

Bienestar
La hipnosis y las terapias mentales
Índice de contenidos
Qué es la hipnosis
Es una técnica por medio de la cual un profesional realiza un ejercicio de sugestión sobre el paciente. En dicho proceso, el hipnotizador le sugiere sensaciones o pensamientos focales concretos que pueden diferir o no de la realidad, convenciéndole de que lo que le está proponiendo es real. La hipnosis solo es posible si el paciente desea ser hipnotizado, de manera que su conducta no debe entrar en conflicto con su propia personalidad. Durante la sesión, el paciente controla su propio comportamiento, pero bajo las variables (en forma de condiciones, circunstancias, motivaciones…) que el hipnotizador le sugiere.

El hipnotismo precisa de confianza e imaginación para que el proceso pueda llevarse a cabo y conlleva por lo general el establecimiento de un estado de completa relajación (aunque esto no es imprescindible) y de incremento de la concentración sobre las áreas focales concretas sugeridas por el hipnotizador.
El origen de la hipnosis
En el antiguo Egipto existían los denominados “templos del sueño”. Según los datos históricos conservados, en dichos lugares sagrados se realizaban rituales de sugestión prácticamente idénticos a los de la hipnosis, tal como la conocemos. No parece haber nuevos datos históricos sobre esta terapia hasta el siglo XVIII, en que un médico europeo llamado Mesmer se hizo famoso por conseguir “curas milagrosas” gracias a un procedimiento que él llamaba “magnetismo”. Más tarde, un cirujano británico llamado Braid acuñaría el término “hipnosis” que es el que perdura en nuestros días. Algunas figuras relevantes de la medicina también utilizaron la hipnosis con el propósito de curar enfermedades. Freud fue uno de ellos, y la usó para tratar las neurosis. De cualquier modo, el gran impulso de la hipnosis tuvo lugar en el siglo XX. A partir de los años cincuenta es cuando se empezó a investigar de manera seria y reglada.
En España, se excluyó la hipnosis del catálogo oficial de tratamientos en febrero de 1994, es decir, se prohibió la hipnosis dentro del servicio público de salud.
Los métodos empleados
Para hipnotizar, se utiliza fundamentalmente la voz como elemento clave de sugestión, existiendo muy diversas técnicas aplicadas en función de la escuela y de la propia experiencia del hipnotizador. Como ya dijimos, el hipnotizador debe contar con la complicidad del paciente, para lo que creará un clima confortable y reservado. Se establece así un ejercicio de comunicación en que el emisor (el hipnotizador) va proponiendo mensajes al paciente, con los que se le invita a abrir su mente y dejarse convencer por la “realidad” sugerida por aquel.
En el caso de la relajación existen diferentes técnicas. La más conocida es la relajación progresiva de Jacobson, donde se debe ir tensando y relajándolos diferentes grupos de músculos del cuerpo hasta conseguir la relajación completa de todos ellos. Existen otras técnicas, como la regulación activa del tono de Stokvis o el entrenamiento autógeno de Schultz. La técnica de la visualización consiste en recrear mentalmente cuadros imaginados de realidad diferente a la presente, lo cual no deja de ser un método cierto de autohipnosis.
La bio-retro-alimentación es una forma de ejercicio de concentración mental en que se ejercita el control voluntario sobre determinadas funciones fisiológicas gracias a la información obtenida por diversos aparatos electrofisiológicos. Así, la persona conectada a aparatos como el electrocardiógrafo (que mide la actividad cardíaca), el electro miógrafo (que detecta la actividad muscular) lo que hace es intentar modificar la frecuencia cardíaca, el ritmo respiratorio, la tensión arterial o la contracción muscular, con el propósito de obtener una respuesta de mayor rendimiento fisiológico.
Aplicaciones de la hipnosis y demás terapias mentales
El uso de la hipnosis actualmente es prácticamente exclusivo de determinados psicoterapeutas. La hipnosis, por ello, dejando aparte sus usos más cinematográficos relacionados con las regresiones y otros fenómenos psicológicos de difícil interpretación, es empleada hoy día para el tratamiento de algunas neurosis, como las fobias, la depresión, cuadros de ansiedad, insomnio, etc. En la medicina clínica se ha utilizado también como medio de analgesia (contra el dolor) y anestesia. Las técnicas de relajación y visualización se emplean principalmente para el alivio del estrés, pero también para el control del dolor.
La biorretroalimentación se utiliza principalmente por deportistas de élite con el fin de obtener un mejor rendimiento de su actividad deportiva, una mejor tolerancia al esfuerzo y, con todo ello, mejores marcas.
¿Es segura la hipnosis?
La hipnosis es relativamente segura siempre que se lleve a cabo en un contexto adecuado y por un profesional mínimamente experto. El resto de técnicas son en principio inocuas.
Los efectos secundarios de la hipnosis son muy poco frecuentes, pero pueden darse casos de:
- Náuseas y mareos
- Dolor de cabeza
- Somnolencia
- Ansiedad
- Problemas de sueño
El hipnotizador debe saber si la terapia está dirigida a problemas estresantes pasados, pues podría provocar en el paciente una emoción intensa.
¿Una terapia realmente eficaz?
La hipnosis se ha explorado en numerosos estudios relacionados con infinidad de situaciones clínicas y desórdenes psicológicos. Ha demostrado ser uy eficaz en enfermos con cáncer, pacientes con color dentario e incluso en pacientes quirúrgicos, como técnica aliviadora del dolor o medio de inducción de anestesia. De hecho, se han llevado a cabo intervenciones quirúrgicas bajo hipnosis y sin necesidad de anestesia. Asimismo, parece tener una eficacia adecuada como medio terapéutico para el tratamiento de fobias, depresión y ansiedad, entre otros posibles trastornos. En otros cuadros de ámbito clínico, como la esquizofrenia o el parto (con fines de estimulación del trabajo del parto) su uso es prometedor, pero aún se sigue estudiando su validez.
La hipnosis también se ha intentado emplear para la deshabituación del tabaco y del alcohol, pero la revisión de los estudios realizados no parece demostrar su eficacia. Respecto a las técnicas de relajación, su utilidad está claramente demostrada en el alivio de la ansiedad. Otros estudios realizados han mostrado utilidad en niños y adolescentes en la reducción de la frecuencia y la intensidad de las cefaleas crónicas. Igualmente, se prevé posible su uso en el control del asma, aunque está por demostrarse. No hay que olvidar, finalmente, que la relajación es un excelente adyuvante en el control de la tensión en pacientes hipertensos y del dolor en enfermos oncológicos.