

Salud y medicina
Varices: también un problema de los hombres
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Llamamos variz a la dilatación de una vena en el organismo. Son consecuencia de una función venosa deficiente o desbordada y se presentan, tanto en mujeres como en hombres, en cualquier edad, aunque lo habitual es que aparezcan en edades avanzadas.

La sangre es el vehículo de que se sirve el cuerpo para alimentarse. Trasporta a todas las células del cuerpo, a través de las arterias, el oxígeno necesario, que constituye el alimento de las células. La sangre “usada”, es decir, sin oxígeno, vuelve hacia el corazón a través de las venas. El problema puede surgir porque las venas de los miembros inferiores tienen que elevar la sangre, de modo que tienen en contra la ley de la gravedad. Estas venas tienen válvulas de “no-retorno” cuya función es impedir que la sangre caiga hacia abajo, pero si algo falla, la sangre en esas venas aumenta de presión y acaba por dilatarlas e inflamarlas, lo que finalmente genera las varices.
Por qué se producen
Las varices son generalmente consecuencia de una insuficiencia venosa, que es lo que provoca síntomas como sensación de pesadez en las piernas, dolor e hinchazón de pies y tobillos.
En algunos casos, las varices pueden engrosarse muy notablemente, existiendo el riesgo de estallido y consecuente sangrado de la variz. Con el tiempo, otras consecuencias de la insuficiencia venosa son:
- Calambres nocturnos
- Picores
- Hiperpigmentación de la piel
- Hinchazón de los tobillos
- Úlceras cutáneas por riego sanguíneo deficiente
- Trombosis de la variz, que en ese caso aparece como un cordón duro, doloroso, caliente y rojizo.
Por qué no son solo problema de mujeres
Está extendida esta falsa creencia, pensar que solo afectan a las mujeres. Pero lo cierto es que afectan a unas y otros en porcentajes muy similares, si bien es cierto que son las mujeres quienes más consultan al médico.
Se calcula que la insuficiencia venosa afecta en Occidente a un 30-35% de hombres y mujeres, pero lo cierto es que alrededor de un 50% de la población padece algún tipo de alteración en la circulación venosa, aunque muchos casos no sean visibles.
Hay diversos factores que facilitan la aparición de este tipo de problema. Tienen especial importancia la edad y la herencia genética.
La fortaleza de las paredes venosas y la efectividad de las válvulas en las venas, así como la robustez muscular son cualidades determinadas en gran medida por la edad y constitución de la persona.
Otro factor de riesgo es la exposición al calor, que favorece la flacidez y la falta de tono de las venas. Esta es la causa de que los problemas empeoren en verano.
Qué factores de riesgo son predominantes en los hombres
Estar de pie es sin duda otra circunstancia de riesgo importante para los hombres. Permanecer de pie por tiempo prolongado incrementa el estancamiento venoso; por eso los dependientes de comercio, viajantes, cirujanos, profesores, etc. suelen tener más problemas, muestra un estudio llevado a cabo en los países escandinavos.
Otros estudios también han asociado las actividades laborales en que se está mucho tempo sentado (oficinistas, conductores) y, como es lógico, empeoran los casos de más antigüedad en la empresa.
Otros factores son la obesidad, las dietas pobres en fibra, el estreñimiento, la hernia inguinal cuadros de presión abdominal sostenida y tensar, presionar y cruzar las piernas estando sentados. Este último factor es casi exclusivo de los hombres.
Finalmente, cabe hablar del tabaquismo y del sedentarismo, ambos enemigos acérrimos de la circulación.
Como se diagnostican
Suele ser un diagnóstico fácil, pues las varices son visibles en forma de abultamientos o manchas violáceas o azuladas, o en forma de pequeñas redes de color rojizo o morado (arañas vasculares).
Es precisamente esa visibilidad, que también es una cuestión estética, lo que lleva a las mujeres a las consultas con más frecuencia que los hombres, y también es eso lo que ha generado la creencia de que las varices era problema de mujeres.

El diagnóstico final se realiza con una ecografía Doppler del sistema venoso de la pierna, aunque existen otras pruebas, como la pletismografía o la flebografía (ésta, invasiva). Todo ello permite diagnosticar con precisión la eficacia venosa, el grado de reflujo, el estado de las válvulas venosas, etc.
Prevención de las varices
Es importante prevenir en lo posible las varices, pues una vez que aparecen ya no desaparecerán salvo que se aplique algún tratamiento. Ya hemos visto quienes tienen más riesgo de padecer problemas de circulación venosa. Estas personas deberían:
- Evitar la obesidad, y mantener una actividad física regular. Andar a diario 30 minutos, por ejemplo, fortalecerá los músculos de las piernas y favorecerá el retorno venoso. Evitar los tacones altos
- No estar de pie o sentado mucho tiempo sin mover las piernas, así como estirarlas o comprimirlas con fuerza. Es bueno tener las piernas en movimiento (para la circulación, para el corazón) y, si es posible, tenerlas algún tiempo en alto, con los pies por encima del nivel del corazón
- No usar fajas, ni ligas
- Evitar el estreñimiento (beber abundante agua, seguir una dieta rica en fibras)
- Procurar evitar exponer las piernas a calor intenso
- Llevar calcetines o medias elásticas de compresión gradual.
Cómo se tratan las varices
Hay cierta variedad de medicamentos por vía oral con un efecto muy leve en el alivio de los síntomas (pesadez y cansancio en las piernas), pero no hacen desaparecer las varices.
Las varices muy pequeñas (arañas vasculares) pueden desaparecer mediante la inyección de sustancias esclerosantes (esclerosis de las varices).
Si las varices son gruesas, o si existe alguna complicación, como una ulceración o la trombosis repetida, la mejor solución es la intervención quirúrgica.
En qué consiste la intervención
Es necesario extirpar de las extremidades inferiores las dilataciones varicosas (las “bolsas” azules) y las venas superficiales enfermas. Generalmente, se extirpa la vena safena interna (que va desde el tobillo hasta la ingle uy, mediante pequeñas incisiones, las demás dilataciones venosas que puedan existir. Se lleva a cabo con anestesia, que puede ser general, local o epidural (o raquídea). Puede hacerse en régimen de cirugía mayor ambulatoria o con hospitalización de corta estancia (24-48 horas).
La pierna debe permanecer con un vendaje elástico compresivo hasta que se retiren los puntos, al cabo de 7 a 10 días. Es posible andar durante este tiempo, aunque se debe evitar estar de pie de forma prolongada.
Cuál es el resultado de la operación
Las dilataciones varicosas desaparecen y los síntomas suelen mejorar, aunque en ocasiones persiste cierto grado de pesadez o cansancio. La pierna suele mostrar pequeñas cicatrices en los puntos en que se extirpó una variz. Las complicaciones son excepcionales. Pueden desarrollarse hematomas en la ingle o en la pierna, que desaparecen solas en poco tiempo. Raramente, aunque sucede, quedan regiones de piel con sensación de anestesia u hormigueo, sobre todo en el tobillo. Es necesario llevar una media elástica compresiva durante los dos meses siguientes a la operación, y es recomendable usarla de forma continuada.