Salud y medicina

Las enfermedades de transmisión sexual más frecuentes y su tratamiento

maduros playa

¿Sabías que recientemente se han incrementado los contagios de las enfermedades de transmisión sexual? ¿Y que el aumento se produce sobre todo en los mayores de 40? Al parecer, el desconocimiento sobre estas no entiende de edades. Este artículo no va dirigido, por tanto, únicamente a adolescentes, sino también a cualquier grupo de población,  ya que los riesgos del sexo sin protección afectan a todos por igual.

Son lo que antes se llamaba enfermedades “vergonzantes”, y están con nosotros desde siempre. A lo largo de la historia se han intentado tratar de muchas maneras. Antes se usaba el azufre, el mercurio o el arsénico, pero tenían efectos secundarios muy serios (incluso la muerte por envenenamiento) y solo con la aparición de la penicilina, bien entrado el siglo XX, se han podido tratar adecuadamente. Y cabría pensar que la sociedad es más consciente, pero, repetimos, su presente repunte muestra que no es así. A continuación, mostramos las ETS más frecuentes, sus tratamientos, las ETS que se curan y las que no, y también las que producen picor.

Las enfermedades de transmisión sexual más frecuentes

1. Las clamidias

Es probablemente la ETS más frecuente entre los jóvenes, y los síntomas son diferentes entre hombres y mujeres, aunque la mayoría no tiene síntoma alguno. Puede por tanto pasar desapercibida, es decir, el paciente puede no saber que la padece.

Entre los síntomas de los hombres está el escozor o dolor durante la micción, orina turbia y malestar en los testículos. Las mujeres pueden tener síntomas similares, más dolor durante o después de mantener relaciones sexuales (a veces, con sangrado), y reglas irregulares. Pero insistimos, por lo general no tienen ningún síntoma.

Se deben pasar revisiones regulares, porque si la clamidia no se trata, puede provocar problemas serios a medio plazo, como infecciones pélvicas graves e infertilidad.

Un análisis de orina determinará la existencia de la infección. El tratamiento se lleva a cabo con una única dosis de antibióticos.

2. Herpes genital

El herpes genital es una infección vírica, causada por el virus Herpes simplex. Afecta a la piel y a las mucosas de las zonas genital y anal. Se transmite por vía sexual y a veces por simple contacto.

Habitualmente, el primer síntoma de esta ETS es sensación de pinchazos en las zonas afectadas. Pocos días más tarde del contagio, aparecen las lesiones características: vesículas que se pueden reventar y pueden provocar pequeñas heridas (úlceras) que se curan al cabo de dos o tres semanas. Este primer episodio es el que provoca síntomas más intensos, pero hay casos sin síntoma alguno, por lo que el contagio, al no detectarse la infección, es más probable.

La infección la produce un virus y, una vez contraída, el virus permanecerá en el cuerpo indefinidamente. Dicho de otro modo, no hay cura propiamente dicha, como ocurre con todos los virus, pero se puede mantener a raya con medicamentos anti-retrovirales, que deberá recetar un médico.

3. Verrugas genitales

Las causa el VPH, o virus papiloma humano. No son dolorosas, aunque pueden producir quemazón y picores. Son pequeños crecimientos anómalos, carnosos, en las zonas genital y anal.

Se tratan con cremas a base de podofilina o se pueden eliminar con frío (crioterapia), láser o incluso con cirugía tradicional.

4. Gonorrea

En este caso se trata de una bacteria, la Neisseria gonorrhoeae, también llamada gonococo. Es de muy fácil contagio a través de relaciones sexuales. Sus síntomas son parecidos a los de la clamidia, pero más notorios y molestos. Incluyen secreciones verdosas o amarillentas por el pene o la vagina, que pueden ser bastante aparatosos. Con todo, como sucede con aquéllas, pueden no aparecer. El análisis de estas secreciones es lo que confirmará la existencia de la infección.

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En teoría al menos, al ser causada por una bacteria se puede curar con tratamiento antibiótico. Y decimos que en teoría, porque el abuso de estos medicamentos (entre otros factores) ha propiciado que las bacterias se vuelvan más resistentes a estos fármacos, lo que complica el tratamiento. Hoy por hoy, a pesar de ello, se curan eficazmente con antibióticos inyectados.

5. Las ladillas

Las ladillas se consideran una infestación “menor”, que da lugar hasta a chistes y bromas. La realidad es que no tiene nada de divertido, como todas las ETS.
Se trata de pequeños piojos, que colonizan el pelo del cuerpo (pubis, axilas y zonas pilosas del cuerpo, incluidas la barba, las cejas y las pestañas). Los piojos viajan de persona a persona y pueden tardar semanas en hacerse visibles. Producen picores intensos.

Para eliminarlos se puede necesitar el afeitado de las zonas infestadas y se usan cremas o lociones y champús, de venta libre en farmacias.

6. El VIH

Probablemente la ETS más temida y también la más tristemente famosa. Produce el sida, o síndrome de inmunodeficiencia adquirida y, hasta finales de los ochenta, contraerlo llevaba prácticamente a una muerte segura. Los contagiados eran personas marcadas o estigmatizadas por la sociedad.

