Salud y medicina

Cómo funciona la inmunoterapia y qué beneficios ofrece en la lucha contra enfermedades

Qué es la inmunoterapia

Es un tratamiento que se basa en potenciar el propio sistema inmunológico del paciente para tratar las enfermedades. Para ello se usan compuestos o sustancias producidas por el cuerpo, aunque también pueden ser elaboradas en el laboratorio.

El sistema inmunitario es una función clave del cuerpo y en condiciones normales es el que nos protege frente a la enfermedad, haciendo frente a infecciones y otros problemas, como el crecimiento descontrolado de células anómalas. El cáncer ha desarrollado sistemas de invisibilidad, ocultándolo al sistema inmunitario, que no identifica como nocivas las células cancerígenas. Estas generan en su superficie determinadas proteínas, que bloquean un receptor de los linfocitos T, las células encargadas de la destrucción de las “intrusas”.

En estas ocasiones, el sistema es incapaz de matarlas y es cuando hablamos de cáncer. La inmunoterapia intenta mejorar o restaurar el sistema inmunológico, de modo que pueda destruir esas células y evitando, por tanto, el crecimiento y diseminación del cáncer.

La inmunoterapia –o las diferentes inmunoterapias– son el resultado de muchos años de investigación y ensayos y, aunque teóricamente puede usarse frente a cualquier tipo de cáncer, no ha demostrado ser eficaz para todos ellos, por lo mismo que una paciente puede no responder a una terapia que sí ha dado resultado en otro. Asimismo, puede tener efectos secundarios serios, como veremos más tarde.

En realidad aún no se conoce la capacidad del sistema inmunitario, pero lo indiscutible es que hay ya muchos pacientes que se han curado gracias a ella. Ha sido en los últimos quince años cuando los estudios han empezado a cristalizar, mostrando efectos tangibles.

Tipos de inmunoterapia

Anticuerpos monoclonales, que son proteínas del sistema inmunitario creadas en laboratorio. Están elaborados a medida y van dirigidos a blancos específicos, como los propios anticuerpos del paciente. El funcionamiento es que los anticuerpos ayudan al sistema a reconocer las bacterias y virus y los marcan para ser destruidos por las defensas del cuerpo. Los anticuerpos monoclonales reconocen los objetivos específicos.

Se utilizan en muchos tumores, como el de cerebro, pulmón, colon, ovario, mama, próstata y otros.

Vacunas específicas contra determinados virus, como el de la hepatitis B (que produce un tipo de cáncer de hígado (hepatocarcinoma) o el virus papiloma humano (VPH), causante de varios cánceres del aparato genital (femenino y masculino). Funcionan bajo el mismo principio que cualquier otra vacuna.

Inhibidores de puntos de control inmunológico, que atacan el mecanismo que usan los tumores para debilitar o anular la respuesta autoinmune del cuerpo. El fármaco bloquea la molécula que anula las células inmunitarias, las células T, para que éstas reconozcan y ataquen al tumor.

Terapia celular. Consiste en utilizar las propias células del paciente. Éstas se extraen, se potencian en el laboratorio y se devuelven al cuerpo, activadas específicamente para atacar el tumor en cuestión.

Inmunomoduladores, que son medicamentos destinados a intensificar la respuesta del sistema inmunitario contra el cáncer. Pueden ir dirigidas a partes específicas del sistema inmunitario o globalmente al sistema.

Ventajas de la inmunoterapia

A diferencia de los tratamientos habituales del cáncer, como la quimioterapia, la inmunoterapia es precisa, es decir, que ataca exclusivamente a las células tumorales, respetando las células sanas.

Igualmente, la inmunoterapia es como una vacuna, y causa que el sistema inmunológico recuerde las células cancerosas y actúe directamente si el cáncer se reproduce.

Conviene señalar que hay muchas líneas de investigación en curso y numerosos estudios en marcha que auguran avances importantes, como los que se han producido en los últimos años.

Efectos secundarios

Como ya hemos dicho, la inmunoterapia puede tener efectos secundarios graves, aunque no es lo habitual. Los más habituales son:

  • Fiebre y escalofríos
  • Debilidad
  • Nareos y náuseas
  • Fatiga
  • Síntomas parecidos a los de una gripe
  • Reacción en el punto de la inyección, como hinchazón, comezón, sarpullidos.

Si se produce una liberación elevada de células autoinmunes el sistema podría actuar actúe contra los tejidos sanos del paciente. Normalmente, se producen enfermedades que afectan a la piel, al sistema digestivo, a las articulaciones y otras muchas.

Pero, en raras ocasiones, se puede producir un cuadro clínico parecido a una septicemia, por la liberación masiva de sustancias inmunológicas. En estas ocasiones, podría generarse un fallo orgánico, primeramente en los pulmones y en los riñones, pero que se extiende a todos los órganos, o sea que puede ser mortal.

Bibliografía:

https://www.cancer.org/es/cancer/como-sobrellevar-el-cancer/tipos-de-tratamiento/inmunoterapia.html

https://www.cnio.es/noticias/que-es-en-que-casos-funciona-y-como-mejorara-la-inmunoterapia-del-cancer/