Alimentación y Nutrición, Bienestar

Microbiota saludable, defensas fuertes

Salud desde dentro con fibra, descanso reparador y actividad física.

La microbiota intestinal —la comunidad de microorganismos beneficiosos que convive con nosotros— desempeña un papel clave en la digestión, la energía diaria y el sistema inmunitario. Cuando está en equilibrio, el cuerpo responde mejor: digestiones más cómodas, energía más estable y defensas más preparadas. La buena noticia es que puede cuidarse con gestos sencillos y sostenibles.

El otoño facilita cuidar la microbiota

Nos devuelve a la cocina casera con productos de temporada ricos en fibra (fruta, verdura, legumbres y cereales integrales), favorece horarios más estables que mejoran el descanso —y, a su vez, contribuyen a una mejor regulación del apetito y de los horarios de ingesta—, y anima a la actividad física diaria en espacios exteriores.

La base es lo que hacemos cada día. La microbiota “florece” con comida real y fibra: fruta entera, verduras de colores, legumbres y cereales integrales. No hacen falta recetas complicadas; hace falta constancia. Una manzana a media mañana, brócoli o coliflor como guarnición, un plato de garbanzos o lentejas varias veces por semana y pan o arroz integrales siempre que sea posible. Por otro lado, es recomendable reservar para ocasiones puntuales los azúcares añadidos y los ultraprocesados (bebidas azucaradas, bollería industrial, salsas azucaradas), que favorecen desequilibrios.

En cuanto al descanso, mantener horarios regulares de ir a dormir y de levantarse, reducir el uso de pantallas la última media hora del día y favorecer una iluminación suave facilitan un sueño reparador y contribuyen a una mejor regulación del apetito y de los horarios de ingesta. En relación con el movimiento, la constancia pesa más que la intensidad esporádica: caminar e ir en bicicleta en espacios exteriores, así como subir escaleras en los desplazamientos cotidianos, son opciones accesibles que mejoran la motilidad intestinal y el bienestar general.

Cesta de otoño (ideas que funcionan)

  • Calabaza y boniato para cremas suaves por la noche.
  • Brócoli y coliflor al vapor con aceite de oliva y limón.
  • Garbanzos o lentejas para platos rápidos entre semana.
  • Manzanas y peras como postre o a media mañana.
  • Granada para aportar color y fibra a las ensaladas.

Tres gestos clave

  • Más fibra cada día: fruta entera, verduras, legumbres e integrales.
  • Horarios y descanso: rutina regular y última media hora sin pantallas.
  • Actividad física diaria: caminar y bici en espacios exteriores; escaleras en el día a día.

Cuando esta orientación se mantiene durante unos días, es habitual percibir menos hinchazón, un ritmo intestinal más cómodo, energía más sostenida y menos ganas de dulce. No es un cambio radical de un día para otro; es el resultado de una tendencia coherente.

Cuida tu microbiota y ella te protegerá. La salud empieza desde dentro.