Pareja, Sexualidad, Vida de Pareja

La falta de interés por el sexo

Qué es el deseo sexual

Hay diferentes definiciones que intentan precisar el concepto de deseo sexual y casi todas ellas tienen en común el referirse a un impulso de carácter instintivo y/o psicológico que incita a la persona a la conducta sexual.

El deseo sexual está determinado por una serie de factores de carácter biológico, psicológico y social.

Desde el punto de vista biológico, el deseo está estrictamente relacionado con el equilibrio hormonal: andrógenos en el hombre y estrógenos en la mujer. La determinación biológica de este tipo de deseo queda patente en algunos trastornos cromosomáticos que producen una inhibición permanente del impulso sexual; por ejemplo, el síndrome de Klinefelter en los hombres y el síndrome de Turner en las mujeres.

Existen unos test psicológicos que permiten estimar la presencia e intensidad del deseo sexual, pero no es posible medirlo objetivamente. No debe confundirse el deseo sexual con la presencia de prácticas sexuales. Tener conductas sexuales puede ser un indicador de deseo sexual (y no siempre) pero no son cuestiones plenamente identificables.

El deseo sexual no es siempre constante

A lo largo de la vida, las personas pasamos por diferentes etapas en cuanto al impulso sexual. Tampoco todos tenemos el mismo grado de motivación en etapas similares. La intensidad del deseo varía mucho de una persona a otra y, en una misma persona varía en distintas etapas de su vida, o en diferentes situaciones.

Es completamente normal, por tanto, que tengamos altibajos en nuestro interés por el sexo.

En este sentido, es importante diferenciar entre pasar por una etapa de escaso interés por el sexo y la aversión sexual. Esta última es un trastorno psicológico caracterizado por un miedo irracional y paralizante hacia la conducta sexual. Esta fobia imposibilita de forma permanente el disfrute de la sexualidad y requiere la oportuna terapia psicológica para devolver a la persona a la normalidad en lo sexual.

¿Existen diferencias entre hombres y mujeres?

Una mujer sana y un hombre sano deben tener un grado de deseo sexual que, tanto individualmente como en relación con su pareja, vivan como suficiente y gratificante. No existe un nivel universal que determine lo que es “normal”, dado que estamos fundamentalmente ante una cuestión subjetiva.

El hombre y la mujer no se diferencian en cuanto a la presencia o no de deseo sexual, o en cuanto a la intensidad del mismo.

Sí que existen diferencias entre ambos sexos en la manifestación del deseo sexual, es decir, en cuanto a ritmo y la forma de realizar las prácticas sexuales.

Tradicionalmente, el hombre podía encauzar su deseo en una manifestación sexual individual o en pareja de una forma muy rápida y sin mayor preámbulo que la práctica sexual en sí. Por su parte, la mujer requería un entorno sentimental afectivo donde se situara la conducta sexual. Podía ocurrir que el hombre incitara de forma inmediata y rápida a la mujer a tener un acto sexual y no responder ésta con la misma urgencia e interés. En estos casos, el hombre podía interpretarlo como falta de deseo sexual, cuando lo que realmente sucedía era una simple descoordinación entre los ritmos de respuesta sexual.

Tradicionalmente, decíamos. La realidad es que los últimos tiempos han visto acercarse las conductas sexuales de hombre y mujer, diferenciándose cada vez menos el ritmo y la forma de las prácticas sexuales.

En cualquier caso, sea la diferencia profunda o no, hay que adaptarla de modo que ambos puedan desarrollar su impulso sexual y que ninguno acuse al otro de escasez de deseo o falta de amor o cariño.

Cómo puedes detectar si tu impulso sexual está inhibido

Existen varios indicadores que podrían señalar que pasas por una etapa de deseo sexual inhibido. Cuanto más acusada sea la presencia de los indicadores, mayor inhibición existe y mayor interés deberías tener para ponerle solución.

Algunos de los indicadores son:

  • No tienes fantasías sexuales, ni pensamientos sobre temas sexuales, te consideras no apasionado o sin atractivo físico o sexual
  • Repeles las relaciones, no las inicias nunca, rechazas las aproximaciones de tu pareja, inventas excusas para no tener relaciones
  • No disfrutas las relaciones sexuales, no te concentras en ellas durante su práctica, las consideras prescindibles en tu vida o en tu relación
  • Tienes frecuentes desacuerdos con tu pareja en cuanto al grado de deseo sexual o la frecuencia de las relaciones.

Se considera que el deseo sexual está inhibido y es un trastorno personal y/o de pareja si esta inhibición se presenta de forma permanente y prolongada y se vive como un problema que impide una vida sana. Existen incluso cuestionarios que evalúan el deseo sexual inhibido.

Qué causa un deseo sexual inhibido

Si pasas por una etapa de escaso interés por el sexo, que vives como preocupante e insatisfactoria, o es la propia pareja la que considera que el problema existe en vuestra relación, deberíais investigar las posibles causas. A continuación exponemos algunas de ellas.

  • Como primera medida hay que descartar cualquier causa orgánica o médica: síndromes de Klinefelter o Turner (que son anomalías cromosómicas), anemia, anorexia nerviosa, cardiopatías, tumores, consumo de drogas, ingestión de determinados fármacos (como antiandrógenos, antihipertensivos, cualquier medicamento psicotrópico, -o sea que ejerce algún efecto sobre la conciencia o conducta del paciente- etc.)
  • Hay igualmente que comprobar si existe alguna disfunción sexual, como la disfunción eréctil o problemas de eyaculación en el hombre y problemas de excitación o anorgasmia en la mujer
  • Si existen causas psicológicas personales: falta de interés por el sexo por experiencias negativas pasadas, orientación sexual no definida o no autoaceptada, alteraciones psicológicas como la depresión, falta de aprendizaje de las conductas sexuales en tanto que experiencias agradables
  • Posibles causas debido al tipo de relación que tienes con tu pareja: falta de comunicación, diferencias en el modo en que entendéis la relación sexual, cambios físicos, psicológicos o estéticos de uno de los dos que puedan inhibir al otro, patrones de comportamiento sexual rígidos y/o monótonos, uso de la conducta sexual como elemento de control del otro…

Cómo recuperar el interés por el sexo

En primer lugar, debe analizarse si el origen de esta falta de interés está en una causa orgánica o en una posible disfunción sexual, y someterlo al tratamiento médico o psicológico oportuno.

Si el problema es una afección psicológica individual, explorarla y ver posibles soluciones, sin desdeñar la adecuación de una terapia psicológica.

Si el problema está en la relación de pareja, prestar especial atención en los siguientes aspectos:

  • Comprobar que compartís la idea de que la sexualidad es una experiencia común y gratificante
  • Mejorar los niveles de comunicación de la pareja, hablar de vuestros gustos, de los problemas mutuos, de las expectativas de la sexualidad
  • Debéis mantener una actitud abierta a un posible cambio de vuestros comportamientos, estar dispuestos a poner en práctica nuevas formas de relacionarse, poner especial atención en los gustos y formas de responder del otro, ser receptivo a sus necesidades…
  • Asumir que los problemas sexuales, cuando los haya, son responsabilidad de los dos y no sólo el problema de uno de ellos.

Llegado el momento, si los esfuerzos de ambos no mejoran la percepción del deseo sexual como normal y satisfactorio, acudir a la consulta de un profesional de la psicología de pareja.

Bibliografía:

Falta de deseo sexual

Pérdida del deseo sexual