públicas de medicina proponen estudios de postgrado sobre homeopatía, que está regulada en nuestro país por el Real Decreto 1277 del año 2003.

El desafío intelectual: ¿es una terapia realmente eficaz?

Hay dos hechos incontrovertibles. Uno, que no hay ni un solo estudio científico que avale su eficacia. No hay prueba alguna que demuestre que un tratamiento homeopático sea más eficaz que un placebo.

El fundamento clave de la farmacología, pilar de la medicina actual, es que, para que el medicamento sea eficaz, debe suministrarse en cantidad suficiente para que llegue a las células a que va dirigido, y esto choca frontalmente con la homeopatía, cuyos medicamentos se preparan de forma que la cantidad de fármaco que incluyen es infinitesimal, no quedan moléculas de la sustancia en cuestión. Los defensores de la homeopatía argumentan, en contra, que el proceso de dilución y agitación profunda comunican al alcohol propiedades energéticas o informacionales. Pero nada de esto está demostrado científicamente de acuerdo con los protocolos definidos por la ciencia para la investigación.

Y el segundo hecho incontrovertible es que cada vez más gente en todo el mundo se somete a tratamientos homeopáticos y, por supuesto, cada vez más médicos defienden la homeopatía.

Como conclusión, la homeopatía sigue siendo controvertida. Hay quien la considera una alternativa válida a la medicina convencional; y hay quien piensa que no tiene fundamentos empíricos y la consideran una pseudociencia.

Bibliografía:

La homeopatía: Creer o no creer
Sociedad Española de Medicina Homeopática