Bienestar, Psicología, Salud Mental

Prevención de la depresión en la tercera edad

Qué es la depresión

La depresión es una enfermedad grave que se caracteriza por la presencia prolongada de un estado de ánimo que afecta a la capacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas. Se piensa que entre el 5 y el 20% de la población se ve afectada en algún momento de la vida. Es más frecuente en las mujeres.

Se estima que casi el 6% de los mayores de 60 años padecen la enfermedad.

Síntomas de la depresión

Con carácter general, los síntomas de la depresión son:

  • Tristeza
  • Falta de interés por cosas que antes proporcionaban satisfacción
  • Trastornos del apetito, que pueden ser por falta de él o por tener más hambre de lo habitual
  • Trastornos del sueño
  • Cansancio
  • Disminución del deseo sexual (libido)
  • Sentimientos de inutilidad o desesperanza
  • Sentimientos de culpabilidad o vergüenza
  • Pensamientos de autolesión, incluso pensamientos suicidas

En las personas mayores, los síntomas son menos reconocibles que en los adultos de, pongamos, menos de 65 años. Por eso es fundamental estar atento a cualquier cambio de comportamiento en nuestros mayores. Deberíamos prestar atención a síntomas como:

  • Aburrimiento o apatía, que incluye indiferencia por su entorno
  • Nerviosismo e irritabilidad: estados de inquietud, de tensión o cambios de humor inusuales
  • Inseguridad y baja autoestima: sentirse inútil, autorreproches, sensación de fracaso
  • Alteraciones del sueño y del apetito
  • Quejas físicas recurrentes: dolores sin causa médica aparente
  • Miedos irracionales, delirios. Se pueden confundir con deterioro cognitivo
  • Fatiga anómala, pérdida de energía
  • Problemas para concentrarse, problemas de memoria, incapacidad de tomar decisiones

Si estos síntomas se mantienen en el tiempo son señales inequívocas de un estado depresivo o pre-depresivo, y requieren atención médica.

Factores de riesgo de padecer depresión

Hay factores predisponentes a la depresión, como los siguientes:

  • Ser mujer. La depresión es más frecuente entre ellas
  • Padecer deterioro cognitivo o trastornos discapacitantes (pérdida de visión, artrosis, secuelas de un ictus)
  • Padecer cambios sociales bruscos: viudedad, mudanzas, pérdida de independencia
  • Sentimientos de soledad o aislamiento social
  • Personalidad perfeccionista o con un nivel alto de exigencia
  • Dificultades económicas
  • Falta de apoyo familiar
  • Consumo de alcohol, o determinados medicamentos.

Conocidos los síntomas y los factores de riesgo, nos centraremos en el título del artículo:

Cómo prevenir la depresión en la Tercera Edad

Hoy día, la soledad es uno de los problemas más importantes de los mayores. Se estima que más de 850.000 personas de más de 80 años viven solas, y que tres millones de personas se sienten solas. Según un informe de la Cruz Roja, hasta un 44% de la población tiene este sentimiento en España.

A efectos de prevención, es necesario:

  • Apoyo familiar. Evitar que el anciano esté solo, escucharlo, mantener un contacto real y sincero. No menospreciar nunca sus sentimientos con frases como “no tienes por qué preocuparte por eso”
  • Seguir una vida social activa en lo posible: reuniones con familiares y amigos, inclusión en asociaciones y talleres de la comunidad
  • Actividades significativas: ocupaciones adaptadas a sus gustos (desde manualidades hasta cuidados de la huerta)
  • Hacer ejercicio al aire libre, en función de sus posibilidades y sin forzar
  • Una alimentación correcta. Tan sólo un 8,2% de los mayores de 65 años sigue una dieta sana y equilibrada
  • Se debe estimular cognitivamente al paciente: que haga ejercicios de memoria, de lectura, que aprenda a tocar un instrumento u otro idioma
  • No dudar en buscar apoyo profesional cuando se necesite.

Cuándo buscar ayuda profesional

Es bien sabido que es mejor prevenir que curar, pero no siempre se puede evitar la enfermedad. Debe acudirse de inmediato a un profesional de la salud mental ante situaciones como:

  • Tristeza permanente
  • Apatía
  • Cambios en los patrones de sueño o de apetito
  • Cambios de humos: irritabilidad, nerviosismo
  • Tendencia a aislarse socialmente
  • Desinterés, pérdida de energía

Finalmente, debe tenerse en cuanta que la vejez no incluye la depresión; como ya hemos dicho, ésta es una enfermedad grave que tiene tratamiento, pero que también puede prevenirse.

Bibliografía:
F.A.S.S.: depresión en personas mayores
Universidad de Navarra: Depresión