Alimentación y Nutrición, Hábitos Saludables, Salud y medicina

8 síntomas de que tu dieta no es adecuada

Como resulta evidente, el síntoma más claro de que tu dieta es o no la adecuada es que engordas. Pero no es la única forma que el cuerpo (que es muy listo) tiene de protestar, y dispone de algunos signos para indicarnos que lo que estamos comiendo no es conveniente.

Y es necesario saber interpretarlos, porque el problema es que pueden ser signos muy sutiles. A continuación te exponemos los más frecuentes.

Mal aliento: no comes lo suficiente

    El mal aliento, o halitosis en términos médicos, puede ser consecuencia de un proceso metabólico llamado cetosis. Cuando el cuerpo no tiene suficiente glucosa para generar energía, recurre a la grasa almacenada, lo que genera unos compuestos llamados cuerpos cetónicos. Esos compuestos pueden ser la causa de tu mal aliento y el olor recordaría a la acetona, el disolvente usado para quitar el esmalte de uñas.

    Los más proclives a tener cetónicos en el aliento son quienes siguen dietas bajas en hidratos de carbono (o carbohidratos). El caso extremo son los diabéticos tipo 1, quienes, si detectan cuerpos cetónicos en su aliento, deben acudir a su médico, pues podría tratarse de que el páncreas no libera suficiente insulina.

    Hay que indicar, dicho lo anterior, que los cuerpos cetónicos no son la única causa de mal aliento: el café, el tabaco y una mala salud dental pueden también causarlo y en estos casos la dieta no influiría en absoluto.

    Pelo más fino: Tienes falta de hierro

    El hierro es un mineral necesario para la producción de los glóbulos rojos, que sirven para llevar el oxígeno a las células, a través de la sangre. Si tienes falta de hierro, el pelo puede “adelgazar”. Además, podría presentarse un estado tendente a la letargia (somnolencia, cansancio).

    Verduras como las espinacas o el brécol, las legumbres (lentejas, garbanzos, alubias, guisantes) o la carne roja pueden paliar esta carencia. Las mujeres en edad fértil deben asegurarse especialmente de seguir una dieta rica en hierro, pues la menstruación puede afectar a los niveles de este mineral.

    Diarrea persistente: Podrías ser celíaco

    La enfermedad celíaca, o celiaquía, fue descrita hace relativamente poco tiempo, y es una reacción al gluten, una proteína que se encuentra en el trigo y otros cereales.

    Los celíacos no pueden asimilarlo y la respuesta a la ingestión de gluten tiene lugar en el intestino delgado y puede incurrir diarrea, hinchazón, pérdida de peso, indigestión y dolor abdominal. Los síntomas desaparecen al suprimir el gluten de la dieta.

    Hay que señalar que la celiaquía no es lo mismo que la intolerancia al gluten, aunque los síntomas sean similares. Cualquier persona con los síntomas descritos debería acudir al médico para investigar las causas del problema.

    Estreñimiento: No bebes la suficiente agua

    Si tienes problemas para defecar, se asume como norma que tu dieta está falta de fibra. Probablemente es cierto, pero no menos cierto -y más frecuente- es que se trata de un problema de falta de agua, o sea una deshidratación.

    Tanta la fibra como el agua son necesarios para el movimiento regular del intestino. La fibra atrae el agua, que ayuda al tránsito intestinal (el paso de los alimentos hacia el intestino grueso). Las personas estreñidas deberían beber más agua e incrementar su ingestión de fibra.

    Grietas en la comisura de la boca: posible falta de hierro

    O estomatitis angular o, comúnmente, boqueras, esas molestas y dolorosas grietas que se producen en las comisuras de la boca. Pueden ser consecuencia de falta de hierro o de una infección, ya sea bacteriana o vírica. Merece la pena que pruebes a aplicarte manteca de cacao o vaselina; pero si en unos días no mejoran, hay que acudir al médico para que investigue la causa.

    Bajo de energía, o cansancio: Estás tomando demasiada azúcar

    A veces, el exceso de carbohidratos (como el azúcar) puede causar “bajones” de forma y de energía. El problema radica en que el azúcar provoca inicialmente una subida de insulina en el organismo, pero la consiguiente bajada del nivel de azúcar en la sangre (la glucemia) puede causar esa falta de energía.

    Mucha gente achaca esa falta de energía a una falta de azúcar y lo que hace es tomar aún más azúcar. Y el círculo vicioso continúa, cuando no empeora. Por el contrario, reducir la ingesta de azúcar estabilizará paulatinamente los niveles energéticos, y además lo hará en poco tiempo.

    Necesitas orinar cada poco: Puedes estar deshidratado

    Esto resulta confuso, ¿verdad?, porque se diría que debería ser al contrario. Pero si bien la vejiga llena envía al cerebro una señal urgiéndole ir al cuarto de baño, otro desencadenante es el hecho de que la orina esté demasiado concentrada, lo que podría indicar un principio de deshidratación.

    Si te sucede con frecuencia, la vejiga podría irritarse y requerir ir al cuarto de baño una y otra vez. Curiosamente, la cafeína puede tener efectos análogos en los receptores químicos de la vejiga, irritándola. El nivel de tolerancia a la cafeína es diferente en cada persona; pero si necesitas ir con frecuencia a orinar, sería cuestión de probar a reducir la cafeína, a ver qué efectos tiene.

    Reflujo gastroesofágico: Bebes demasiado alcohol

    El alcohol no es la única causa del reflujo, pero es un importante factor desencadenante. El reflujo gastroesofágico (ERGE) es consecuencia, por lo general, de que el músculo en forma de anillo (“esfínter esofágico”) al final del esófago (que es el tubo que lleva la comida de la boca al estómago) no funciona como debiera, abriéndose para permitir el paso de la comida al estómago y cerrándose para evitar que vuelva al esófago.

    Hay otros factores que provocan el síndrome: fumar, el café, el embarazo y el exceso de peso. Y por supuesto, el alcohol, que puede causar que el músculo en cuestión se relaje y no cumpla adecuadamente su función.

    Bibliografía:

    Instituto Dietética Nutrición y Salud

    Organización Mundial de la Salud