El virus ataca al sistema inmunológico, debilitándolo de modo que cualquier infección o enfermedad “menor” en circunstancias normales –como una gripe- podía desarrollarse a placer en el infectado provocando incluso la muerte. Se transmite con las relaciones sexuales y a través de los fluidos corporales. Muchos pacientes no desarrollan el sida, aun siendo portadores del virus.

Como sucede con todos los virus, no hay cura para el VIH pero afortunadamente se han desarrollado cócteles de fármacos capaces de mantener atenuado el virus, de modo que los pacientes pueden llevar una vida normal, siempre siendo conscientes de que tienen que tener cuidado para no trasmitir la infección.

7. La sífilis

De nuevo, como la gonorrea, se trata de una infección bacteriana, y por tanto tiene cura. Es la Treponema pallidum y se transmite vía relaciones sexuales o entre madre e hijo durante el embarazo. Actualmente no es tan frecuente como lo fue hace unas pocas décadas, aunque sigue presentando alta incidencia en regiones de Asia y África. El aumento de los viajes está propiciando un rebrote en los países más desarrollados, con viajeros “importando” la infección de allí.

Los síntomas iniciales son ulceraciones en la región que ha estado en contacto con la bacteria, de color rojizo e indoloras. Se conocen como “chancro” y suelen aparecer en el pene, la vulva o la vagina.

En las fases iniciales, la sífilis se trata sin problemas con antibióticos y no deja secuelas ni complicaciones. Si no se trata, puede provocar trastornos cardiovasculares muy graves, que pueden llevar incluso a la muerte.

Otras ETS

Las más frecuentes quedan dichas, pero hay más. Por ejemplo la Molluscum contagiosum; o la mononucleosis infecciosa (enfermedad del beso), que no se consideran estrictamente como ETS, pero se transmiten vía sexual. O las hepatitis, de muy fácil transmisión mediante relaciones sexuales con alguien infectado.

¿Las ETS se curan?

Tal y como hemos explicado, todo dependerá de la ETS que se haya contraído. Cuando se trata de bacterias o de parásitos, el tratamiento es a base de antibióticos. Este sería el caso de la clamidia, la sífilis y la gonorrea. No obstante, esta última puede presentar resistencia por el abuso de este tipo de medicamentos.

Cuando se trata de un virus, tal y como sucede con otras enfermedades víricas como la gripe, no hay tratamiento posible que vaya más allá del alivio de los síntomas. Aquí entran el herpes, las verrugas o virus del papiloma humano (VPH) o el propio VIH, también llamado virus de inmunodeficiencia humana. Este último es el más peligroso; en el caso de desarrollarse la enfermedad provoca la muerte del individuo.

Una vez que se ha producido el contagio con cualquiera de estos virus, permanecerán para siempre en el cuerpo. Esto significa que la persona será portadora y, por tanto, podrá contagiar a otras durante las relaciones sexuales sin protección.

Por último, en el caso de las ladillas, al tratarse de piojos, solo es necesario aplicar las cremas y lociones que están indicadas para su tratamiento.

¿Qué ETS no se curan?

Las ETS que son producidas por un virus, como son el herpes genital, el virus del papiloma humano (VPH) o el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) no tienen cura alguna, precisamente por tratarse de un virus.
En el caso de las verrugas que aparecen a consecuencia del VPH, estas pueden eliminarse con láser o con cirugía si resultan muy molestas.

¿Qué ETS producen picor? ¿Y picor por todo el cuerpo?

La mayor parte de las ETS no presentan síntomas de manera inmediata, de ahí que suelan pasar desapercibidas hasta que ha transcurrido un tiempo considerable. Sin embargo, una vez que finalmente se presentan, hay algunas ETS que incluyen picazón en algunas áreas del cuerpo, así como picor general.

La gonorrea puede verse acompañada de picor en la zona del ano. La tricomoniasis presenta picores e irritación tanto en el interior de la vagina como del pene. El herpes genital provoca la aparición de ampollas y llagas, que además de dolorosas, pueden producir picazón en el interior de los muslos, los glúteos y el área genital. Algo similar sucede con las verrugas del VPH.

Prevención de las ETS

La única manera de prevenirlas es el sexo seguro: usando preservativos o métodos de barrera en las relaciones sexuales. Aunque esto no garantiza que no vaya a haber infección, si hay un contacto físico con alguien infectado, la vía sexual supone prácticamente la totalidad de los contagios.

El preservativo, tanto el femenino como el masculino, es el único método de barrera que existe en la actualidad que es capaz de prevenir el contagio. Sin embargo, no es infalible, puesto que el sexo oral también es una vía de contagio. Para ello, habría que utilizar las barreras orales fabricadas para esta finalidad. Pero además, en el caso de las verrugas del VPH, el roce con estas también puede propiciar la infección, ya que pueden encontrarse en las proximidades de los genitales y no quedar cubiertos por el método de barrera.

La mejor forma de prevenir las ETS es no mantener relaciones sexuales salvo que tengamos un informe médico que nos garantice que la otra persona está completamente sana. Tener múltiples parejas sexuales, por tanto, aumenta el riesgo de una infección.

Aunque se trate de nuestra pareja y haya confianza, es necesario realizar un chequeo médico y, por si acaso, repetirlo cada cierto tiempo.

Recuerda: el sexo es sano, pero debe ser también seguro.